Ante las extremas temperaturas que nos está dejando el verano, es ideal que nuestros edificios cuenten con todo tipo de medidas de refrigeración pasiva. Aunque no siempre se consigue de manera efectiva, existen diversos proyectos científicos sumergidos en el desarrollo de nuevas tecnologías que puedan rebajar unos cuantos grados la temperatura de las infraestructuras urbanas sin necesidad de remedios activos.
En este sentido, un equipo de investigadores ha logrado un importante avance que podría transformar la manera en que refrigeramos nuestros edificios. Se trata de una película biodegradable capaz de enfriar superficies de forma pasiva, sin necesidad de electricidad, y que promete reducir significativamente el consumo energético en construcciones de todo el mundo.
Una solución innovadora contra el calor
La nueva película, desarrollada conjuntamente por científicos de la Universidad de Zhengzhou (China) y la Universidad de Australia del Sur, funciona como una alternativa ecológica al aire acondicionado tradicional. Este material, denominado "metapelícula bioplástica", puede aplicarse sobre edificios, equipos y otras superficies para lograr una refrigeración natural que promete un rendimiento extraordinariamente eficaz.

Durante las horas de mayor radiación solar, la película sería capaz de reflejar hasta el 98,7% de la luz del sol, consiguiendo reducciones de temperatura de hasta 9,2°C en condiciones de laboratorio. Pero su funcionamiento va más allá de la simple reflexión: el material también permite que el calor interno de los edificios se disipe directamente hacia el espacio exterior, manteniendo las estructuras más frescas que el aire circundante incluso bajo luz solar directa.
Las pruebas de campo realizadas tanto en China como en Australia han demostrado la viabilidad práctica de esta tecnología. En aplicaciones reales, la película logra descensos promedio de temperatura de 4,9°C durante el día y 5,1°C durante la noche, cifras que suponen un rendimiento notable para un sistema completamente pasivo.
La durabilidad del material ha sido otro punto clave en su desarrollo. Tras someterse a 120 horas de exposición a condiciones ácidas y radiación ultravioleta intensa (equivalente a ocho meses de uso exterior), la película mantuvo su capacidad de refrigeración con reducciones de hasta 6,5°C.
Las simulaciones realizadas por el equipo de investigación revelan el potencial beneficio de esta tecnología. En ciudades como Lhasa, capital de la región autónoma del Tíbet en China, la implementación de esta película podría reducir el consumo anual de energía hasta un 20,3% al disminuir la dependencia del aire acondicionado.
Sostenibilidad como pilar fundamental
La película está fabricada con ácido poliláctico (PLA), un bioplástico común derivado de plantas que es completamente biodegradable. Según el doctor Xianhu Liu, de la Universidad de Zhengzhou, esta elección de material contrasta con los sistemas de refrigeración radiativa pasiva existentes, que suelen basarse en polímeros petroquímicos o cerámicos con mayor impacto ambiental.
El proceso de fabricación emplea una técnica de separación a baja temperatura, lo que reduce aún más la huella energética de su producción y hace viable su escalado industrial. El estudio, que aborda el funcionamiento del sistema, ha sido publicado en la revista Cell Reports Physical Science.
Los investigadores están explorando actualmente oportunidades de fabricación a gran escala y evaluando aplicaciones potenciales más allá del sector de la construcción. Entre las posibilidades futuras se incluyen usos en transporte, agricultura, electrónica e incluso en el campo biomédico, como vendajes refrigerantes para heridas. Queda ver si se acaba materializando esta película para aplicarla en infraestructuras.
Imagen de portada | Joemi Brazier
Vía | El Confidencial
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