En un equipo de música o cine en casa todos los componentes son importantes, y, por tanto, dejan su impronta en el sonido que nos ofrece. Sin embargo, no todos están sometidos al mismo «estrés». Probablemente el elemento que realiza el trabajo más duro es el amplificador debido a que se ve obligado a lidiar con la carga impuesta por las cajas acústicas. Aunque, obviamente, no son todas igual de difíciles de «atacar».
Por esta razón, lo primero que os aconsejo mirar antes de elegir el amplificador con el que vais a excitar los altavoces de vuestras cajas acústicas es su impedancia nominal. La encontraréis en la parte trasera de cada caja, junto a los bornes de conexión a la amplificación, y habitualmente suele ser de 4, 6 u 8 ohmios. Mirad qué potencia entrega el amplificador que os gusta a esa impedancia. Es preferible, aunque no imprescindible, que al menos entregue la potencia máxima admitida por los altavoces porque, de esta forma, trabajará con más comodidad cuando incrementéis el nivel de presión sonora y mantendrá bajo control la distorsión.
Impedancia y sensibilidad, siempre vitales
El segundo parámetro que nos interesa conocer antes de optar por un amplificador u otro es el comportamiento de la impedancia de nuestras cajas acústicas. La impedancia varía con la frecuencia, lo que provoca que algunos altavoces, los más difíciles de amplificar, experimenten caídas abruptas capaces de poner en apuros al amplificador. Algunas cajas acústicas con una impedancia nominal de 8 ohmios pueden caer en algunos momentos por debajo de los 2 ohmios, por lo que es necesario «atacarlas» con un amplificador equipado con una buena fuente de alimentación, y que, por tanto, sea capaz de entregar mucha corriente.
Otro factor determinante en la relación que se va a establecer entre las cajas acústicas y el amplificador es la sensibilidad de las primeras. Este parámetro relaciona el nivel de presión sonora que vamos a obtener con la potencia entregada a las cajas acústicas. En cualquier caso, lo que debemos tener en cuenta es que unas cajas con una sensibilidad de, por ejemplo, 90 dB, suelen ser más fáciles de «atacar» que otras de 85 dB (al menos siempre y cuando las variaciones de impedancia de ambas cajas sean similares).

Ilustremos estas ideas con un par de ejemplos. Si nos hemos hecho con unas cajas acústicas que tienen una impedancia nominal de 4 ohmios que apenas fluctúa por debajo de este valor (el diseño del filtro divisor de frecuencias influye mucho en este parámetro), y con una sensibilidad de 90 dB, podremos «atacarlas» perfectamente con un amplificador que tenga relativamente poca potencia, y que no deberá contar necesariamente con una fuente de alimentación «monstruosa».
Sin embargo, si las cajas tienen una sensibilidad de 84 dB y caídas de la impedancia bruscas por debajo de los 2 ohmios, la mejor opción será un amplificador con una capacidad de entrega de corriente muy generosa. No es imprescindible que entregue muchos vatios, pero sí que, al menos, sean de calidad. Espero que estos consejos os resulten útiles cuando tengáis que renovar vuestro amplificador o etapa de potencia.
En Xataka Smart Home | Descubre qué es la impedancia y por qué debes tenerla en cuenta para sacar todo el partido a tus altavoces
Ver 8 comentarios
8 comentarios
twinsen
"Es preferible, aunque no imprescindible, que al menos entregue la potencia máxima admitida por los altavoces porque, de esta forma, trabajará con más comodidad cuando incrementéis el nivel de presión sonora y mantendrá bajo control la distorsión."
No estoy de acuerdo con esta afirmación.
Prefiero que el amplificador sea un poco menos potente que las cajas que tenga que atacar, ya que así, si "se te va la mano" con el potenciómetro no revientas los altavoces (en este caso los tweeters).
Estoy de acuerdo en que tenga un transformador sobredimensionado para asegurar una generosa entrega de potencia bajo cualquier circunstancia.
Saludos
soyzarko
Hola Juan Carlos. Quería pedirte consejo. Estoy modificando mi equipo y quería ganar en calidad para reproducir a un mejor nivel la música, bien sea CDs, SACDs, música de Internet, conciertos en DVD o Blue Ray. Tengo gustos heterogéneos que van desde la música medieval hasta cosas como Revolver ó Joan Manuel Serrat. Para la reproducción de Home Cinema no tengo grandes necesidades e invierto mucho menos tiempo en ver películas en Home Cinema que en dedicar montones de horas, sobre todo a ver y escuchar música grabada de conciertos, con preferencia de conciertos en teatros y espacios más pequeños que los grandes Estadios de Fútbol.
Mi equipo actual es este:
Televisor: Panasonic TX55AS740E de 55 Pulgadas.
Lector: Cambridge Audio Azur 752DB
Sistema AV: Onkyo TX-DS787 (Está ya viejo y no me responde bien y lo quiero cambiar)
Cajas Frontales: JBL XTi 60 (Estoy pensando en invertir aquí también y comprar unas cajas de un coste máximo de unos 2.000€ la pareja).
Caja Central: JBL SCS-178 Center
Subwofer: JBL SUB178
El resto de cajas son JBL baratitas.
Estoy pensando si cambio el Sistema AV por otro razonable o si debo montar dos amplis: Uno para trabajar la música y otro para el cine.
Qué opinión le merece esta idea de dos amplis y quería saber si tiene buena opinión sobre las cajas Pulsar Audio fabricadas en España.
Muchas gracias de antemano por su respuesta.
nebulus
Es preferible no forzar amplificador ni cajas acústicas. ¿Qué es el headroom de un amplificador? Yo creo que es ese extra de potencia que se guarda para ir sobrado en rendimiento y que no aparezca distorsión alguna. Pero que me corrijan si me equivoco. Saludos.