El encarecimiento del metro cuadrado y las crecientes dificultades de acceso a la vivienda (hay una sobredemanda y la escasa oferta), que afectan ya no solo a los jóvenes, sino también a muchos otros colectivos, han llevado la imaginación arquitectónica a límites insospechados. Un ejemplo llamativo es este trastero de poco más de 25 m², transformado en un acogedor y funcional apartamento.
Si bien estamos acostumbrados a ver cómo antiguos locales comerciales se convierten en alojamientos turísticos, resulta menos común encontrar trasteros reconvertidos en viviendas. Sin embargo, esta tendencia gana terreno, hasta el punto de que algunos estudios de arquitectura se han especializado en este tipo de proyectos. El que presentamos a continuación es una buena muestra de ello.
De espacio oscuro a apartamento coqueto
Al frente de la reforma de un trastero oscuro y sin encanto se encuentra la arquitecta Federica Scalise. El inmueble (se pueden ver aquí todas las fotos de la reforma), situado en el barrio de Exarcheia, en pleno centro de Atenas, fue concebido originalmente como almacén. Sus propietarios, sin embargo, querían transformarlo en un alojamiento acogedor para recibir amigos o destinarlo a alquileres de corta estancia.
Con apenas 25 m² disponibles, el reto consistía en distribuir un dormitorio y una sala de estar independientes, además de incorporar una pequeña cocina y un baño completo. También se diseñó un pasillo que conecta la zona de estar con el balcón, aprovechando cada centímetro para generar espacios de almacenamiento integrados.
"Al diseñar un espacio tan pequeño, siempre empiezo por las funciones principales, teniendo en cuenta la flexibilidad del espacio y cómo se va a vivir en él. En este caso, la inclusión de esta estructura que contiene y jerarquiza los usos. Se crea así un pasillo que conduce de la entrada a la zona de estar con el balcón. Las aberturas en las paredes, como ojos de buey, cristaleras y cortinas, ponen los espacios en comunicación entre sí y añaden transparencia y efectos de luz"
A pesar del espacio tan reducido, la responsable del proyecto Federica Scalise, afirmaba que “este piso contiene varias inspiraciones y referencias”. Por ejemplo, el dormitorio toma como referencia una tarima tradicional japonesa conocida como tokonoma, al igual que el pavimento modular, que evoca la textura del tatami. En el salón, la hornacina original se ha transformado en un aparador que, a su vez, remite a la estética mediterránea de inspiración griega, gracias a sus estantes abiertos e integrados en el muro.
El secreto, según explica Scalise, consistió en exprimir al máximo cada rincón de la vivienda. El espacio disponible no era amplio, por lo que fue necesario recurrir a soluciones versátiles que permitieran optimizar tanto la funcionalidad como la estética.
Así, todo el mobiliario es a medida, con soluciones multifuncionales como la plataforma de la cama con cajones. Cada elemento se pensó con doble propósito: ahorrar metros y, al mismo tiempo, aportar carácter al conjunto.
“Hemos encontrado soluciones multiusos, como la plataforma sobre la que se asienta la cama, que contiene cajones y almacenamiento”
Y dado que solo había una única conexión con el exterior (el balcón) había que jugar sabiamente con las perspectivas y también con la iluminación y la paleta de colores.
“La distribución existente era estrecha y alargada con vistas a un único balcón, así que para reforzar la relación con el exterior y acentuar la perspectiva decidimos acentuar la materialidad del techo y el suelo. El techo original de hormigón quedó al descubierto y el suelo se cubrió con paneles modulares de pino hechos a medida, que recuerdan abstractamente al suelo de tatami. Entre estas dos superficies (techo y suelo), las paredes son neutras y se insertan toques de colores vivos para animar la estancia y crear acentos inesperados”.
La vivienda se ha diseñado con una iluminación y distribución que generan ambientes versátiles y aunque los espacios están separados, permanecen conectados mediante elementos como un ojo de buey entre cocina y dormitorio o una ventana fija de cristal entre dormitorio y baño, que favorecen la entrada de luz.
“La iluminación y, en general, el carácter de la casa se diseñó para crear ambientes versátiles y divertidos. De hecho, todos los espacios, aunque separados, están conectados: el ojo de buey conecta la cocina y el dormitorio; entre el dormitorio y el baño, la ventana fija de cristal sobre el armario divide los espacios, pero permite el paso de la luz. Luego, la cortina semitransparente añade ambiente e intimidad a la zona de la cama”.
En resumen, el éxito ha sido gracias a un aprovechamiento de cada centímetro, con mobiliario es a medida y soluciones multifuncionales básicas para este tipo de pisos compactos.
Imágenes | Federica Scarlise
Vía | Revista AD
En Xataka SmartHome |
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