Durante los meses más duros de la crisis energética que comenzó en 2022 muchos usuarios se plantearon cambiar de compañía eléctrica para rebajar sus facturas, y al principio funcionó.
De hecho, en algunos casos pasar del mercado regulado al libre por aquellos días podía suponer que pagásemos la mitad haciendo los mismos consumos, algo que poco a poco se ha ido disipando dependiendo de la tarifa.
No obstante quedarse en el mercado libre parecía tener todavía una cierta ventaja con respecto a la modalidad regulada o PVPC y además nos daba la impresión de que estábamos como "blindados" ante posibles nuevas subidas si teníamos por ejemplo un contrato con precios de tarifa plana. Esto también está cambiando.
Y entonces llegó el apagón
Tras el apagón de la pasada primavera, Red Eléctrica se propuso atajar las posibles causas mediante una estrategia de generación más conservadora. Es decir, dando más peso a tecnologías de producción energética tradicionalmente más estables, pero también más caras que las fuentes renovables.
Y estos costes extra de la seguridad y ajuste al final acaba pagándolos el usuario en sus tarifas. Si teníamos tarifa regulada o PVPC, la subida fue inmediata, y de hecho en la primera factura tras el apagón, la de mayo, la CNMC señaló un aumento medio del 3,5%.
No obstante, si estábamos en el mercado libre y teníamos un contrato pactado parecía que nos libraríamos, pues las compañías tenían que mantener el precio hasta que llegase la renovación del contrato. Algo que ya está sucediendo y seguirá pasando según señala la OCU en su último informe.
Hasta ahora, los usuarios con PVPC ya acumulan un sobrecoste acumulado desde el apagón de 14,31 euros en sus facturas, y los del mercado libre pagan ya de más 13,06 euros. Importes que de mantenerse la tendencia ascenderán a 28,62 y 26,12 euros respectivamente cuando acabe el año. Según la OCU:
Es previsible que este incremento de costes se mantenga en el tiempo, pues Red Eléctrica acaba de solicitar a la CNMC que cambie con urgencia los protocolos para aumentar la seguridad de la red con el fin de evitar posibles apagones, ya que se siguen produciendo episodios de inestabilidad.
Los únicos usuarios que todavía no han pagado este coste extra son los clientes cuyos contratos de la luz no han sido renovados porque tienen periodos largos donde se mantenían los precios. Pero incluso en estas situaciones las comercializadoras de electricidad están adoptando distintas estrategias para repercutir dichos costes y no, no estamos tan blindados como podíamos suponer.
De hecho, según la OCU si tu tarifa tiene plazos que van a concluir, lo más probable es que en la próxima renovación te avisen de una subida, comunicándola con 30 días de antelación. Pero además la compañía puede añadir una nueva cláusula al contrato que le permita repercutir el coste si los servicios de ajuste suben por encima de un nivel determinado.
Incluso hay estrategias más curiosas como que la compañía cambie la estructura de las tarifas sacando el concepto "coste de los servicios de ajuste" fuera de los precios ofertados para que sigan siendo de lo más competitivo. Sea como fuere, el caso es que al final el apagón sigue todavía coleando y parece que como casi siempre seremos los consumidores finales los que terminaremos pagando los platos rotos.
Más información | OCU
Imagen portada | Fré Sonneveld
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