Desde este 20 de junio, cuando vayamos a comprar un smartphone en Europa, los consumidores tendremos a mano un indicador que llevamos viendo durante décadas en otros aparatos como lavadoras o frigoríficos. Y es que la Unión Europea ha extendido el sistema de etiquetado energético que conocemos de nuestros electrodomésticos a los teléfonos móviles y tablets, con diferencias y novedades adaptadas a estos dispositivos.
Si alguna vez has comparado neveras fijándote en su clasificación energética de la A a la G, ahora podrás hacer lo mismo con tu próximo móvil. La etiqueta que veremos en las cajas de smartphones es prácticamente idéntica a la de cualquier electrodoméstico: incluye la escala de eficiencia energética, la marca, el modelo específico y un código QR con información adicional. Aunque también llega con novedades adaptadas a estos dispositivos que merecen la pena tener en cuenta.
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Una etiqueta que va más allá de indicarnos la eficiencia energética
La normativa va más allá del simple consumo eléctrico. La etiqueta incorpora datos específicos y conocidos del sector móvil que los fabricantes deberán mostrar obligatoriamente: autonomía de la batería en horas y minutos, resistencia a caídas, facilidad de reparación, ciclos de carga soportados y certificación de resistencia al agua y polvo.

Lo que ves arriba es el diseño de la etiqueta que veremos en móviles y tablets. Bajo estas líneas te contamos qué significa cada elemento:
- Un código QR con un enlace proporcionado por el fabricante a información relacionada con el producto.
- La marca comercial del dispositivo. Si el móvil es Samsung, "Samsung".
- El identificador del modelo en concreto. Por ejemplo, el Samsung Galaxy S25 Ultra de 256 GB es el SM-S938BZBDEUB.
- La escala de eficiencia energética: "A" es la máxima puntuación posible y "G" es la peor.
- El nivel de eficiencia del dispositivo de acuerdo a la escala anterior.
- La autonomía de la batería por ciclo medida en horas y minutos por carga completa de la batería. Es decir, cuánto le dura la batería al móvil.
- La fiabilidad del dispositivo en caída libre: "A" es la máxima puntuación posible y "E" es la peor.
- La reparabilidad del dispositivo: "A" es la máxima puntuación posible y "E" es la peor.
- Ciclos de carga soportados por el teléfono hasta que la batería alcanza el 80% de su capacidad máxima. Dicho de otra forma, la tasa de degradación de la batería.
- Clasificación de resistencia a agua, polvo y sumergibilidad. Para este indicador se utiliza el certificado IP.
- El número del reglamento. En este caso, "2023/1669".
El nuevo Reglamento de diseño ecológico establece estándares obligatorios que todos los móviles y tablets deberán incluir en su caja a partir de hoy. Y es que por si no lo sabías, todo móvil vendido en territorio europeo deberá resistir como mínimo 45 caídas desde un metro de altura, mantener el 80% de su capacidad de batería tras 800 ciclos de carga y contar con protección básica contra agua y polvo.
Los fabricantes también tendrán que garantizar cinco años de actualizaciones de seguridad desde el lanzamiento y mantener disponibles piezas de recambio durante siete años después de que el modelo deje de comercializarse. Baterías, cámaras, botones o puertos de carga deberán poder sustituirse con herramientas convencionales, alejándose de los diseños que dificultan las reparaciones.
Las especificaciones son importantes, pero lo que dice la etiqueta, también
Además de las especificaciones técnicas de cada dispositivo, que seguirá siendo el factor determinante para que nos decidamos por un modelo de móvil u otro, los usuarios tendrán esta etiqueta donde encontrarán detalles desde el punto de vista energético y de reparabilidad y durabilidad, que antes quizás dejábamos en segundo plano. Igual que ahora nadie compra una lavadora sin echarle un ojo a la etiqueta, la intención es que los consumidores también tengan esta ayuda a la hora de elegir sus dispositivos móviles.
Hoy en día, los smartphones forman parte del ecosistema energético doméstico tanto como cualquier electrodoméstico, de ahí que esta etiqueta que nos resulta tan familiar, también nos brinde facilidades a la hora de escoger un móvil o una tablet para los próximos años. Eso sí, quizás hay detalles de esta nueva etiqueta que también estaría bien que se llevaran a televisores, como esa garantía de los cinco años de actualizaciones, algo que fabricantes como LG o Samsung ya han comenzado a hacer.
Son buenas noticias, pero quedan cabos por atar
La implementación desde luego no estará exenta de retos. Garantizar repuestos para todos los modelos lanzados durante años será complejo para fabricantes con un amplio catálogo. También queda por ver cómo se traducirán los cinco años de actualizaciones prometidas en dispositivos de entrada cuyo hardware puede no soportar bien el paso del tiempo.
Otro cabo suelto es si estas exigencias se reflejarán en los precios finales, especialmente en los móviles de gama de entrada que por normativa deberán de cumplir todos estos estándares.
Imagen de portada | Naomi Hébert, Samsung y UE
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