Así uso una regleta inteligente para ahorrar en la factura de la luz

Regleta
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El ordenador, el monitor, la impresora y el flexo viven conectados a una misma regleta. Cuatro aparatos que usamos prácticamente a diario para nuestras labores y que, sin ser los que más potentes ni los que más energía gastan de la casa, al menos la mitad permanecen encendidos aproximadamente ocho horas al día y la verdad es que todo suma. Así que primero los enchufé a una regleta cualquiera y más tarde pasaron a esta regleta inteligente. Esta "actualización" ha sido natural en otros escenarios, como por ejemplo con el enchufe con programador que usaba con el calentador de agua de mi antigua casa, que pasó a un modelo "smart" con el paso del tiempo. Usar una regleta es una buena idea para ahorrar electricidad, pero si es conectada, mejor: estos son mis motivos.

La primera razón es inherente al uso de las regletas y es disponer de varias tomas de corriente en un lugar donde solo había un enchufe. La segunda es pura comodidad: el enchufe original está situado en la zona del rodapie, lo que supondría tener que agacharse para conectar mis dispositivos, mientras que la regleta la tengo sobre la mesa, en la parte trasera para que no quede a la vista.

Si no tuviera una regleta, aparte de necesitar más enchufes, tendría que preocuparme por enchufar y desenchufar cada aparato, lo que significa que probablemente se me olvidaría hacerlo. Y aquí es donde una regleta ayuda a ahorrar energía al mantener bajo control el stand by, porque hemos calculado cuánto consumen los aparatos al estar conectados y nos hemos llevado una desagradable sorpresa: al precio de la luz, vaya si se nota en el bolsillo.

Regleta conectada implica una experiencia de uso más personalizada

Pero con mi antigua regleta de vez en cuando me seguía pasando que me olvidaba de desenchufarla: es lo que tiene que esté alejada de la vista, que puede pasarse aunque tuviera un botón de encendido/apagado luminoso que da el cante en la oscuridad. Así que con la regleta conectada hice uso de la función de programación: sé que nunca trabajo de noche, por lo que la configuré para que estuviera encendida de 6:30 de la mañana a 17h, más o menos mi horario de trabajo. Así sé que fuera de esa franja, la regleta estará siempre apagada.

Lo anterior también puede hacerse con enchufes programables de tipo digital, pero sucede que ni todos los días ni todas las semanas son iguales. Así, por ejemplo el próximo lunes 15 de mayo será festivo en Madrid y yo no trabajaré. Si tengo un enchufe programable pero "tonto" y me he ido de puente, este se encenderá y el stand by estará activo. Lo mismo puede pasarte si no lo has ajustado previamente con una regleta smart, pero como lo puedo controlar desde la aplicación, siempre puedo acceder a la app esté donde esté y apagarlo. En mi caso, funciona hasta mi Apple Watch para más comodidad.

A veces puede pasar que te des cuenta cuando estás en otra habitación y piensas "anda, está la regleta encendida, voy a apagarla", pero se te olvida. Lo bueno de la mayoría de regletas conectadas es que son compatibles con algún asistente de voz (en mi caso, con Google Assistant y Alexa, esta última la que uso en mi hogar), por lo que puedo consultarle a Alexa en el momento si está la regleta encendida y que la apague. La guinda del pastel es que hasta podría configurar rutinas, como por ejemplo que si tengo el despertador encendido a las 6:30 (mi hora de levantar cuando trabajo), entonces se encienda inmediatamente después.

En resumen, la idea es evitar el stand by a toda costa: primero, con una configuración que permita que esté encendida en horas de trabajo y segundo, ser capaces de prever y actuar ante imprevistos.

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