En Japón hay tantas casas vacías que las están regalando. Son un caramelo envenenado

El gobierno nipón da ayudas y promueve su buena conservación, pero a veces el remedio es peor que la enfermedad

Akiya
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Eva R. de Luis

Editor Senior
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En España la crisis de la vivienda resulta dramática para jóvenes y no tan jóvenes, con unos precios disparados frente a los salarios. En Japón, la vivienda tampoco deja de subir. Eso sí, mientras que en España hay tres millones de viviendas vacías (aunque no están donde más se necesitan), el país del sol naciente acumula hasta nueve millones de inmuebles donde no vive nadie: las akiya.

Ante este panorama, hay quien ya se está planteando comprar una akiya para vivir en ella, una forma relativamente barata para jóvenes y familias con pocos recursos para acceder a la vivienda. ¿El problema? Que no están precisamente para entrar a vivir.

Esta casa es una ruina

Akiya Imagen | Koryoya

Porque en muchos casos las akiyas apenas han sido renovadas cuando se venden por la mitad que una casa nueva. En otras ocasiones, hasta se regalan a cambio de asumir el mantenimiento que requieren. La puesta en marcha en el sector inmobiliario de las Akiyas es tal que hasta el gobierno japonés está promoviendo su distribución de estas casas vacías para revitalizar áreas y suavizar el problema de la vivienda.

Así, la empresa especializada  Katitas, que las compra y renueva manteniendo elementos originales siempre que sea posible para después venderlas con su correspondiente terreno por una media de 16 millones yuanes (unos 106.500 dólares), la mitad que una casa nueva. Este proceso le ha llevado a vender más de 5.000 casas el año pasado, el doble de lo que vendía hace una década.

Pero como mencionábamos antes, las akiya también se regalan. Encargada de esta operación de conexión entre propietarios que quieren deshacerse de ellas y personas interesadas están empresas como Zero Estate. La transferencia se lleva a cabo con apoyo de la admistración a través de una tarifa.

Comprar una akiya no es tan bonito como suena. Muchas de estas viviendas están en muy mal estado, incurriendo en riesgos y defectos ocultos que no se ven a simple vista. Solo entre 2020 y 2022 el Centro de Renovación y Resolución de Disputas Habitacionales recibió una media de  690 consultas anuales relacionadas con problemas como fugas o sistemas de drenaje defectuosos, descubiertos tras la compra.

Tanto es así que Wataru Tochigi, director de la NPO Sociedad Japonesa de Inspectores de Vivienda, recomienda a los compradores ser proactivos para investigar el estado real de la Akiya, de modo que se minimicen las sorpresas desagradables y verdaderamente se haga una inversión rentable.

Porque sí, las akiyas pueden salir muy baratas y constituir una gran oportunidad para un retiro tranquilo, acceder a la vivienda a precio de coste o acometer un emocionante proyecto de renovación, pero también pueden llevar riesgos y costes disparados, especialmente si requieren reformas estructurales, lo que incluso puede superar notablemente el valor de reventa en ciertas áreas. Por si fuera poco, algunas también suponen un grave riesgo para la seguridad: en una investigación se detectó la posibilidad de derrumbamiento en caso de terremoto, deslizamiento de tierra o condiciones climáticas adversas.

El gobierno japonés al rescate. Habida cuenta de esas nueve millones de casas abandonadas y el precio ascendente del sector, la administración nipona ha decidido tomar cartas en el asunto para fomentar el uso responsable mediante una enmienda a la ley de medidas especiales sobre casas abandonadas vigente desde 2023 que suprime las reducciones fiscales para propiedades mal gestionadas, la obligatoriedad de registrar propiedades heredadas para evitar su abandono y el incremento de tarifas máximas de corretaje para promover una adecuada gestión y comercialización de las akiya.

No obstante, está frente a un mercado en auge y un desafío: que no haya regulaciones para inspecciones previas (pueden hacerse de forma privada, pero no son vinculantes) principalmente por el bien de los comproadores.

Portada |  PxHere, PxHere

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