Cada vez son más las personas que apuestan por los paneles solares para ganar independencia energética. Tanto es así que, en algunos municipios, incluso se han planteado restricciones a su instalación. El problema es que, con el tiempo, el polvo y la arena se acumulan sobre ellos y afectan a su rendimiento. Y justo eso es lo que un grupo de investigadores ha logrado solucionar… inspirándose en cómo funcionan los árboles.
Hasta ahora habíamos visto sistemas automáticos para limpiar los paneles y mantenerlos en buen estado, alargando su vida útil y mejorando su eficiencia. Pero este nuevo avance va un paso más allá: está pensado para regiones desérticas, donde la suciedad se acumula en cuestión de días. Gracias a esta idea, los paneles pueden seguir funcionando a pleno rendimiento sin necesidad de limpiarlos constantemente.
Imitar a la naturaleza
Desde Egipto, un país donde sobra el sol… y la arena, llega una investigación pensada para mejorar el rendimiento de los paneles solares en zonas desérticas. Un grupo de científicos liderado por Mohamed Salama Abdel-Hadi, profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencia de los Materiales, ha dado con una idea tan simple como ingeniosa: inspirarse en cómo las hojas de los árboles se sacuden el polvo. ¿El resultado? Paneles capaces de “moverse” solos para limpiarse sin ayuda externa.
La idea se basa en la biomímesis: imitar cómo las hojas se libran del polvo mediante vibración. Los científicos aplicaron ese principio a paneles solares, incorporando un sistema que sacude la suciedad sin agua ni intervención humana. Las primeras pruebas en El Cairo fueron contundentes: frente a un panel convencional que pierde un 33% de rendimiento en seis semanas, los paneles con esta tecnología solo bajan un 12,9%, lo que supone una mejora significativa en eficiencia y ahorro.
Un sistema sencillo que tira de mucha ciencia: un pequeño motor con un contrapeso genera vibraciones que se transmiten al panel y hacen caer el polvo por gravedad. Un controlador decide cuándo activarlo —normalmente dos veces al día, al mediodía y de madrugada— y puede funcionar con una batería o con la propia energía del panel.
Lo mejor es que evita depender de limpiezas manuales constantes, que en grandes instalaciones pueden salir carísimas. Para hacerse una idea, mantener limpios unos 200 postes solares puede costar más de 40.000 libras egipcias al mes. Con este sistema, ese gasto se reduce muchísimo y solo hace falta una limpieza manual cada dos o tres meses.
El mismo equipo creó otra solución aún más sencilla: un sistema de limpieza pasiva que usa únicamente el viento. No lleva motores ni electrónica; el panel se monta sobre un soporte flexible que le permite vibrar con las ráfagas y un pequeño resorte lo devuelve a su posición.
En las pruebas hechas en la Universidad Alemana de El Cairo, este diseño logró mantener el 95% de la eficiencia tras seis semanas, frente al 75% de un panel fijo. El rendimiento cambia según la época del año —funciona mejor en invierno, cuando hay más viento constante—, pero aun así supone una mejora notable frente a los métodos tradicionales.
Una de las dudas que surgieron al principio fue si los paneles aguantarían tantas vibraciones. Las pruebas han demostrado que sí: resisten bien sin dañarse. Además, el sistema es rentable, porque la inversión inicial puede recuperarse en menos de un año gracias al menor mantenimiento y al aumento de energía generada.
Los buenos resultados han animado a la empresa a seguir adelante y ya están preparando una nueva instalación en la zona de Guiza. Lo mejor es que el diseño es flexible y puede adaptarse a todo tipo de proyectos, incluso en zonas rurales o aisladas donde mantener los paneles limpios suele ser mucho más complicado.
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