Usar el aire acondicionado con bomba de calor para calentar la casa es una opción eficaz y eficiente. Lejos de una creencia muy extendida, este sistema puede resultar incluso más eficiente que otras formas de calefacción, ya que consume menos energía para generar calor. Eso sí, para sacarle todo el partido hay un pequeño gesto que muchas veces pasamos por alto.
Después de meses utilizando el air acondicionado para refrescar la casa en verano, llega el momento de activar el modo Heat. Y aunque basta con pulsar un botón en el mando, hay algo más que conviene ajustar. Se trata de un elemento del propio aire acondicionado —más concretamente del split— que también debemos cambiar si queremos notar de verdad la diferencia cuando lo usamos para calentar el hogar.
Preparen deflectores
La forma de orientar el deflector del aire acondicionado cambia claramente entre verano e invierno. Cuando usamos el equipo para enfriar, expulsa aire frío, que es más pesado y tiende a bajar hacia el suelo. Por eso, lo más recomendable es colocar las lamas hacia arriba o en posición horizontal. De este modo, el aire frío cae de forma natural, se mezcla con el aire caliente de la habitación y enfría el espacio de manera más uniforme, sin generar corrientes molestas directas sobre las personas. El problema es que, muchas veces, dejamos el deflector en esa posición y nos olvidamos de ajustarlo cuando cambia la estación.
En invierno la situación es justo la contraria. Mientras que en verano incluso podemos permitir que el aire nos llegue de forma directa y suave —bajando la potencia y orientándolo hacia nosotros—, en modo calefacción el aire caliente tiende a subir. Además, en esta época resulta agradable notar una ligera brisa de aire templado, siempre que esté bien repartida.
Si mantenemos el deflector en posición alta durante el invierno, el calor se quedará acumulado en la parte superior de la habitación y tardará mucho más en llegar a la zona donde realmente estamos, que es a nivel del suelo. Esto provoca sensación de frío en la parte baja de la estancia y suele llevarnos a subir el termostato, con el consiguiente aumento del consumo.
Por eso, cuando el aire acondicionado funciona en modo calor, lo ideal es orientar las lamas ligeramente hacia abajo. Así, el aire caliente se dirige primero a la zona baja, desde donde asciende de forma natural y se reparte mejor por toda la habitación, mejorando el confort y la eficiencia del equipo.
Todo esto también lo mejora
A diferencia del verano, cuando solemos evitar que el aire nos dé de forma directa y preferimos orientar el chorro lejos de nosotros o bajar su potencia, en invierno ocurre justo lo contrario. En esta época del año, aunque no apetece una corriente fuerte, sí resulta agradable notar una suave brisa de aire templado.
Por eso, uno de los aspectos clave para aprovechar al máximo el equipo es ajustar correctamente la velocidad del ventilador. Una intensidad bien regulada ayuda a repartir el calor de forma más uniforme y a llevarlo justo hasta la zona donde estamos.
Esto cobra especial importancia en estancias grandes o alargadas, como salones donde el split está en un extremo y la zona de estar en el otro. Si el ventilador funciona a una velocidad demasiado baja, el aire caliente se quedará acumulado cerca del aparato y se formarán bolsas de calor, mientras que en el resto de la habitación seguirá haciendo frío. El resultado suele ser subir el termostato y, con ello, gastar más energía.
En estos casos también puede ser muy útil activar el movimiento automático de las lamas, si el equipo lo permite. Esta función ayuda a distribuir mejor el aire por toda la estancia, evitando acumulaciones de calor y mejorando el confort sin aumentar el consumo
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