Quiero una nueva tele: ¿Merecerá la pena comprarla este 2019 o se quedará anticuada en poco tiempo?

Quiero una nueva tele: ¿Merecerá la pena comprarla este 2019 o se quedará anticuada en poco tiempo?

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Quiero una nueva tele: ¿Merecerá la pena comprarla este 2019 o se quedará anticuada en poco tiempo?

Comprar un televisor es un gasto importante para la mayoría de economías domésticas, sobre todo si optamos por un modelo de gama alta y generosas diagonales. Es un desembolso que en la mayoría de los casos amortizaremos durante unos cuantos años, representando una de las principales fuentes de ocio del hogar.

El sector de los televisores es uno de los más cambiantes de la industria, con modelos nuevos que salen al mercado año tras año prometiendo mejoras importantes en calidad de imagen, aunque éstas no siempre surgen al ritmo que nos gustaría e incluso hay temporadas que parecen llegar con cuentagotas y no aportan nada que realmente merezca la pena.

Esto puede dar lugar a que nos planteemos comprar un nuevo televisor pero dudemos de si merecerá la pena el gasto o si a los pocos meses saldrá a la venta un nuevo modelo que lo deje completamente obsoleto. ¿Será este 2019 uno de esos años de transición tecnológica?, ¿merecerá la pena comprarse una tele este año?, ¿se quedará anticuada en poco tiempo? Trataremos de dar respuesta a estas preguntas revisando qué tecnologías están por venir a partir de los próximos meses.

MicroLEDs, MiniLEDs y nuevas ideas

El CES 2019 que acaba de celebrarse hace pocas semanas es una de las ferias tecnológicas del año en donde se presentan las novedades para la temporada, que en esta ocasión ha estado marcada por varias nuevas tecnologías muy, muy prometedoras: los MicroLEDs, MiniLEDs y los sistemas de doble panel.

Comenzando por los MicroLED, es la tecnología mostrada por Samsung con la que prometen tamaños de pantalla gigantescos (han mostrado un televisor de 219 pulgadas) pero que también podría ser útil para el hogar con dimensiones por encima de las 70 pulgadas (enseñaron un modelo de 75 pulgadas).

Se trata de un sistema modular, lo que permite ir creciendo en tamaño según las necesidades, pero éste es, en mi opinión, uno de sus puntos débiles, ya que las uniones entre módulos se notan a distancias medias de visualización, por lo que no es una alternativa válida para el hogar tal y como lo han planteado por el momento. De ahí que no sea una opción que llegue a los consumidores domésticos en los próximos dos o tres años como mínimo.

La siguiente tecnología son los MiniLED, con menor capacidad de integración que los MicroLED y que no son capaces de generar una imagen por sí mismos. Sin embargo, no es su objetivo, ya que su razón de ser es servir como sistema de iluminación para paneles LCD que puedan contar con más zonas de control independientes en configuraciones FALD.

Marcas como TCL ya han presentado los primeros prototipos compatibles este año e incluso Asus se ha interesado por MiniLED para monitores de ordenador con un primer modelo muy interesante. Los precios son todavía elevados, pero es de esperar que en dos o tres años lleguen a las gamas medias.

Por último, tenemos una idea interesante que llega de la mano de Hisense y que consiste básicamente en superponer varios paneles LCD, uno de ellos en blanco y negro con menor resolución y otro 4K de color completo, para generar imágenes con mayor contraste.

Hisense 1366

El panel en blanco y negro se encarga de generar una especie de plantilla para el sistema FALD logrando una espectacular respuesta conjunta con un contraste similar al de las pantallas OLED. Es una tecnología que está empezando por lo que no sería extraño ver modelos comerciales en uno o dos años.

Puntos cuánticos por doquier

Los puntos cuánticos llevan ya varios años entre nosotros con la promesa de mejorar la calidad de imagen, el volumen de color y los ángulos de visualización. Es algo que han logrado con moderación hasta ahora, pero los nuevos desarrollos en materiales permitirán lograr mejoras realmente sustanciales en los próximos años.

Durante el CES 2019 hemos visto parte de la nueva gama de Samsung QLED para la próxima temporada formada por su generación de paneles con resolución 8K con puntos cuánticos de tercera generación que logran unos ángulos de visualización mejorados. Aunque no se anunció oficialmente, sí comentaron en las presentaciones que esta tecnología llegaría también a los modelos 4K de 2019, característica que marcará la diferencia con respecto a los clásicos paneles VA sin puntos cuánticos.

Pero no solo Samsung está apostando por los quantum dots, LG también está centrada en ellos y una clara muestra son sus televisores nanocell con paneles IPS que prometen más volumen de color y ángulos de visualización casi perfectos aunque a costa de un menor contraste con respecto a los modelos QLED.

Sin embargo, todavía queda mucho margen para mejorar y la siguiente iteración llegará de la mano de los puntos cuánticos auto-emisivos capaces de generar luz por sí mismos, lo que permitirá contrastes similares a OLED pero con las ventajas de LCD y sin los problemas de degradación de los materiales orgánicos.

En una entrevista a Jason Hartlove, Presidente y CEO de Nanosys, una de las empresas responsable del desarrollo de la tecnología de puntos cuánticos, se comentó la importancia de esta tecnología y como supondrá una pequeña revolución en cuanto a calidad de imagen y durabilidad se refiere.

Los primeros prototipos de televisores con puntos cuánticos auto-emisivos llegarán a finales de 2019, pero no será hasta 2020 y 2021 cuando tendremos en las tiendas los primeros televisores con dicha innovación, tanto en modelos LCD como OLED, aunque no sabemos a qué precio. ¿Merece la pena esperar dos o tres años? Eso ya depende del presupuesto y necesidades de cada uno.

8K y HDMI 2.1

Otras de las funcionalidades que ha dominado el CES 2019 han sido las resoluciones 8K y el ya famoso conector HDMI 2.1, que prometen suponer un salto evolutivo considerable con respecto a los actuales 4K y HDMI 2.0. Sin embargo, ¿supondrán realmente una gran diferencia a corto plazo?

Probablemente la respuesta sea no. Comenzando por la resolución 8K, los fabricantes tratan de justificar dicha evolución aunque no haya todavía, ni se los espere en los próximos años, contenidos que puedan extraer todo el potencial de los píxeles extra.

En teoría, con 8K es posible mejorar el escalado de fuentes 4K sobre todo con contenidos HDR en los que es necesario una gran gama de degradados de luz. Sin embargo, es poco probable que estas diferencias no sean apreciables en entornos de visualización convencionales y con diagonales de pantalla por debajo de las 75-80 pulgadas.

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De hecho, los modelos presentados en el CES por marcas como LG, Sony o Samsung han apostado directamente por generosos tamaños que dejan atrás las ya grandes 65 pulgadas y alcanzan incluso las tremendas 98 pulgadas que muy pocos podrán instalar en el salón.

En cuanto a HDMI 2.1, ha sido una de las sorpresas de la feria el que marcas como LG hayan apostado por incluirlo directamente en su actual gama de televisores 4K. Sin embargo, poco sentido tiene si no vamos a usar resoluciones 8K, ya que las mejoras adicionales que incorpora pueden implementarse parcialmente sobre el actual HDMI 2.0.

¿Merece la pena entonces esperase a tener un televisor con 8K y HDMI 2.1? Creo que no. Por lo menos en el corto plazo (unos 3-5 años) no podremos sacarle todo el partido que nos gustaría, ni aunque seamos entusiastas de estas tecnologías, por lo que puede ser buen momento para hacernos con un modelo 4K con HDMI 2.0 mucho más económico.

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