Cuando llegan las altas temperaturas, casi todos recurrimos a las mismas soluciones para combatir el calor: sistemas de climatización como el aire acondicionado, la aerotermia o los ventiladores. Sin embargo, en Atlanta han apostado por un enfoque distinto: la refrigeración pasiva.
En lugar de depender de tecnologías que requieren un alto consumo energético, desde el ayuntamiento de esta ciudad estadounidense ha optado por actuar directamente sobre el diseño de los edificios. La clave está en modificar uno de sus elementos más expuestos al sol: el tejado. Así nace su apuesta por los techos fríos, una solución innovadora que ya es obligatoria en todas las nuevas construcciones.
Hasta 3,5 grados menos
Este tipo de cubierta se basa en el uso de materiales altamente reflectantes, como pinturas blancas especiales o tejas que devuelven gran parte de la radiación solar.
Los techos fríos están diseñados para reflejar la radiación solar en lugar de absorberla, y para emitir el calor que sí reciben en forma de radiación infrarroja. Esto se logra mediante recubrimientos o materiales altamente reflectantes, generalmente de color blanco o claro.
Al reflejar el calor en lugar de reflejarlo, permiten reducir notablemente la temperatura tanto en el interior de las viviendas como en el entorno urbano. Según detallan en CleverGreen, mientras un tejado convencional puede absorber hasta el 90 % de la radiación solar, un techo frío refleja hasta el 80–90 %.
Los beneficios de esta estrategia son múltiples. Se ha comprobado que estos techos pueden reducir la temperatura ambiente hasta en 3,5 °C en algunas zonas, con un descenso medio de 1,3 °C en toda la ciudad. Esta bajada térmica implica una menor necesidad de recurrir al aire acondicionado, lo que se traduce en un consumo eléctrico más bajo, menor carga sobre la red energética y una disminución de las emisiones de CO₂.
Otro de los puntos fuertes de esta medida es la mayor durabilidad de los tejados reflectantes, ya que sufren menos los efectos del estrés térmico. Esto significa menos mantenimiento y menos sustituciones, lo que a largo plazo supone un ahorro económico adicional.
El impacto es aún más significativo en los barrios con menos recursos, donde el coste de la energía representa una parte considerable del presupuesto familiar. En estos entornos, reducir la temperatura de forma pasiva permite aliviar lo que se conoce como energy burden o carga energética. Según estimaciones, esta iniciativa podría suponer un ahorro total superior a los 310 millones de dólares en energía durante los próximos 35 años.
Pero la estrategia de Atlanta no se limita a los tejados. Como parte de un plan integral para hacer frente al calor urbano, también se está impulsando la creación de más zonas verdes. El aumento en la plantación de árboles contribuye a combatir el efecto isla de calor, mejora la calidad del aire y proporciona espacios más frescos y saludables para la ciudadanía.
Foto de portada | Building Enclosure
Vía | EcoInventos
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