Junto con las moscas y los mosquitos, las hormigas se convierten en uno de los visitantes más frecuentes —y molestos— durante el verano. En casa de mis padres solían aparecer cada año, especialmente en la terraza, hasta que encontramos una solución sencilla pero eficaz.
Durante esta época, en la que las comidas al aire libre y las ventanas abiertas se vuelven parte de la rutina, la presencia de insectos aumenta considerablemente. En nuestro caso, no era raro ver una fila de hormigas recorriendo la barandilla del balcón. Probamos varios remedios tradicionales, como bolsitas de laurel o ramitas de canela, pero ninguno logró frenar la invasión.
Limpieza y olores fuertes
Finalmente, dimos con una solución que sí ha funcionado: recurrir a olores intensos como método disuasorio. Preparamos una mezcla casera a base de vinagre blanco y agua (también utilizamos un poco de zumo de limón que estaba a punto de caducar) y la aplicamos con un pulverizador en las zonas por las que solían aparecer. Localizamos el punto de entrada en la terraza y lo rociamos generosamente.
Las hormigas no soportan los aromas fuertes e intensos, como el olor del vinagre ni del limón, así que también aplicamos la mezcla a lo largo de su ruta habitual. Desde entonces, han dejado de aparecer.
Además, hemos reforzado la limpieza de la zona. Cuando se come en la terraza, es fácil que caigan al suelo migas o restos diminutos que pasan desapercibidos, pero que para las hormigas son un auténtico festín. Por eso, después de cada comida, barrimos cuidadosamente el terrazo con un cepillo tradicional y fregamos con agua a la que añadimos un poco de amoniaco, para eliminar cualquier rastro de olor que pudiera atraerlas.
Mantener las superficies libres de restos de comida y aplicar esta mezcla natural ha sido clave para mantener a las hormigas a raya.
Otras alternativas

Este es el método que mejor ha funcionado en casa, pero no es el único. Siempre que no estemos ante una plaga de gran magnitud —en cuyo caso lo recomendable es contactar con un profesional— existen varios trucos caseros que se pueden poner en práctica con buenos resultados.
Entre los repelentes naturales más eficaces se encuentran especias como la pimienta, la canela o el ajo en polvo, además del talco, que actúa como una barrera física que las hormigas evitan cruzar. Para eliminarlas directamente, algunos usuarios recurren a mezclas de bórax con azúcar o bicarbonato con azúcar: el azúcar las atrae, mientras que el otro componente actúa como veneno.
La harina de maíz también puede resultar útil, ya que interfiere en su digestión. Además, ciertos elementos como las cáscaras de cítricos o de pepino, la menta (ya sea en hojas frescas o en bolsitas de té) y los granos de café funcionan como repelentes gracias a sus olores intensos.
Eso sí, es importante tener en cuenta que estos remedios caseros requieren constancia y varios días de aplicación para que sean verdaderamente efectivos.
Foto de Bermix Studio en Unsplash
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