Si vas a cambiar el suelo en casa y quieres elegir entre suelo SPC o laminado, ten todo esto en cuenta antes

La elección depende de la resistencia necesaria al agua, de la calidez que busquemos o incluso del ruido que queremos evitar

Floor
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
antonio-saban

Antonio Sabán

Director

Cuanto compramos la casa lo tuve claro:me gustaba casi todo, menos ese viejo terrazo (que acabamos dejando, y sin mucho arrependimiento, en la cocina). En aquel momento la decisión era sencilla: o poníamos madera natural (carísima y delicada) o ponías laminado sintético. Pero el mercado ha cambiado radicalmente con la irrupción de los suelos SPC (Stone Plastic Composite). A simple vista, en la tienda, ambos parecen idénticos: lamas que imitan madera con un sistema de clic. Sin embargo, elegir uno u otro puede ser la diferencia entre que tu suelo sobreviva a una fuga de agua o tengas que levantarlo entero.

No son lo mismo por dentro. La diferencia fundamental no está en el dibujo de la superficie, sino en el corazón de la tabla. El suelo laminado tradicional está compuesto por fibras de madera prensadas (HDF). Es, en esencia, madera procesada. En cambio, el suelo SPC es un compuesto híbrido de polvo de piedra caliza y polímeros plásticos. Mientras que el primero es un "primo" del parqué, el segundo es técnicamente una evolución más resistente del suelo vinílico, pero con un núcleo rígido mineral.

La prueba del cubo de agua. Aquí es donde el SPC gana la batalla por goleada. Al tener un núcleo mineral y plástico, el SPC es 100% hidrófugo. Puedes instalarlo en baños y cocinas sin miedo, e incluso si se rompe una tubería y se inunda la casa, el suelo no se deformará. El laminado, por muy "hidrófugo" que diga ser en la caja, sigue siendo madera. Si el agua se filtra por las juntas y llega al núcleo, la tabla se hinchará como una esponja y las juntas se levantarán irreversiblemente. Si tu objetivo es tener el mismo suelo continuo en toda la casa, incluidos los baños, el SPC es la única opción segura a largo plazo.

Tus pies van a notar la diferencia de temperatura. No todo son ventajas para el SPC. Al estar hecho de piedra y plástico, es un material térmicamente frío, muy parecido a pisar cerámica. El suelo laminado, al ser derivado de la madera, ofrece una calidez al tacto y a la pisada que el vinílico no puede igualar. Si eres de los que anda descalzo en invierno y no tienes calefacción por suelo radiante, el laminado es mucho más acogedor y confortable.

SPC, "chivato" de los desniveles. Este es el punto técnico que muchos instaladores olvidan mencionar y que causa problemas meses después. El laminado, al ser más grueso y flexible, perdona ciertas imperfecciones de la solera (el suelo base). El SPC, al ser una tabla rígida y generalmente más fina (entre 4 y 6 mm), es exigente2. Si no nivelas bien tu suelo, el SPC no se adaptará. Simplemente, al pisar sobre un hueco, el sistema de clic se partirá, porque la rigidez no perdon. Instalar SPC suele requerir un trabajo previo de nivelación con pasta mucho más exhaustivo.

El mito de la resistencia y el ruido. Solemos pensar que el SPC es indestructible, y aunque es durísimo frente a impactos, el laminado de alta gama (AC5 o AC6) suele comportarse mejor frente a los arañazos superficiales, como los de las uñas de un perro. Sin embargo, en el apartado acústico, el SPC vuelve a ganar. Al ser un material más denso y pesado, y llevar a menudo la manta aislante integrada en la propia lama, reduce significativamente el ruido de las pisadas.

La decisión final depende de tu estilo de vida. Si buscas un suelo de batalla para una casa con mascotas, niños, piscina o quieres continuidad total en cocina y baños sin juntas de dilatación en las puertas, el SPC es la inversión correcta pese a ser más frío y caro. Si tu prioridad es el confort, la calidez de hogar y tienes un presupuesto más ajustado para las zonas secas (salón y dormitorios), el laminado sigue siendo mejor opción en calidad precio.

Imagen | Thanos Pal y Neven Krcmarek

En Xataka Smart Home | Iba a gastar un dineral cambiando las puertas de casa. Por suerte, entendí que no todas tienen por qué ser iguales

Inicio