Cómo he adaptado mi puesto de trabajo en casa por poco dinero para que sea más ergonómico y saludable

Cómo he adaptado mi puesto de trabajo en casa por poco dinero para que sea más ergonómico y saludable

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Cómo he adaptado mi puesto de trabajo en casa por poco dinero para que sea más ergonómico y saludable

El aumento de personas que teletrabajan, motivado, sobre todo por la presencia de una pandemia que ha cambiado nuestros hábitos de vida, ha provocado también un aumento de los problemas de salud, ya sean de tipo mental o físico. Mucho tiempo en casa, dejar a un lado, la relaciones sociales, malas posturas... son muchos los factores que afectan a nuestra salud y que con el paso del tiempo se van manifestando.

Por eso quiero contar en este artículo, cómo he logrado adaptar mi puesto de trabajo en casa para que resulte lo más económico y saludable posible, y todo, sin tener que desembolsar una importante cantidad de dinero que no siempre garantiza el que vayamos a conseguir lo que estamos buscando.

Teletrabajo

Son más de 10 años, teletrabajando, la mitad de ellos en esta empresa en la que ahora escribo. Un tiempo en el que tenido que adaptarme tanto mental como físicamente para afrontar el día día. Un proceso en el que el puesto de trabajo también ha cambiado para intentar mantener una correcta salud postural.

Y es que poco a poco, mi espalda se ha visto castigada por largas horas sentado en una postura poco adecuada. Ni las largas caminatas diarias cuando cae el sol o antes del amanecer o la actividad deportiva cada vez que tenía un hueco han servido para impedir que mi columna se haya visto castigada.

Algo que han confirmado mis puntuales visitas al médico y a mi fisioterapeuta, donde aparte de tensión, descubrí un diagnóstico que me sonaba a chino (L4-L5: abombamiento discal difuso posterior [...] y L5-S1, protrusión discal focal central/paracentral posterior derecha [...]) y que me provocó una ciática que me tuvo varias semanas a base de calmantes.

Cuidar la higiene postural

Adaptación

Por eso, porque no quería volver a pasar por una experiencia similar y tener que pasar horas en urgencias, me puse en manos de profesionales. Decidí afrontar el problema, buscando lograr una mayor ergonomía en mi puesto de trabajo y la primera pregunta que hice fue ¿puede ser recomendable cambiar de silla?

Había visto sillas de todo precio y de todo tipo, con modelos económicos hasta otros con precios de cientos de euros. Y la respuesta que me dieron a mi consulta, me sorprendió.

Me dijeron que sí, la silla es fundamental, pero no sirve cualquier silla. Además, se trata de un mercado en el que hay mucho marketing de por medio (me dijeron textual). Si quería encontrar una silla adecuada a mis problemas lumbares, no bastaba con sentarme unos minutos y determinar si era o no era cómoda; debía probarla durante horas, algo a todas luces imposible.

Y el ejemplo que me puso para entenderlo mi fisio lo dejó claro. Lo mismo que probarse unos zapatos durante dos minutos no nos garantizan el que no vayamos a tener rozaduras o problemas al caminar, con una silla ocurre lo mismo.

La silla... clave, pero hay alternativas

Acomodar la silla

Por eso, antes de gastarme una cantidad importante en una silla que quizás no iba a corregirme los problemas posturales, decidí afrontar la modificación de mi puesto de trabajo, por mucho menos dinero y con elementos fáciles de encontrar.

Ante mis problemas lumbares, con dos pequeñas hernias discales en las vértebras L5 y S1, me recomendaron adoptar un rulo lumbar y un un cojín ergonómico, además de comprobar la posición del monitor, teclado, la altura a la que se encontraban y como tenía situadas las piernas.

Así que me puse manos a la obra y me hice con un rulo lumbar por un precio de poco más de 15 euros. Un modelo similar a este, que se ajusta a la curvatura de la espalda y que puedo acoplar al espaldar de la silla en la que trabajo.

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Además, éste lo combiné con un cojín para el coxis. Me costó 34 euros y es un elemento que sirve para aliviar la presión en la zona de la cadera, el coxis, la parte baja de la espalda y evitar la fatiga y el entumecimiento que puede aparecer en las piernas si se está muchas horas sentado. Formado por una espuma de alta densidad, logra mantener su forma incluso tras un uso continuado.

Ya tenía dos de los elementos necesarios para corregir la postura, pero aún no estaba todo. Debía comprobar la altura a la que se encontraba el monitor y el teclado y la posición de las piernas y los brazos en el escritorio.

En el caso del teclado, éste se encuentra situado en la mesa y me permite que los brazos y antebrazos formen un ángulo de 90 grados. El monitor era otro cantar.

Me aconsejaron que la posición correcta pasaba por tener el centro del panel a la altura de los ojos o ligeramente por debajo, para así mantener el cuello en la postura correcta y la espalda colocada en el respaldo de manera relajada y todo con una distancia de los ojos a la pantalla de unos 45 centímetros.

Evitar pasar largos periodos sentado, obligándome a levantarme de vez en cuando para descansar, con pequeños paseos por la casa o en la calle

Por eso tenía que elevar el monitor unos centímetros. En internet encontramos distintas soluciones para subir y elevar el monitor. Luego están los clásicos paquetes de folios o libros que podemos usar a modo elevador y en este sentido y buscando lo más barato, me hice con distintos restos de madera que pegué a modo de taco macizo. Sobre estos coloqué el monitor y logré que además, integrarán en la decoración al tener unos tonos similares a los muebles. Y como eran restos para tirar, en la carpintería me los dieron gratis.

Elevador

Las piernas por su parte, las tenía correctamente, pero para cambiar de postura de vez en cuando, en la misma carpintería, me hice con otro pequeño trozo de madera, también gratis. Sólo tenía que darle algo de barniz para que quedara bonito y de esta forma lo uso de vez en cuando para elevar durante unos minutos los pies.

No obstante, y dicho todo esto, el consejo que me dieron es básico. Evitar pasar largos periodos sentado, obligándome a levantarme de vez en cuando para descansar, con pequeños paseos por la casa o en la calle, de forma que los músculos y las articulaciones no se vean dañados. Además, me recomendaron realizar ejercicio físico adaptado a mis problemas lumbares, optando por pilates, yoga o natación para fortalecer los músculos de la espalda y evitar posibles problemas futuros.

Dicho todo esto, me aseguraron que mis dos hernias discales, podían permanecer en el tiempo y no eliminarse plenamente y eran fruto de una mala higiene postural prolongada que de esta forma tuve que empezar a corregir.

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