El fallo al dormir con aire y puerta cerrada, según los arquitectos: “Puede provocar problemas de descanso y falta de sueño”

  • El aire de nuestras casas puede estar entre dos y cinco veces más contaminado que el del exterior

  • Destacan la necesidad de incorporar sistemas de ventilación adecuados cuando se trata de mejorar energéticamente la vivienda

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Jose Antonio Carmona

Editor Senior

Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, el uso de sistemas de climatización como ventiladores y aires acondicionados se convierte en algo habitual. Sin embargo, especialmente en el caso de los aires acondicionados, existe un hábito muy extendido que puede tener consecuencias negativas para nuestra salud, sobre todo durante las horas de sueño: dormir con la puerta del dormitorio cerrada.

Pasar tantas horas en un mismo espacio con la puerta cerrada afecta directamente a la calidad del aire. Así lo advierten los expertos, que han puesto el foco en esta práctica tras analizar sus efectos. Dormir con la puerta cerrada incrementa notablemente la concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la habitación, lo que repercute en el bienestar y la calidad del descanso.

Aire peor que en el exterior

Cgate Imagen | CGATE

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), en colaboración con la empresa tecnológica UnaBiz. Y es que, aunque muchas veces pase desapercibido, respirar es un acto vital que realizamos más de 20.000 veces al día, y rara vez nos detenemos a pensar en la calidad del aire que inhalamos dentro de nuestras propias casas.

Han realizado un estudio (puedes consultarlo en este enlace) en una vivienda de Madrid que ha puesto de manifiesto cómo la ventilación nocturna influye directamente en la concentración de dióxido de carbono (CO₂) y termina afectando a nuestra salud.

“Un aire viciado con elevadas concentraciones de contaminantes, como puede ser el CO2, no solo afecta a nuestro sistema respiratorio, aumentando los episodios de enfermedades como el asma o la proliferación de alergias, sino que también nos impacta directamente a nivel cognitivo (incrementa el riesgo de padecer demencias), circulatorio (relacionado con embolias) e, incluso, puede provocar problemas de descanso y falta de sueño”.

Durante una semana de seguimiento y realizando mediciones, se comprobó que cuando la persona dormía con la puerta cerrada, la acumulación de CO₂ era hasta cuatro veces más rápida que en las noches en las que dejaba la puerta abierta. Este patrón se repitió a lo largo de los siete días, confirmando la relación entre ventilación y calidad del aire durante el descanso.

“La concentración máxima de CO2 durante el periodo de pernocta, con la puerta cerrada, llegó a ser tres veces superior en comparación con la noche en que la puerta permaneció abierta. Durante los periodos de ocupación (con un promedio de estancia de 8 horas y 50 minutos), todos los promedios de concentración superaron las 1000 ppm, alcanzando incluso 2500 ppm durante 9 horas continuadas”

Poca ventilación, problema grave

Corrobora otra investigación anterior. Este análisis detallado viene a confirmar otro estudio anterior del propio Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

En dicho experimento se cuenta como el aire que respiramos en el interior de nuestras viviendas puede estar entre dos y cinco veces más contaminado que el del exterior, lo que representa una amenaza directa para nuestra salud. Este dato es aún más preocupante si consideramos que pasamos entre el 80 % y el 90 % de nuestro tiempo en espacios cerrados. Así lo recogen el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en un informe que se puede consultar en el este enlace.

Para el estudio se agruparon las viviendas en 3 zonas geográficas y se examinaron los niveles de dióxido de carbono (CO₂) en viviendas repartidas por todo el país, ofrece conclusiones reveladoras:

  • Zona norte: Cantabria, Galicia, País Vasco y Huesca (Aragón)
  • Zona centro: Castilla y León, Madrid y Zaragoza (Aragón)
  • Zona sur: Andalucía

Para ello, se realizaron mediciones en un total de 31 hogares, seleccionando preferentemente aquellos donde residen personas jubiladas, por tratarse de un colectivo más expuesto al pasar mayor tiempo en casa y por su especial sensibilidad ante una mala calidad del aire.

Alex Tyson Dx7nl2oepko Unsplash Imagen | Alex Tyson en Unsplash

Durante nueve días seguidos, se controlaron los niveles de CO₂ en las estancias más utilizadas de las viviendas: el salón y el dormitorio principal, tanto de día como de noche. El CO₂ se utiliza como referencia para evaluar la calidad del aire, ya que permite conocer de forma sencilla el nivel de ventilación de los espacios.

Los resultados son preocupantes: En la mayoría de los hogares analizados, los niveles de dióxido de carbono (CO₂) superaron las 900 partes por millón (ppm), valor que marca el límite recomendado por la normativa española para un aire interior saludable. Las cifras resultaron especialmente preocupantes durante las horas nocturnas en los dormitorios, donde en algunos casos se llegaron a registrar concentraciones superiores a 2.500 ppm, un umbral que representa un riesgo considerable para la salud. Esto se explica porque por la noche es habitual mantener las estancias cerradas, lo que reduce al mínimo la renovación del aire.

El estudio también pone de relieve ciertos factores que agravan este problema. Es lo que ocurre en viviendas con escasa superficie por persona, en aquellas con ventanas de alta estanqueidad —sin sistemas de ventilación forzada— y, especialmente, en los casos en que se duerme con la puerta del dormitorio cerrada. Además, las viviendas localizadas en el sur del país registraron las concentraciones más altas de contaminantes en el interior.

El informe subraya cómo la búsqueda de un mayor aislamiento en los edificios, pensada para reducir las pérdidas de calor o frío, puede tener un efecto indeseado: al conseguir viviendas más herméticas, se limita la renovación natural del aire y, como consecuencia, aumentan los niveles de contaminantes en el interior.

Por este motivo, los expertos destacan la necesidad de incorporar sistemas de ventilación adecuados, especialmente en el contexto de las reformas energéticas. Una vivienda eficiente desde el punto de vista energético, pero sin una ventilación correcta, puede terminar generando un entorno perjudicial para la salud de sus habitantes.

El estudio insiste en la urgencia de que la calidad del aire interior se contemple en los planes de rehabilitación energética y en los programas de ayudas destinados a la mejora de edificios. De este modo se garantizará que las viviendas sean no solo más eficientes, sino también espacios seguros y saludables para quienes las ocupan.

Foto de portada | Mohamed Jamil Latrach en Unsplash

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