El calor veraniego condiciona casi todas nuestras actividades cotidianas, incluidas algunas tareas domésticas aparentemente sencillas como hacer la compra y guardar posteriormente los alimentos en casa para mejorar su conservación.
Sin embargo, las altas temperaturas no se llevan bien con la comida, por lo que conviene prestar un cuidado especial en verano, no solo cuando ya tenemos la materia prima en casa, sino también antes y durante el proceso de hacer la compra. ¿Qué conviene tener en cuenta para que no se estropeen los alimentos?
Ser previsores en casa el día anterior
El proceso de hacer la compra conviene que comience uno o dos días antes de ir al supermercado, sobre todo en el caso de que seamos de esas familias que hacen una gran compra semanal que queremos que nos aguante siete o más dias.
En todos los casos conviene que antes de ir a comprar hagamos un pequeño repaso por los alimentos que ya tenemos en el frigorífico y congelador, tanto para saber qué existencias hay como para eliminar aquellas que estén caducadas, pero también para hacernos hueco y dejarlo todo listo para los nuevos recipientes.
En este sentido, no está de más que limpiemos bien con un paño húmedo y jabón o detergente los estantes donde posteriormente vamos a colocar los nuevos alimentos, ya que así evitaremos que se contaminen nada más colocarlos después de hacer la compra.
Otro punto importante que conviene hacer el día previo o con dos días de antelación es poner a congelar los acumuladores de frío que tienen muchos frigoríficos, o si no los tenemos podemos comprarlos en cualquier tienda por menos de 4 o 5 euros la unidad.
Son esos clásicos recipientes de color típicamente azul usados en las neveras de camping que tienen un líquido en su interior que se congela para proporcionar una temperatura más baja al colocarlos en nuestros alimentos o comida preparada.
La clave aquí es que, en verano, tengamos preparados un par de estos elementos congelados que llevaremos con nosotros al ir a hacer la compra y que dejaremos en el coche o el carrito mientras estamos comprando.
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Las bolsas isotérmicas son tus mejores aliadas
Relacionado directamente con el punto anterior tenemos a nuestras mejores aliadas al ir a hacer la compra en verano: las bolsas isotérmicas. Son unos complementos ideales puesto que permiten aislar del calor externo los paquetes que en ellas introduzcamos, mejorando la cadena de frío.
Aquí podemos distinguir básicamente dos modalidades. En primer lugar las más sencillas que se venden en los propios supermercados y que suelen tener el logotipo de la tienda. Podemos comprarlas en el propio súper y no suelen costar más de 2 o 3 euros, sirviendo para muchos usos posteriores.
Estas son muy útiles para llevarlas con nosotros mientras estamos comprando, metiendo en ellas todo aquellos que requiera conservarse en frío: carnes, pescados, congelados, helados, platos precocinados, incluso algunas frutas y verduras.
Luego tenemos las bolsas isotérmicas de tela, en general más grandes y con mejor capacidad de aislamiento del calor. Estas podemos tenerlas listas en el maletero del coche, como si nos fuésemos de excursión, o en el carrito de la compra, con los acumuladores de frío que comentábamos en el apartado anterior, para introducir en ellas la comida en cuanto salgamos de la tienda.
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Si tenemos un maletero grande también podemos recurrir a las clásicas neveras portátiles de playa, con mayor capacidad de aislamiento que las bolsas isotérmicas de tela y que combinadas con los acumuladores de frío antes comentados pueden ser una buena opción si el trayecto a casa se va a alargar.
Así nos aseguramos de que durante la vuelta a casa, que puede durar según el caso un tiempo importante (y más si vamos a ir a varias tiendas en busca de las mejores ofertas), los alimentos van a mantener un mejor nivel de frío, sobre todo en los días más calurosos del verano.
Quiero ser un profesional de la conservación de alimentos
Si ya queremos rizar el rizo y ser unos auténticos maestros a la hora de conservar la cadena del frío en nuestras comparas cotidianas, podemos recurrir a dos tipos de equipos que nos permitirán lograrlo sin mucho esfuerzo.
En primer lugar, si somos de ir a la tienda con el carrito de la compra, venden algunos modelos con capacidad de aislamiento térmico como si de una bolsa se tratase, pero en general mucho mejores.
Son carritos de la compra más caros, pero más robustos y mucho mejor aislados que los convencionales, permitiendo que los alimentos que en ellos introducimos se conserven mucho mejor y más tiempo aunque haga calor fuera.
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Y si lo nuestro es hacer la compra con coche, podemos recurrir a las neveras portátiles eléctricas. Son equipos que pueden tener un tamaño considerable, dependiendo del modelo, pero que podemos guardar en el maletero o en los asientos traseros.
Tienen su propio sistema de compresor, alimentado por la batería del vehículo, y son capaces de mantener refrigerados los alimentos casi tan bien como el frigorífico que tengamos en la cocina.
Al llegar a casa
Finalmente, una vez hemos llegado a casa con la compra, conviene no perder ni un minuto y guardar lo más rápido que podamos todos los alimentos que requieran conservación en frío.
Además, sin nuestro frigorífico o congelador cuenta con ella, también es conveniente activar la función de enfriamiento rápido, 'super cool', 'extra cool' o similar.
Se trata de una función que al activarla pone a trabajar al máximo de sus posibilidades al compresor del frigo, de forma que rápidamente se alcanza la temperatura objetivo que habrá subido por introducir los paquetes más calientes que hemos traído de la compra.
Imagen portada | Hobi industri
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