Eva R. de Luis
Editor SeniorHace aproximadamente un mes que me compré un piso construido en el 2009 que nunca había sido usado. La buena noticia es que contaba con características de los inmuebles más modernos, como placas solares, sala de telecomunicaciones y bien de enchufes, pero todavía tenía una reliquia propia de los años 70 y 80: las paredes estaban cubiertas de gotelé.
Horrorizadas por esta realidad, tomamos una decisión: quitar el gotelé. Mi pareja es bastante manitas aunque nunca lo había hecho y yo pues bueno, mi tope con las manualidades es hacer un collar de macarrones. Sin embargo, el resultado ha sido bastante bueno: nos ha sorprendido como con un poco de paciencia se puede quitar el gotelé moderadamente rápida y barata.
De pared con gotelé a pared lisa en un fin de semana
Algunas aclaraciones. Mi piso está así de obra, por lo que nunca ha sido pintado antes (lo que dificulta quitar el gotelé) y el área a trabajar ronda los 40 metros cuadrados. El inmueble estaba vacío y además quitamos el suelo para cambiarlo, por lo que solo tuvimos que proteger los marcos de puertas y ventanas. Desde luego, era el mejor estado para liarse la manta a la cabeza y quitar el gotelé, ya que en caso contrario es más difícil trabajar y hay que proteger todo bien. Como puede deducirse de la intro, esta es una experiencia personal de dos personas amateurs, hemos aprendido consultando a conocidos y con vídeos de reformas. Además, en nuestro haber teníamos prácticamente todas herramientas que facilitaron y abarataron todo, más concretamente una lijadora. Así que las compras se limitaron a consumibles en forma de productos, lija, rodillos baratos y poco más.
No obstante, algo que he aprendido con esta reforma es que puedes alquilar maquinaria. ¿Por qué digo esto? Porque sí, puedes comprar una lijadora barata, pero es mejor que sea de pared y esas son más caras. Así que un par de opciones: o recurres al mercado de segunda mano (una buenísima noticia para ahorrar) o alquilas una buena para un par de días porque spoiler: la herramienta de calidad es cara, pero con ella se trabaja mejor.
Dicho esto, quizás ni te haga falta una lijadora. El primer paso para quitar el gotelé es comprobar cómo puede hacerse, esto es: lo grueso que es y lo duro que está. En nuestro caso, era bastante fino. Para esto nos fuimos a una esquina que está poco a la vista, humedecimos la superficie un par de veces y después probamos con una espátula para comprobar que se quitaba con facilidad. Con la lijadora tampoco hubo mucho esfuerzo. Ya teníamos una lijadora y una espátula, así que para este paso compramos lija del 100 y un rodillo barato que solo usamos para esta labor.
El procedimiento inicial es sencillo: para facilitar la tarea de limpieza, cubrimos el suelo con una película de plástico fino. Después, mojamos el rodillo generosamente con agua y recorrimos toda la pared un par de veces para ablandarlo. Tras la segunda vez, esperamos unos cinco minutos y empezamos a rascar suavemente con la espátula. A nada que rozas, el gotelé se levanta, dejando la pared casi plana. En algunos sitios más incómodos o con gotelé más resistente, recurrimos a la lijadora, aunque se nos hizo pesada. La idea es quitar la cabeza del gotelé, sin obsesionarse porque luego irá recubierto. Este proceso ensucia bastante el suelo.
Una vez quitamos la cabeza del gotelé, lijamos sin mucho esmero toda la superficie para tratar de igualar el acabado de la pared (porque hay zonas donde el gotelé se iba fácil y otras donde estaba más duro). Luego, con una escoba barrimos la pared para eliminar todo el polvo posible. Por cierto: ponte ropa mala porque sale polvo a raudales.
Lo siguiente que hace falta es aplicar el puente de unión, que es una especie de adherente para que se fije la siguiente capa. Aquí dos recomendaciones: leéte bien las instrucciones y déjate guiar por el asesor de la tienda en cuanto a productos recomendados y cantidades. Nosotras usamos este, que se diluye.
La siguiente parte es la más entretenida y para esta misión hará falta tres elementos: masilla para quitar el gotelé, otro rodillo malo para aplicarlo y una cuchilla de desnatar. Yo esta última la compré en Amazon por poco más de 20 euros en el Black Friday y luego la vendimos en Wallapop porque bueno, ¿para qué quiero una cuchilla de 80 cm? Cuanto más grande, mejor, menos trabajarás. Aunque lo ideal es tener una grande y una más pequeña, para esquinas o alrededores de los enchufes.
En cuanto a la masilla, más de lo mismo que con el puente de unión: leerse bien las instrucciones y preguntar en tanto en cuanto puedes comprarlo ya hecho o mezclarlo tú (sale más barato), pero nosotras optamos por la comodidad de tenerlo ya. En cuanto a la cantidad, esencialmente dependerá del área y del grosor de la capa a aplicar, en nuestro caso apenas un par de milímetros. Y más vale que sobre que no que falte: siempre se puede devolver después y es mejor eso que tener que escaparse a la tienda en plena obra. Compramos siete botes de 20 kilogramos, es lo más caro si ya tienes la maquinaria.
Untas generosamente por toda la superficie como si fuera queso y luego deslizas la cuchilla tratando de que quede la superficie lo más plana posible. Nuestro rodaje empezó en la zona que luego será el vestidor. Poco a poco, con paciencia y tratando de que quede lo más liso posible. Por ejemplo, para esquinas o alrededores de enchufes, usamos una espátula pequeña. Si queda alguna imperfección, 24 horas después puedes hacer un trabajo más fino y localizado o lijar.
Y poco más: fuimos a comprar un viernes y empezamos el descabezado del gotelé, el sábado terminamos la retirada y aplicamos la masilla. El domingo fuimos poco a poco repasando toda la superficie y para la noche ya teníamos las dos salas libres de gotelé. Ya solo quedaba retirar el plástico protector para el siguiente paso: la pintura.
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