Bill Gates y su gigantesca casa de la que no quiere mudarse: "Yo no puedo. Me gusta la casa que tengo"

Comprada en 1988 por poco más de 2 millones, ahora cuesta más de 130 millones

Bill Gates
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Ya no ostenta el título de la persona más rica del mundo. A fecha de 2024, ese reconocimiento pertenece a Elon Musk, cuya fortuna se estima en 243.700 millones de dólares. Por su parte, Bill Gates "solo" ocupa la séptima posición en el ranking, con un patrimonio valorado en aproximadamente 166 mil millones de dólares.

Una de las propiedades más destacadas en el patrimonio del fundador de Microsoft es su mansión, una imponente residencia que adquirió en su momento por una suma relativamente baja. Tras diversas remodelaciones, su valor actual supera los 130 millones de dólares. A pesar de su magnitud, Gates no tiene intención de desprenderse de ella.

La "casita" del lago

Xanadu 2.0 Esta es la casa de Gates Imagen | Maps

La mansión de Gates está ubicada en Lake Washington, cerca de Seattle. Una magnífica propiedad conocida como Xanadu 2.0 (en referencia a Ciudadano Kane) que el millonario y filántropo compró en 1988. La adquirió por apenas 2 millones de dólares. Tras varias décadas y renovaciones y una potente inversión de 63 millones, se ha convertido en un refugio hecho a medida para el magnate.

Cabría casi un campo de fútbol. Por poner contexto, la propiedad tiene una extensión de 66.000 pies cuadrados, unos 6.100 metros cuadrados, casi el tamaño de un campo de fútbol. Una mansión en la que no existe renuncia a ningún lujo.

La casa cuenta con seis cocinas, 24 baños, una biblioteca privada, piscina cubierta con sistema de música subacuática, canchas deportivas, sauna y una sala de trampolines, entre otras comodidades. Junto a todo este dispendio, "solo" tiene siete habitaciones.

A pesar de estar ahora soltero y con sus hijos independizados, Gates sigue disfrutando de la casa y considera que es una excelente inversión, pues su valor actual ronda los 130 millones de dólares. Es lo que afirmó a The Times en unas recientes declaraciones:

“Mi casa en Seattle, lo admito, es gigantesca. Mis hermanas se mudaron a una casa más pequeña. Yo no puedo. Me gusta la casa que tengo. A mis hijos les gusta volver, eso es un lujo. No cocino, no hago mi propia cama, pero no me importa si nadie la hace, no me daría cuenta”.

Tras varias décadas siendo propietario de la vivienda, Gates ha llevado a cabo importantes reformas para convertirla en un hogar acorde a sus gustos y necesidades. En total, ha invertido 63 millones de dólares para garantizar que fuera la residencia ideal.

En una entrevista concedida a Fortune en 2008, su exmujer, Melinda French Gates describió la vivienda como “el paraíso para un soltero, pero la peor pesadilla para una futura esposa”. De hecho, llegó a plantearse seriamente la posibilidad de no trasladarse a vivir allí.

Su apego a la propiedad recuerda al del magnate de la comunicación Warren Buffett (tiene una fortuna estimada de 147.000 millones de dólares), quien aún vive en su modesta casa de Omaha, comprada en 1958 por 31.500 dólares y hoy valuada en 1,4 millones. Aunque las dimensiones y lujos de ambas residencias son muy distintas, lo que comparten estos multimillonarios es la convicción de que sus hogares son más que simples propiedades: son testigos de sus vidas y parte de su legado.

Vía | Fortune

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