Aquí ya hemos explicado en otras ocasiones cómo llega la fibra óptica hasta nuestros hogares. Sin embargo, uno de los problemas que aparece con mayor frecuencia en los barrios más antiguos es la proliferación de cables en las fachadas. En Barcelona han decidido afrontar este escenario y han puesto en marcha un plan para intentar solucionarlo.
Vivir en zonas con edificios envejecidos implica, en muchos casos, acostumbrarse a convivir con cables que cruzan calles y trepan por las fachadas. La expansión de la fibra óptica ha agravado aún más esta situación, y por ello tanto empresas como instituciones buscan alternativas para reducir su impacto visual. El Ayuntamiento de Barcelona ha sido uno de los primeros en reaccionar, anunciando medidas para intentar poner fin a esta “plaga” urbana.
Feos pero necesarios
No son pocos los vecinos que se preguntan por qué aparecen esas interminables hileras de cables que afean el entorno. Muchas fachadas muestran auténticos entramados de instalaciones de fibra óptica, y Barcelona no es una excepción: el problema se ha extendido por numerosos barrios y ha encendido el debate ciudadano.
Conviene recordar —como ya mencionamos en este artículo— que, debido al interés general por garantizar la conectividad, las empresas instaladoras están autorizadas a desplegar estos tendidos (previo permiso municipal), incluso si ello supone colocar conductos y cables visibles en los edificios.
Esta situación, especialmente la degradación estética que provoca, ha llevado el asunto a la comisión de Urbanismo a propuesta de Junts, que ha conseguido que se impulse una revisión de la ordenanza del paisaje urbano. No obstante, los cambios no serán inmediatos y se prevé que la adaptación normativa lleve tiempo.
El Síndic de Barcelona (viene a ser una figura similar al Defensor del pueblo), David Bondia, ya había instado al Ayuntamiento el pasado julio a actuar ante esta problemática. El problema es que no pasa de ser una recomendación y no una obligación.
La Ley 11/2022, de 28 de junio, General de Telecomunicaciones deja en manos de las operadoras la responsabilidad de procurar que sus intervenciones afecten lo menos posible a la estética de los inmuebles.
Damià Calvet, de Junts, ha pedido “al Gobierno Municipal a modificar, en un plazo máximo de seis meses, la Ordenanza del Paisaje Urbano con el objetivo de incorporar una regulación específica del despliegue en fachada de las redes de telecomunicaciones, y en particular del cableado de fibra óptica, garantizando una integración ordenada y estéticamente coherente”.
Calvet ha expuesto que la Ley General de Telecomunicaciones de 2022, “permite que los municipios establezcan normativas urbanísticas y de paisaje para ordenar la integración de estas instalaciones”. Su planteamiento ha sido respaldado por todos los grupos, incluido el PSC.
Según cuentan en La Vanguardia, Laia Bonet, teniente de alcalde de Urbanismo, ha matizado que el plazo de seis meses propuesto por Junts para modificar la ordenanza “no es asumible”, aunque ha coincidido en que la situación requiere una intervención. Ha señalado que muchos de estos cables ya ni siquiera están en funcionamiento y, aun así, continúan deteriorando la apariencia de los edificios, por lo que ha anunciado la intención del gobierno municipal de actualizar la normativa de paisaje urbano de forma más amplia, no solo en lo referente al cableado
Mientras esa reforma llega, el Ayuntamiento publicará una guía de buenas prácticas dirigida a las empresas instaladoras, con el objetivo de que su impacto visual sea el menor posible. “Será una guía informativa, no una norma”, ha subrayado.
Un procedimiento reglado
Cada ciudad tiene una normativa específica a la hora de regular las canalizaciones y redes de servicios (esta es la de Granada por citar una), pero por regla general no se exige solicitar permisos al Ayuntamiento para instalar fibra por fachada, salvo en dos casos:
- Cuando el edificio está catalogado como patrimonio histórico
- Cuando la instalación afecta a zonas especialmente protegidas.
En estos supuestos, pueden existir requisitos estéticos, limitaciones en el uso de cables vistos o la obligación de emplear canalizaciones discretas que mantengan la armonía arquitectónica.
Pero por encima de todo está la antes citada La Ley General de Telecomunicaciones, que es la norma principal que regula la instalación de fibra óptica en España. La normativa estatal prevalece sobre la municipal, y por ejemplo la CNMC ha recordado a los ayuntamientos que no pueden impedir despliegues sin razones técnico-legales.
Una norma que reconoce el derecho de los ciudadanos a acceder a redes de telecomunicaciones y facilita que los operadores puedan desplegar fibra incluso cuando deben utilizar la fachada de los edificios.
Hay que recordar además que las comunidades de propietarios no pueden oponerse injustificadamente a estas instalaciones cuando son necesarias para garantizar el servicio y además la norma permite que los operadores ejecuten los tramos finales de red en edificios existentes, siempre cumpliendo los requisitos técnicos y notificando previamente a la comunidad.
Imágenes propias
Vía | La Vanguardia
En Xataka SmartHome | Así usan los técnicos los colores de los cables Ethernet: y yo durante años pensando que eran solo cuestión de estética
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