Aprovechando un fin de semana en el que el calor apenas dejaba hacer otra cosa que estar en casa, me puse a hacer una limpieza a fondo y a ordenar cajones. Y en medio de esa sesión de organización, apareció un aparato que tenía completamente olvidado. Resulta que es un dispositivo para eliminar manchas y, aunque lleva años conmigo, hoy se ha convertido en un imprescindible.
Revisando el contenido de uno de los cajones, me encontré con este aparato que me regalaron hace tiempo. Sinceramente, no recuerdo por qué acabó tan escondido, sobre todo ahora que he comprobado lo bien que funciona con manchas que ya daba por imposibles.
Para las manchas rebeldes

Se trata de un lápiz quitamanchas ultrasónico de la marca Electrolux (tiene varios años y me sorprende que se siga vendiendo). Es un dispositivo compacto que se conecta a la corriente y utiliza ultrasonidos para eliminar manchas de la ropa. Cuando me lo regalaron, no le presté demasiada atención, y viendo ahora los resultados que da, no entiendo por qué lo dejé olvidado.
Volviendo al presente, el caso es que mientras organizaba armarios, lo encontré guardado en su caja y decidí probarlo para ver si aún funcionaba. Para mi sorpresa, no solo funcionaba, sino que lo hacía de maravilla. La primera prueba la hice sobre una camiseta que aún conservaba restos de una mancha de aceite, a pesar de haberla lavado varias veces. Y el resultado fue impresionante.
Para usarlo, sigo las recomendaciones del fabricante: mezclo un poco de agua con detergente para ropa blanca (aunque en alguna ocasión también he utilizado Fairy). Para no manchar más de la cuenta, suelo usar la propia tapa del lápiz como recipiente. Suele funcionar mejor con manchas frescas, pero por ejemplo las del pantalón de la foto tenían un par de días (que ni las había visto).

Antes de aplicar el producto, siempre coloco un trozo de tela o un papel absorbente limpio debajo de la prenda, justo donde está la mancha, para que recoja los restos que se vayan desprendiendo. Con la mezcla lista, remojo la zona manchada y entonces paso a utilizar el lápiz.

Mantengo el aparato en posición vertical, presionando la punta con suavidad sobre la mancha mientras pulso el botón. No aplico demasiada fuerza, solo lo justo. Hago movimientos circulares lentos para cubrir bien toda la zona afectada. Si veo que la mancha se empieza a secar o quiero reforzar la acción, añado más mezcla de agua y detergente para mantener la superficie siempre húmeda.

A medida que voy trabajando, retiro con papel de cocina o un paño limpio tanto los restos que van saliendo como la suciedad acumulada en la punta del lápiz. Si la mancha no desaparece del todo, repito el proceso desde el punto en el que vuelvo a humedecer el tejido. Eso sí, si la prenda es delicada o está teñida, me aseguro de no utilizar el lápiz más de un minuto seguido para no dañarla.
Una vez he terminado, lavo la prenda como indica su etiqueta para eliminar por completo cualquier residuo de la mancha que haya podido quedar tras el tratamiento.

El lápiz ultrasónico no sustituye el lavado en lavadora, eso está claro. Pero a diferencia de lo que ocurría antes, ahora incluso las manchas más difíciles terminan saliendo después de haber pasado por el lápiz.
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