He estado un año sin usar mi Smart TV. Al encenderla, me encontré la mejor prueba de por qué es mejor no actualizarlas

Actualizar tu tele a la última versión no siempre es buena idea. De hecho, la mejor recomendación es esperar a ver que a otros usuarios les va bien

Samsung S95c
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Antonio Sabán

Director

He pasado un año fuera de casa, sin poder usar mi Samsung QD-OLED S95C, el modelo OLED de gama más alta del fabricante en 2023. Cuando me fui, la dejé con Tizen 7.0, y al volver, me la he encontrado con One UI basado en Tizen 8.0. Hay buenas y malas noticias.

Empezando por la parte buena, encuentro un sistema más moderno, que estéticamente me gusta más, y que agradezco tener. Atrás queda ese tiempo en que los fabricantes de televisores los dejaban en el limbo, y solamente llevaban las últimas versiones del sistema operativo a los nuevos modelos de cada año.

Dos fabricantes con sistema propio como Samsung y LG decidieron cambiar esto, y estoy ante los primeros frutos de esa decisión. Y lo malo es que en mi caso, también hay malas noticias en forma de lentitud.

Una experiencia más de gama media-baja que de gama alta

Oneui Con OneUI, todo es más agradable visualmente. Pero llegar a este menú requiere un paso más que con Tizen 7.0.

En mis pruebas, la Samsung QD-OLED S95C nunca fue un televisor rápido desde que se lanzó, especialmente considerando que en lanzamiento, en 65" partía de más de 3.000 euros.

La experiencia era aceptable, pero para acelerarla, tuve que tomar medidas como desactivar los canales de Samsung TV Plus, o encender la tele sin iniciar con Samsung Smart Hub. Otra cosa que hice para acelerar el sistema fue cambiar los DNS para decir adiós a los anuncios publicidad, con lo que mataba dos pájaros de un tiro. Así conseguí llegar a disfrutar usándola, aun siendo consciente de que estaba lejos de la fluidez de otros modelos.

Sin embargo, al volver a usarla me he encontrado que la persona que ha estado utilizándola la actualizó. A nivel de interfaz casi todo funciona mejor, está más ordenado y tiene más sentido, salvo que ahora necesito un paso más para llegar a cambiar los ajustes de imagen.

Sin embargo, en lo que respecta a velocidad, ahora siento que, sobre todo al encender esta Smart TV, tengo un modelo de gama media o media baja. Tras probar dejarla como la tenía en Tizen 7.0, desactivando TV Plus y Apple AirPlay, cambiando DNS y desinstalando aplicaciones, no he conseguido apenas nada.

Siento ralentizaciones importantes en la interfaz. ¿Dónde lo noto? Simplemente bajando entre opciones en una lista de ajustes o moviéndome entre iconos de aplicaciones en la pantalla principal. Situaciones que no son nada exigentes, pero que están lejos de ser lo peor. Llego a querer cambiar entre modos de imagen, por ejemplo, entre el modo película y Filmmaker, sin percibir que los nuevos ajustes están aplicados hasta segundos más tarde.

Dentro de las aplicaciones es incluso peor, pero ahí también es responsabilidad de los desarrolladores, y no solo del fabricante del televisor. Restablecerla a valores de fábrica no ha ayudado, este parece ser el funcionamiento normal del sistema. Por ello, estoy optando por utilizar un Apple TV y un Fire TV 4K Max.

La realidad puede ser distinta en otros casos, pero mi recomendación está clara: desactivar actualizaciones

En este mismo televisor, he visto cómo actualizaciones han corregido errores con problemas que había, como la gestión del movimiento. Y en muchos otros casos, hay actualizaciones que aportan funciones, como cuando los televisores de Sony recibieron soporte de VRR, o como cuando los OLED de LG recibieron Dolby Vision a 120 Hz para juegos.

Es decir, ejemplos de actualizaciones útiles y que aportan podemos buscar y encontrar muchos. Sin embargo, mi recomendación sigue siendo desactivar actualizaciones de barras de sonido o televisores si todo funciona correctamente. En el caso de que recibamos un aviso, acudiría a foros o redes sociales, a ver cómo la actualización está afectando al rendimiento y a las distintas funciones del televisor.

Más de década y media después de las primeras Smart TV, la fluidez sigue siendo una cuenta pendiente en muchos modelos

Si todo sale bien, podremos actualizar. Si hay problemas aparentes, estaremos ante una oportunidad genial para dejar el sistema tal y como lo tenemos. Celebro enormemente que las cosas estén cambiando en smartphones y televisores. Los primeros ahora tienen hasta 7 años se actualizaciones según modelo y marca. Y las teles tendrán actualizaciones anuales que antes eran una utopía.

Sin embargo, creo que una buena práctica de los fabricantes sería actualizar sólo si no hay una pérdida grande de rendimiento y, sobre todo, dejar volver atrás a los usuarios que quieran quedarse como estaban. Sí, incluso pese a perder alguna actualización de seguridad.

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