Si has hecho una reforma en casa o has actualizado la instalación eléctrica, es posible que hayas oído hablar del factor de simultaneidad. Puede sonar a ejercicio de matemáticas, pero en realidad es un dato clave para evitar sustos con la electricidad en el día a día.
Contar con una instalación eléctrica bien hecha es fundamental, y por eso siempre debe realizarla un profesional o una empresa especializada. Durante ese proceso es esencial calcular qué potencia eléctrica va a necesitar tu vivienda y tener muy presente el factor de simultaneidad. Y si no tienes claro qué es o para qué sirve, ahora te lo explico de forma sencilla.
Qué es eso del factor de simultaneidad
El factor de simultaneidad en una instalación eléctrica es, según explican en Endesa, un coeficiente que indica qué parte de la potencia total instalada se utilizará realmente al mismo tiempo. Dicho de forma sencilla, permite calcular cuánta potencia va a necesitar de verdad una vivienda, local o edificio cuando varios aparatos o circuitos funcionan a la vez.
Tiene en cuenta que no todos los dispositivos van a estar encendidos a la vez ni trabajando a plena potencia. Por ejemplo, es habitual que el frigorífico, la televisión y la lavadora coincidan funcionando, pero no tendría sentido usar la calefacción eléctrica y el aire acondicionado al mismo tiempo.
Gracias a este factor, el cálculo de la potencia necesaria es mucho más realista. Así se evita contratar más potencia de la necesaria —y pagar de más cada mes— y se garantiza que cualquier instalación eléctrica futura sea más segura, eficiente y adaptada al consumo real de la vivienda.
El factor de simultaneidad es más importante de lo que parece. Si todavía no lo tienes claro, hay dos razones que explican por qué merece tanta atención.
- Por un lado, tiene un impacto directo en tu bolsillo: influye en la potencia eléctrica que contratas y, por tanto, en el coste fijo de tu factura. Cuanta más potencia tengas contratada, más pagarás cada mes, independientemente de cuánto uses tus electrodomésticos.
- Por otro lado, afecta a tu comodidad diaria. Si la potencia es demasiado baja, es fácil que salte el automático cuando intentas usar varios aparatos a la vez. Seguro que alguna vez te ha ocurrido poner la lavadora y, al mismo tiempo, encender el aspirador… y terminar a oscuras.
La clave está en encontrar el equilibrio: una potencia que cubra tus necesidades sin que la factura se dispare.
Cómo calcularlo
Para calcular este factor solo necesitas un par de datos que puedes obtener sin complicarte. Por un lado, la potencia máxima que soporta tu instalación eléctrica y, por otro, la suma de las potencias de todos los aparatos y dispositivos enchufados que tienes en casa. El factor de simultaneidad es, simplemente, el resultado de dividir el primer valor entre el segundo. Con ese cálculo podrás saber cuánta potencia necesitas realmente en tu vivienda.
La potencia máxima aparece en el boletín eléctrico o Certificado de Instalación Eléctrica (C.I.E.). No puedes contratar una potencia mayor de la que figure ahí, salvo que un técnico revise la instalación y emita un nuevo certificado, algo que puede implicar cambiar el cableado o incluso actualizar el cuadro eléctrico.
En cuanto a la suma de potencias, se refiere al consumo de tus electrodomésticos: lavadora, microondas, campana extractora, televisor, ordenador, secador, vitrocerámica… cualquier aparato que necesite electricidad para funcionar. Puedes consultar esa información en el manual o en la etiqueta técnica del dispositivo. Si solo quieres una estimación, céntrate en los electrodomésticos principales. Estas cifras orientativas de los aparatos más comunes pueden ayudarte:
- Televisor: 100–400 W
- Aire acondicionado: 900–2.000 W
- Microondas: 900–1.500 W
- Frigorífico: 200–400 W
- Horno: 1.200–3.000 W
- Bombilla incandescente: 30–80 W
- Bombilla LED: 3–12 W
Si ya no tienes a mano los manuales de cada aparato o las instrucciones, siempre puedes recurrir a blogs y páginas web de operadores energéticos como este de Lucera o esta de Imagina Energía, en este artículo de la OCU o esta otra de Fotocasa.
En el caso de la iluminación, multiplica por 0,66 la potencia total de las bombillas; es un coeficiente muy habitual para iluminación doméstica.
Al sumar la potencia de los electrodomésticos, ten en cuenta lo que dicen desde Iberdrola. Si la potencia indicada en la etiqueta o el manual de cada aparato se expresa en vatios (W), divídela por 1.000 para pasarla a kW.
En Naturgy ponen como referencia orientativa una serie de potencias habituales dependiendo del tamaño de la vivienda. Por ejemplo, para pisos de entre 50–80 m² sugiere entre 3,45 y 4,6 kW; y para viviendas de 100–130 m², entre 5,75 y 6,9 kW.
Además en muchas comercializadoras eléctricas existen calculadoras que te pueden ayudar a determinar cuántos aparatos puedes tener encendidos al mismo tiempo. Por ejemplo, aquí tienes el recurso de la web de Iberdrola.
Existen tres niveles de electrificación: alta, media y baja. Cuanta más potencia se prevea que necesitará una vivienda o local, más alto será su nivel. Y, junto con el factor de simultaneidad y otras variables, los profesionales determinan la potencia que requiere todo el inmueble.
Compara el resultado con tu potencia contratada. Lo ideal es que la cifra obtenida esté próxima a tu potencia actual. Si queda muy por debajo, probablemente estás pagando más de lo necesario y podrías ajustar la potencia para ahorrar mes a mes.
Foto de portada | Maksim Goncharenok
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