Los primeros televisores equipados con la tecnología HDR ya están en el mercado. O bien están a punto de «desembarcar». Samsung y Sony constituyen la punta de lanza en lo que concierne a esta innovación porque ya han confirmado que sus familias JS9 y JS8, de la compañía surcoreana, y Bravia X93C y X94C, de la japonesa, están preparados para reproducir contenidos HDR. No obstante, en la última edición del CES LG y Panasonic también enseñaron productos con esta tecnología, por lo que es evidente que en breve llegará con fuerza al mercado.
No es la primera vez, y probablemente tampoco será la última, que los fabricantes nos proponen una innovación que luego no cumple las expectativas de los usuarios. Sin embargo, como os explicamos hace unos días en el post que publicamos en Xataka, HDR, sobre el papel, pinta muy bien. Y lo hace porque esgrime argumentos técnicos que nos permiten entrever la posibilidad de que realmente mejore nuestra experiencia al reproducir contenidos que recurren a esta tecnología. Veamos por qué.
La finalidad de esta técnica no es otra que reproducir una gama de luminancia más amplia, o, lo que es lo mismo, generar más niveles de intensidad entre las zonas más claras y las más oscuras de las imágenes. De esta manera conseguirá retener más información, y, en consecuencia, nos ofrecerá un mayor nivel de detalle. Los negros serán más profundos y los blancos más luminosos. Además, el contraste global mejorará porque esta tecnología es capaz de restituir una escala de grises más amplia, y, por tanto, debería ser capaz de incrementar el nivel de detalle en las zonas en sombra.
Como veis, estas mejoras tienen la suficiente entidad como para que no merezcan ser despreciadas, algo que puede suceder si pensamos en el HDR aplicado a la televisión exactamente de la misma forma en que esta técnica se utiliza en el mundo de la fotografía. El problema es que solo las teles de gama alta serán, por el momento, capaces de reproducir contenidos HDR debido a que deben tener necesariamente una gama de brillo mucho más amplia que la que nos ofrece un televisor LED tradicional, así como una tecnología de atenuación de la retroiluminación muy precisa. Por supuesto, lo comprobaremos tan pronto como una de estas teles caiga en nuestras manos y os contaremos qué nos parece con todo detalle. Pero, por el momento, no pinta nada mal.
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