Casi todo el mundo tiene una TV de alta calidad, pero la vemos con el freno de mano echado. Así puedes sacarle todo el partido

Hace tiempo que la tele dejó de ser el problema, y la explosión de ventas de miniLED y OLED lo deja más claro

Televisores
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
antonio-saban

Antonio Sabán

Director

Comprarse un televisor en la actualidad, cueste 300 o 3.000 euros, ya significa tener una calidad de imagen enorme. Quizá no tanto por la calidad final de imagen, pues ahí un panel con OLED o con retroiluminación miniLED lo cambia todo, pero sí en cuanto a lo que puede mostrar: una imagen 4K con una tasa de refresco alta. Sin embargo, la triste realidad es que usamos las teles con el freno de mano echado. 

¿A qué me refiero? A que lo que solemos consumir no saca partido a nuestro televisor. Esto ya era así, pero se ha incrementado con las limitaciones que los grandes del streaming han ido aplicando a los servicios junto con la llegada de los anuncios: reducción de resolución, adiós al HDR, adiós a Dolby Atmos, etc.

El problema no es nuestra tele, sino con qué la alimentamos. Existe la percepción equivocada de que "4K es 4K", independientemente de la guente. La realidad técnica es que una película reproducida en Netflix, Disney+ o Prime Video no tiene nada que ver con la misma película reproducida desde un soporte físico. La clave de está en la tasa de bits (bitrate). Para que los datos vayan desde los servidores de las plataformas hasta nuestra tele, se comprimen mucho (con códecs muy modernos y eficientes, eso sí). Y ahí es donde se pierde la magia, tanto en vídeo como en audio.

Los números dejan clara la diferencia. Y es por lo que, por ejemplo, el 1080p de YouTube sigue siendo tan insuficiente y es recomendable reproducir la plataforma en 4K incluso en teles Full HD. Un servicio de streaming promedio ofrece una tasa de bits de unos 17 Mbps (con excepciones honrosas como Apple TV+, que ronda los 26 Mbps), como hemos visto en el pasado. 

En comparación, un DVD antiguo ya llegaba a los 10 Mbps (con una compresión utilizando algoritmos de hace más de dos décadas, eso sí), pero el salto cualitativo real está en el Blu-ray estándar, que alcanza los 40 Mbps (con AVC/H.264), algo que se podría igualar con el códec H.265 a casi la mitad de tasa de bits. Si nos vamos al mejor formato en la actualidad, el Blu-ray 4K, que comprime usando ese H.265, la tasa de transferencia se dispara hasta los 128 Mbps. A igualdad de códecs (las plataformas mencionadas ya usan H.265 de base, e incluso alguno más moderno como AV1), hablamos de que el Blu-Ray 4K transmite más de cinco veces la cantidad de información del mejor servicio de streaming.

El 4K de las plataformas ya era muy inferior al del BluRay. La bajada de 4K a 1080p de Disney y HBO lo han empeorado, así como el encarecimiento del plan Premium de Netflix

Esta gran diferencia provoca que, paradójicamente, un Blu-ray estándar en Full HD se vea a menudo más nítido, estable y limpio que una película o serie en 4K streaming. El disco físico no depende de la estabilidad de tu red, ofrece mejores formatos de audio sin comprimir y garantiza una calidad constante sin los artefactos de compresión (tan visibles en escenas en penumbra). Eso sí, si tienes los planes caros, hay ventajas sobre el Blu-Ray, como el espectro de color ampliado que da contar con HDR o la inmersión de Dolby Atmos (su tasa de bits respecto a los audios HD incluso de viejos Blu-Ray es otro cantar).

El dispositivo es importante. Muchos usuarios conectan un dongle HDMI barato a su televisor de gama alta, y a menudo limitan las capacidad. No todos los "sticks" son iguales. Un Amazon Fire TV Stick Lite, por ejemplo, no soporta resolución 4K. Otros dispositivos son compatibles con Dolby Vision pero carecen de soporte para HDR10+, por lo que perderían los metadatos dinámicos en Samsung y en plataformas como Amazon Prime, Disney+ o Netflix. Desde Xataka Smart Home siempre recomendamos ir a modelos 4K, no solo por resolución, sino por su compatibilidad y por la velocidad mejorada respecto a los chips antiguos de los dongles 1080p.

Alternativas digitales a lo físico sin pérdida de calidad. Existe una tercera vía, reservada a quien teiene paciencia y presupuesto, que combina lo mejor de los dos mundos: la calidad bruta del formato físico y la comodidad de la interfaz digital. No implica nada más (y nada menos) quedigitalizar tu propia biblioteca. ¿Cómo? Volcando contenido de tus discos (sin comprimir) en un NAS y gestionarlo con servicios como Plex o Jellyfin.

Puedes hacer streaming desde tu ordenador o NAS con la tasa de bits completa de 128 Mbps de UHD Blu-ray, manteniendo el audio HD sin pérdidas. Sin embargo, montar un sistema así requiere una inversión inicial: un buen NAS y discos duros de alta capacidad pueden llegar a costar cientos de euros. Además, exige tiempo de configuración y de  "ripear" tu colección física. Es la opción cara, pero no tanto como Kaleidescape.

La red local es clave. Si vas a depender del streaming, el WiFi puede ser tu enemigo a menos que esté bien configurado y el escenario sea ideal. La recomendación técnica es clara: utiliza siempre que sea posible un cable Ethernet directo al televisor o al reproductor. 

Si no es viable, asegúrate de conectar tus dispositivos a la red de la banda de 5 GHz de tu router y elimina obstáculos físicos. Y, por supuesto, revisa el cableado: de nada sirve tener una consola de última generación o un reproductor potente si usas un cable HDMI viejo o un cable Ethernet de categoría 5 que como máximo soporta 100 Mbps (que, eso sí, serán suficientes para la mayoría de escenarios audiovisuales).

Imagen | Xataka y generación con IA

En Xataka Smart Home | He vuelto a Netflix, HBO Max, Disney+ y Prime Video después de un año sin usarlas. No puedo creer en lo que se han convertido


Inicio