Cinco errores habituales usando un radiador y cómo te hacen gastar más calefacción

Radiador
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Estamos en pleno invierno y con un frío que invita a tener la calefacción a tope (en función de nuestros bolsillos). Más horas y más energía se van a traducir irremediablemente en más gasto en calefacción, pero si además llevas a cabo ciertas prácticas populares con tus radiadores, pero todavía. Si quieres optimizar tu consumo en calefacción, estas son las cinco cosas que deberías dejar de hacer con tus radiadores.

Deja de cubrirlos

La primera en la frente: la propia imagen de portada. Qué común es aprovechar la superficie de los radiadores bien para calentar/secar prendas de ropa (aumentando así la humedad del aire de la estancia, otro error), bien por cuestiones estéticas. Asimismo, hay pisos pequeños que abocan a que al lado del radiador coloquemos objetos grandes.

En cualquier caso, la idea fundamental es dejar obstaculizar su emisión de calor al ambiente. Si quieres maximizar su capacidad para calentar, lo ideal es dejarlos lo más libres posibles.

No los enciendas todos

Es relativamente habitual tener radiadores colocados en todas las habitaciones, pero en la práctica probablemente no vayas a estar usando todas tus estancias en todo momento.

Si hay una habitación que no uses normalmente, lo suyo es tener su radiador pertinente apagado. Si sigues nuestro consejo, después de apagar el radiador cierra la puerta de la estancia para aislarla, ya que de lo contrario la temperatura más baja de ese espacio se compensaría con el aire caliente del resto de la casa, desperdiciando el calor de los demás radiadores.

... pero no lo hagas continuamente

El punto anterior puede hacernos pensar en ir apagando y encendiendo radiadores continuamente. Por ejemplo, apagar el radiador de tu oficina cuando haces la pausa de la cocina. Error.  La idea de apagar radiadores tiene sentido cuando no vas a usar esa habitación más mientras esté la calefacción encendida.

Piensa que cuando apagas un radiador, la temperatura de esa habitación va descendiendo y si rápidamente vas a volver a usar la habitación y necesitas que vuelva a calentarla, el salto térmico será más alto, lo que se traduce en que el radiador tendrá que funcionar a todo gas. 


En este caso lo que nos interesa es mantener la temperatura lo más estable posible, de modo que no se consuman más recursos.

Cada radiador con su temperatura

No es lo mismo la habitación donde trabajas a lo largo del día que el salón donde pasas la tarde - noche delante de la tele que la cocina donde cocinas y comes o el baño, que usas puntualmente. El tiempo que pasas en cada estancia y actividad que desempeñas en ella marca qué estrategia adoptar en cada radiador.

En este sentido,  los radiadores de lugares como baños, cocinas y pasillos son los candidatos a que los regules a la baja, lo que se traduce en que gastarás menos en calefacción.

Termostato

No descuides el mantenimiento: púrgalos

No es ningún secreto ni nada nuevo que los sistemas de calefacción necesitan un mantenimiento mínimo para un funcionamiento adecuado. Centrándonos en los radiadores, la operación es tan sencilla y rápida como un purgado que deberías hacer con la llegada de la época fría cada año.

El objetivo de purgar un radiador es eliminar el aire de su interior, ya que en caso contrario necesitarán más energía para calentar o incluso peor, que no funcionen bien y nunca se calienten demasiado.


Foto portada de eduard en Unsplash

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