A la hora de ahorrar electricidad en verano podemos pensar que prescindir del aire acondicionado nos permitirá bajar un poco la factura, y efectivamente puede que así sea, pero hay además otro gran devorador energético al que se le suele prestar menos atención: el frigorífico.
Son aparatos que tienen que estar las 24 horas del día encendidos, a diferencia de los aires acondicionados y otros electrodomésticos de gran consumo como las vitrocerámicas, hornos y similares. De ahí que al final del mes su impacto en la factura sea muy relevante.
Y en este consumo eléctrico influyen varios factores fundamentalmente: la edad del frigorífico, como ya pudimos comprobar en su día las diferencias entre un modelo antiguo y otro moderno, y la eficiencia energética del mismo.
Frigorífico y congelador, unos devoradores de vatios
La clave con frigoríficos y congeladores es que están encendidos las 24 horas del día, lo cual supone hasta el 18,9% del total del gasto eléctrico de las viviendas según IDAE o hasta un 31% según estudios de la OCU.
Este consumo depende en gran medida de la eficiencia energética del aparato, dato que podemos conocer mirando las nuevas etiquetas de eficiencia que entraron en vigor en marzo de 2021, donde además se muestra una estimación del consumo eléctrico en kWh por año. Dichas etiquetas muestran una escala de la A a la G (atrás quedaron las famosas A+++), donde A representa los modelos más eficientes y G los menos eficientes.
Los frigoríficos de clase A y B son ahora mismo los más eficientes en términos de consumo energético. Utilizan tecnologías avanzadas para maximizar la eficiencia y minimizar el uso de energía, como un compresor inverter, aislamiento de alta densidad y controles de temperatura precisos. Y precisamente estos ingenios de última generación permiten diferenciarlos además de los modelos más antiguos, que pueden seguir enfriando bien, pero probablemente lo harán con un mayor gasto eléctrico.
Según señala el fabricante Beko, un frigorífico moderno con una clasificación energética A puede consumir hasta un 60% menos de energía que un modelo con una clasificación inferior, especialmente si está en la otra punta de la escala.
Otra cifra interesante nos la da Endesa, aunque esta vez para la clasificación energética anterior a 2021, quien apunta que "una nevera con calificación E, F o G puede consumir hasta el doble de energía que una con etiqueta A o B".
¿Supone esto mucho en el uso real? Pues aquí depende de cómo lo utilicemos, si lo abrimos con más o menos frecuencia, si lo tenemos poco o muy cargado, etc. Usos y hábitos que en verano cobran más fuerza que nunca puesto que las necesidades de refrigeración se incrementan y las condiciones de las cocinas se vuelven más complicadas para que los equipos trabajen.
En nuestras pruebas entre un modelo nuevo muy eficiente y otro antiguo menos eficiente llegábamos a la conclusión de que un frigorífico antiguo que todavía funcionaba bien podía gastar una media de 2,6 kWh al día (unos 100 vatios cada hora) frente a los 0,6 kWh (menos de 30 vatios cada hora) de un modelo más moderno y eficiente, es decir, teníamos un consumo anual de entre 219 y 949 kWh.
En Beko ofrecen resultados similares estableciendo una escala de consumo anual en función de la clasificación energética de los aparatos, con valores que van desde los 100-150 kWh año de los más eficientes hasta los 550 kWh de los menos eficientes.
Pero todo esto, ¿cómo se traslada a gasto de luz? Si tomamos el caso más extremo de un modelo con clasificación A con 100 kWh año y uno clase G con un consumo de 550 kWh año tenemos una diferencia de 450 kWh al año. Para calcular lo que implica esta energía en la factura eléctrica habrá que multiplicar por el precio actual de la luz, que tiene un importe medio en las últimas semanas según la CNMC de 0,14€/kWh.

Así, nos da como resultado una diferencia de 63 euros solo por el factor de la eficiencia energética del frigorífico. Si extendemos esto a toda la vida útil del aparato, que puede ser de unos 10 años, la cifra sube hasta unos 630 euros, como vemos cantidad más que notable como para amortizar el gasto inicial.
Y a esto podemos añadir factores adicionales que nos harán gastar más si nuestro modelo es antiguo, como pérdidas de rendimiento por el paso del tiempo, fallos en el aislamiento por deterioro de las gomas en la puerta, etc.
Más información | Beko | Endesa | IDAE | Repsol | Naturgy
Imagen portada | José Antonio Carmona
En Xataka Smart Home | He comparado lo que gasta mi antiguo frigorífico con otro más moderno y eficiente. Es una ruina y no sé cómo no lo he cambiado todavía
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