Aunque lo ideal para nuestro bolsillo y nuestra salud es que cuando caiga la noche refresque el ambiente y podamos conciliar el sueño sin problema simplemente abriendo la ventana para ventilar, a veces simplemente no es posible: unas veces porque la temperatura no baja. Otras, porque no podemos abrir las ventanas, quizás por el ruido exterior. En ese caso siempre queda dormir con el aire acondicionado puesto.
Si no queda más remedio que dormir con el aire acondicionado encendido, te proponemos algunos consejos para que lo hagas de la forma más saludable y sostenible.
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Con la temperatura, mejor pecar de friolero
Puede que el calor exterior y el hartazgo de sufrirlo durante el día nos empuje a bajar la temperatura del aire acondicionado más de lo necesario, algo que repercute tanto en el gasto del aparato como en la salud, ya que aumenta el riesgo de tener problemas respiratorios y de sequedad.
En este sentido y aunque los 20 - 22 grados puedan sonar seductores, nuestra recomendación pasa por hacer que el aire acondicionado trabaje lo justo y necesario, configurando una temperatura consigna que ronde los 25 grados. Esta temperatura resulta suficiente para lograr el confort, ayudándonos de otros añadidos como usar tejidos naturales transpirables en pijamas y sábanas.
Recuerda que por cada grado que bajamos la temperatura respecto al valor óptimo, el consumo energético aumenta un 5 - 10%.
Mejor el aire indirecto

Tras un día de exposición al calor lo de ponerse bajo el chorro de aire frío puede parecer tentador, pero no es una buena idea para tu salud: va a afectar directamente a tu garganta y a tu piel. Un aparato de aire acondicionado está diseñado para ser capaz de refrigerar la sala en la que está instalado, así que mejor dejar que lo haga de forma suave e indirecta.
En este sentido, mejor dejar que el aire recorra el espacio de la sala, dirigiendo la salida hacia otras direcciones. Al fin y al cabo lo importante es que baje la temperatura del ambiente.
El modo ventilación es tu mejor aliado
Merece la pena echar un vistazo a fondo a las opciones de nuestro aire acondicionado, porque cuenta con funciones de lo más interesantes para ese uso más o menos continuado con nosotros en la sala, como por ejemplo el modo ventilación.
Este modo emula la sensación del viento, lo que ayuda a que el aire se mueva más y cunda más que el aire acondicionado a la vieja usanza. Así, es mejor usar el aire acondicionado más bajito en modo ventilación que optar por ponerlo a tope.
Limpia los filtros
Realizar un mantenimiento periódico del aire acondicionado es esencial para verificar que todo funciona correctamente y no estamos malgastando electricidad, pero también para mantener la calidad del aire en casa. Así, es fundamental verificar el estado de los filtros el aire para su limpieza o sustitución, si así se estima pertinente.
Con unos filtros limpios reducirás la presencia de microorganismos alérgenos y partículas que pueden afectar negativamente a tu salud.
Mejor con hidratación
Si bien el calor húmedo es lo peor en tanto en cuanto nuestra capacidad para sudar se vea perjudicada, de modo que regulamos peor la temperatura corporal, el efecto de sequedad del aire acondicionado juega en nuestra contra.
En este sentido te proponemos dos vías: la primera pasa por hidratarse antes de dormir, ya sea con agua u otros líquidos y con lociones hidratantes en nuestra piel, lo que minimizará el efecto irritativo en la piel y las vías respiratorias. No obstante, también es una buena idea contar con un humidificador en casa que nos ayude a mantener la humedad en un porcentaje sano.
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Portada | Foto de Andrea Piacquadio en Pexels
Vía | 20 Minutos
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