En menos de un mes cambia la Ley que te afecta si tienes a alguien que te ayuda en casa: así puedes evitar una multa

Se acerca una nueva reforma normativa que afectará incluso a la vida dentro del hogar. En menos de un mes, y a través del Real Decreto 893/2024, de 10 de septiembre, todas las personas que tengan contratada a alguien para realizar las tareas domésticas deberán convertirse, en cierto modo, en expertos en prevención de riesgos laborales.

El título del real decreto lo deja claro: su objetivo es regular la protección de la seguridad y la salud en el ámbito del servicio del hogar familiar, o lo que es lo mismo, reconocer que las personas empleadas del hogar deben estar protegidas frente a los riesgos derivados de su trabajo. Y esto, inevitablemente, afecta directamente al empleador.

Ahora serás experto en prevención de riesgos laborales

Foto de cottonbro studio

El nuevo Real Decreto establece que todas las personas que trabajan en el hogar tienen derecho a una protección eficaz frente a los riesgos laborales, con los mismos derechos de información, formación, participación, vigilancia de la salud y la posibilidad de interrumpir su actividad en caso de riesgo grave o inminente.

Esto implica que cualquier persona que tenga contratada a otra para las labores domésticas, además de convertirse en empleador, tendrá también la responsabilidad de garantizar su seguridad y salud laboral dentro del hogar.

El texto amplía las obligaciones de quienes contratan este tipo de servicio, adaptándolas a las particularidades del trabajo doméstico y equiparando esta relación laboral especial a la normativa general de prevención que rige en otros sectores.

El empleador deberá, según el Real Decreto, a partir del 14 de noviembre, cumplir con una serie de medidas que incluyen desde la evaluación inicial de riesgos (y su actualización cuando cambien las condiciones) hasta la implantación de medidas preventivas documentadas, entre otras obligaciones que repasaremos a continuación.

1. Evaluación de riesgos: El empleador debe identificar los posibles riesgos laborales del trabajo doméstico (productos químicos, caídas, posturas forzadas, manipulación de cargas, etc.). También debe documentar esa evaluación y actualizarla si cambian las condiciones de trabajo o el entorno del hogar.
2. Medidas preventivas: Tiene que adoptar medidas preventivas adecuadas derivadas de la evaluación de riesgos (por ejemplo, productos menos tóxicos, alfombras antideslizantes, herramientas ergonómicas…). Si se necesitan equipos de protección individual (EPI), el empleador debe proporcionarlos sin coste para la trabajadora (guantes, mascarillas, calzado, etc.).
3. Información y formación: Está obligado a informar y formar a la empleada sobre los riesgos específicos del trabajo y sobre las medidas de prevención. Esta formación debe darse antes de iniciar la relación laboral y actualizarse cuando cambien las condiciones del puesto.
4. Organización de la prevención: El empleador puede asumir él mismo la gestión preventiva (si tiene la formación necesaria), o contratar un servicio de prevención ajeno (empresa especializada) que realice la evaluación, formación y seguimiento.
5. Vigilancia de la salud: El empleador debe ofrecer reconocimientos médicos periódicos, adaptados al tipo de tareas, con el consentimiento de la persona trabajadora. Esta vigilancia debe garantizar la confidencialidad de los datos médicos y ser realizada por personal sanitario acreditado.
6. Actuación en caso de riesgo grave e inminente: Si se detecta una situación de riesgo grave, la trabajadora tiene derecho a interrumpir su actividad sin sufrir perjuicio alguno. El empleador debe corregir la situación de inmediato y garantizar la seguridad antes de reanudar el trabajo.
7. Casos especiales de la ayuda a domicilio: Si la persona empleada trabaja en distintos domicilios (por ejemplo, asistencia a mayores o limpieza por horas), se deben visitar los lugares de trabajo para evaluar los riesgos. Estas visitas solo pueden hacerse con consentimiento previo del titular del domicilio y respetando la privacidad del hogar.

En este caso, el problema radica en que, para muchas personas, se trata de un terreno completamente nuevo. No son pocos quienes desconocen cómo realizar todo el proceso; basta pensar en los mayores que necesitan ayuda en casa y tienen contratada a una persona para realizar las tareas domésticas.

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En este sentido una excelente ayuda, como informan desde Economist&Jurist, es la que ofrece una herramienta online del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) y disponible en la web del Ministerio de Trabajo, llamada Prevencion10.es. Es una web que sirve para ayudar a los hogares a realizar la evaluación de riesgos de las empleadas del hogar de forma sencilla.

Cómo analizar los riesgos del hogar

Hay que pulsar en el cuadro de la derecha

A través de la web Prevención10.es es posible identificar los riesgos existentes en un hogar y establecer las medidas de protección más adecuadas. Se trata de una herramienta online muy intuitiva y sencilla de usar.

Para iniciar el proceso, solo hay que acceder al apartado dedicado al servicio del hogar familiar. Puede hacerse mediante Cl@ve, certificado digital o como invitado, aunque en este último caso los datos no se guardarán una vez finalizada la sesión.

Aquí el empleador debe pulsar “Comenzar” y usar la guía Evalua-t Hogar, que genera automáticamente la evaluación de riesgos, el plan de medidas preventivas y la información para la persona trabajadora. 

Algunos de los datos a introducir

Tras describir la vivienda y responder a un breve cuestionario (son 15 apartados) sobre las tareas domésticas (uso de productos, cargas, herramientas, etc.), el sistema propone medidas preventivas personalizadas. 

Ejemplo de uno de los campos a evaluar

Al finalizar, se obtienen gratuitamente tres documentos: la evaluación de riesgos, la planificación de la actividad preventiva y la información para la empleada, que conviene firmar por ambas partes y conservar una copia cada una. 

Además de poder descargar los informes, la evaluación puede modificarse en cualquier momento, ya sea al finalizar el proceso o más adelante, en caso de que con el tiempo se hayan corregido o mejorado los posibles riesgos o deficiencias detectadas.

Foto de portada | Kaboompics

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