Con la llegada del verano, también hacen acto de presencia las temidas noches tropicales. Cuando el termómetro no baja de los 20 °C durante la madrugada, conciliar el sueño se convierte en todo un reto. En busca de alivio frente al calor a la hora descansar, muchas personas optan por dormir en el suelo. Sin embargo, los expertos coinciden: no es una práctica recomendable para la salud.
Aunque es cierto que en ocasiones se han destacado los posibles beneficios de dormir sobre superficies firmes, hacerlo directamente sobre el suelo, aunque pueda aportar una sensación de frescor, puede derivar en problemas físicos a medio y largo plazo.
Para profundizar en este tema, hemos consultado a un médico y a una fisioterapeuta especializada en salud postural, con el objetivo de conocer cómo afecta realmente esta costumbre a nuestro organismo.
La primera cuestión que abordamos es clara: ¿dormir en el suelo ayuda a combatir el calor durante las noches de verano? ¿Qué factores influyen realmente en esa sensación térmica?
Al respecto, el Dr. Alberto Moral Caballero nos aclara que con esta práctica “la transpiración no se realiza correctamente, con lo que puede producir alteraciones vasculares y medulares”. Eso por no hablar de como esta práctica “no es aconsejable dado que las estructuras rígidas no favorecen las alteraciones a nivel columna y articulaciones”.
Quizás por una noche no pasa nada es lo que podemos pensar y en parte es verdad pero ¿y a medio y largo plazo?. Dormir sobre el suelo tiene una incidencia directa sobre la columna vertebral, las articulaciones y la salud ósea, especialmente en personas con problemas musculoesqueléticos previos.
Dormir en superficies demasiado duras puede ser perjudicial a medio y largo plazo, ya que no ofrecen el soporte adecuado para la columna y las articulaciones, ni favorecen una buena circulación sanguínea. Según el Dr. Moral “a medio-largo plazo, es contraproducente dado que las articulaciones y columna requieren superficies semirrígidas que adapten correctamente la espalda y resto de articulaciones. No favorece el correcto riego sanguíneo, por lo que se desaconseja utilizar dicha superficie mucho tiempo”.
Además, la edad también juega un papel importante, ya que existen determinadas condiciones —como la edad avanzada, el peso corporal o la presencia de patologías previas— en las que dormir en el suelo está claramente desaconsejado. Según este médico, “con los años las articulaciones se deterioran y un incorrecto flujo térmico y bascular podrían agravar patologías previas. Pero incluso si no se tiene ninguna, el factor de riesgo a la hora de dormir en el suelo esta presente”.
La opinión de los fisios

Este doctor ha dejado las cosas muy claras: bueno para nuestra salud a medio y largo plazo no es. Pero también he realizado la misma pregunta a distintos fisioterapeutas y todos coinciden. ¿Es recomendable dormir en el suelo? La respuesta es no.
Desde el punto de vista de la fisioterapia, no hay una única respuesta válida para todo el mundo. Dormir en el suelo no es algo aconsejable en general pero menos aún para personas de más edad o con ciertas patologías.
La edad pasa factura. Cuando somos jóvenes, nuestras articulaciones tienen una buena congruencia y la musculatura y el tejido conectivo ofrecen mayor capacidad de adaptación. En esas condiciones, el cuerpo puede tolerar mejor superficies más duras. Sin embargo, con el paso de los años, perdemos parte de esa adaptabilidad. Disminuye la lubricación articular, aumenta la rigidez muscular y aparecen molestias asociadas a puntos de presión que antes pasaban desapercibidos.
Una superficie como el suelo no se adapta al cuerpo. Por eso, los colchones actuales están diseñados para distribuir el peso de forma uniforme, respetar las curvaturas naturales de la columna y reducir los puntos de presión, algo que el suelo no proporciona.
Además, factores como el índice de masa corporal también influyen. En personas muy delgadas, los huesos se clavan más fácilmente en superficies duras, generando incomodidad o incluso dolor. En personas con obesidad o abdomen prominente, dormir boca arriba en el suelo puede dificultar la respiración e incluso agravar problemas como la apnea del sueño o los ronquidos.
También hay que considerar la postura habitual al dormir. Por ejemplo, quienes duermen de lado, pueden notar molestias en caderas u hombros por la presión directa sobre las articulaciones. Y si la cabeza queda demasiado baja, la alineación cervical se ve comprometida, lo que puede generar tensiones o dolor de cuello.
Otro aspecto relevante es la superficie en sí. Dormir directamente sobre tarimas de plástico o suelos sintéticos puede generar una sensación de frío, incomodidad e incluso afectar la transpiración. Aunque se use una sábana, el contacto con materiales poco transpirables no es recomendable para largos periodos de descanso.
En definitiva, dormir en el suelo puede ser tolerable en determinadas condiciones, pero no es lo más adecuado para la mayoría de las personas, especialmente con la edad o si existen factores como dolores articulares, problemas respiratorios o alteraciones posturales.
Foto de portada | Alina Matveycheva
En Xataka SmartHome |
Ver 0 comentarios