En el cine es fácil encontrar escenas donde a través del reconocimiento de retina, dactilar, facial o de voz se accede a instalaciones con un alto grado de seguridad. Pero más allá de esas escenas de ficción el campo del reconocimiento biométrico está experimentando su mayor expansión dentro de los usos domóticos.
Cuando pensamos en aplicaciones de reconocimiento biométrico muchos no podemos evitar imaginar llegar a casa y con la voz ordenar a la televisión que ponga la película que queremos ver (como en los controles por voz de los nuevos televisores de Samsung) o simplemente programar una cita o guardar una nota en el móvil como con Siri, el asistente de voz del iPhone. Y claro, sin olvidar ese mítico gesto de película donde con dos palmadas encendemos o apagamos las luces de la estancia en la que nos encontramos.
Es genial, super cool. Pero no es el caso. Donde está realmente ayudando el reconocimiento biométrico es en casos donde el usuario dispone de alguna capacidad. Haciendo así que su independencia sea lo más alta posible. Pueden abrir puertas, encender el aire acondicionado o realizar una llamada. Todo mediante comandos de voz. Ahí es donde la tecnología realmente está ayudando.
Y sí, será genial para todos la inclusión de dichas tecnologías en los dispositivos que actualmente utilizamos pero me parece más útil aún si antes que nuestra comodidad conseguimos que personas con discapacidades puedan disfrutar de un hogar digital que les facilite su día a día, al menos en su propia casa. Ya que luego, en la calle hay muchas más cosas que mejorar antes.
El próximo verano Madrid acogerá el próximo congreso mundial de Biometría. Será presidida por Javier Ortega, de la Universidad Autónoma de Madrid. En el se podrán conocer los últimos avances en el campo. Un evento al que, si te interesa el tema de la domótica y el reconocimiento biométrico no deberías faltar.
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