Jose Antonio Carmona
Editor SeniorComprarse una tele es una decisión que solemos valorar con calma, sobre todo cuando implica un gasto importante. Sin embargo, hay un pequeño detalle que puede arruinar la experiencia: un accesorio al que muchos no prestan atención.
Es algo que aprendí hace tiempo y que siempre recomiendo. No conviene ser tacaño al comprar un cable HDMI porque, aunque pueda parecer que todos son iguales, pagar un poco más puede marcar la diferencia entre aprovechar —o no— todo el potencial de nuestra nueva tele.
Unos euros pueden marcar la diferencia
Imagen | Kabel Direct en Amazon
Con el tiempo he aprendido que eso de todos los cables HDMI son iguales es una de esas mentiras que nos contamos para ahorrar unos euros. Yo mismo he caído en el pasado en la tentación de comprar el más barato que encontraba, pensando que total, era solo un cable… y luego vienen los disgustos: imagen que parpadea, cortes de sonido, microcortes o incluso pantallazos negros cuando menos te lo esperas.
La realidad es que los cables demasiado baratos suelen dar problemas. Muchos no están bien apantallados, sus conectores dejan bastante que desear y, además, no suelen soportar bien funciones que hoy damos por básicas: 4K, HDR, 120 Hz, ARC o eARC. En cuanto les pides algo un poco más exigente, empiezan a fallar por todos lados.
Eso se nota especialmente cuando quieres ir un paso más allá con tu flamante nueva tele y conectarla a un sistema de cine en casa o a una videoconsola de nueva generación. Es absurdo arriesgarse a que algo tan simple como un cable HDMI arruine una película, una partida o una noche de sofá y manta.
Problemas de los cables HDMI baratos
Imagen The Registi en Unsplash
Comprar un cable HDMI para ahorrar unos euros puede acabar pasando factura, ya que, si buscamos buena calidad, una pequeña diferencia de precio puede traducirse en un resultado muy distinto. En este sentido, conviene tener en cuenta los problemas que pueden surgir al usar un cable HDMI de baja calidad.
Entre los problemas de un cable HDMI barato, el primero es la falta de certificación adecuada: según la versión (1.3, 1.4, 2.0 o 2.1), cambia la resolución y la frecuencia que pueden soportar, por lo que un cable básico puede impedir usar funciones como 4K, 8K o altas tasas de refresco. Ya tenemos claro qué hay versiones y elegir la adecuada dependerá de lo que le pidamos y por lo tanto buscar una certificación un otra.
También son frecuentes las interferencias, debido a un mal apantallamiento. En cables cortos quizás no lo notes, pero en cables largos esto puede traducirse en artefactos en la imagen, microcortes, fallos de sonido o pantallazos negros.
A nivel físico, los modelos baratos suelen tener peor construcción, cabezales frágiles que se rompen con el uso y recubrimientos que se dilatan con el calor y acaban separándose del conector. Los cables más caros suelen tener una mejor construcción externa, generalmente más robusta, con mejores plásticos y materiales protectores de calidad.
Otro inconveniente es el mal ajuste del conector, ya sea porque entra demasiado duro o porque queda suelto. Esto provoca desconexiones o pérdida de señal con la mínima vibración. Además, algunos conectores baratos pueden deformarse por el calor, generando holguras y fallos esporádicos. El cable ideal debe quedar fijado firmemente, que entre bien, justo, haciendo contacto y sin aplicar mucha fuerza pero sin quedar suelto
Para el final y como ya comentamos en su día, hay que tener en cuenta dos consideraciones. En primer lugar es fundamental elegir la calidad del cable según el uso (si lo desconectas a menudo, conviene uno más robusto) y tener en cuenta la distancia.
Además no hay que pasar por alto la longitud del cable que vamos a necesitar: a más metros mejor construcción debe tener. Cuanto más largo sea el cable, más importante es invertir en uno de buena calidad para evitar interferencias y pérdidas de señal.
Beneficios de un cable HDMI de calidad
Imagen: Etseinri en Amazon
Un buen cable HDMI merece la pena para la televisión porque garantiza una transmisión de alta calidad de vídeo y audio, soporta las últimas tecnologías como los sistema de mejora de imagen HDR o la gestión de resoluciones 4K y 8K, y funciones como eARC para sistemas de sonido.
Aunque la diferencia en calidad con cables muy baratos puede ser mínima para el uso normal, los cables de mejor calidad suelen ser más fiables, duraderos y soportan las resoluciones y tasas de refresco más altas, pensadas para el gaming y contenido de máxima calidad:
- Mayor rendimiento: Los cables con estándares más recientes (como HDMI 2.1) son necesarios para aprovechar al máximo las capacidades de los televisores y consolas más modernos.
- Soporte de resolución y refresco: Permiten resoluciones de hasta 8K a 120 Hz y tasas de refresco elevadas para una experiencia de juego más fluida y sin interrupciones.
- Mejor calidad de imagen: Permite transmitir una gama más amplia de colores y contenidos compatibles con HDR, lo que resulta en una imagen más realista y con mayor detalle.
- Audio de alta calidad: Facilitan el uso de funciones como eARC (enhanced Audio Return Channel), que permite enviar audio de alta calidad desde el televisor a una barra de sonido o receptor AV a través del mismo cable HDMI, simplificando la instalación.
- Fiabilidad: Los cables de mejor construcción y con conectores dorados suelen ser más duraderos, resistentes a la corrosión y minimizan la interferencia electromagnética, asegurando una conexión estable a largo plazo.
- Preparado para el futuro: Aunque no sea necesario para todas las conexiones, un cable de alta gama está preparado para el futuro y garantiza que no habrá problemas con futuras actualizaciones de contenido o dispositivos.
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