Aunque puedo usar la pirólisis, no quiero que mi factura de la luz se dispare
Lo mejor es una limpieza periódica para que luego no cueste tanto trabajo quitar la suciedad acumulada
Estamos en el ecuador de la Navidad, con ese ritmo agradable, quizá más relajado de lo normal, pero —todo hay que decirlo— también agotador, entre comidas y cenas familiares… sobre todo si eres el anfitrión. Entre pavo, cordero, gambas… todo muy apetitoso, pero luego hay que limpiar. Ya hemos visto cómo dejar impolutas las sartenes o cómo aprovechar al máximo el lavavajillas, pero ¿y el horno que tantas veces usamos como armario?
Es uno de los elementos de la cocina más utilizados a la hora de preparar cualquier plato y, además, uno de los que más sufre las consecuencias navideñas. Lo más habitual es que el horno acabe lleno de grasa, salpicaduras y restos de comida pegados por todos lados si lo usas estos días. Por eso vamos a repasar algunos trucos para que esa limpieza sea, en la medida de lo posible, menos tediosa y no sea un despilfarro de electricidad.
A mí me pasa cada año: cuando llegan los invitados, lo paso genial, pero luego llega la parte menos buena. Hay que ponerse a fregar y limpiar y, entre todo, aparece el horno, hecho un desastre. Por suerte, con un poco de organización (y algunos trucos sencillos), se puede dejar el horno impecable sin demasiado esfuerzo y listo para seguir cocinando sin malos olores ni humo.
Cocinar… y después limpiar
Lo primero es dejar que el horno se enfríe por completo antes de empezar a limpiarlo. Nunca es buena idea ponerse manos a la obra cuando todavía está caliente (mejor seguir tranquilamente con la sobremesa). Hay que esperar a que se enfríe bien, ya que podrías quemarte y, además, los productos de limpieza no actúan igual de eficazmente.
Cuando el horno ya está frío, lo más práctico es retirar las rejillas y las bandejas. Si las dejas en remojo con agua caliente y un poco de jabón o desengrasante, la grasa se ablanda y después resulta mucho más fácil frotar y dejarlas como nuevas.
Productos y métodos que funcionan. Para la grasa incrustada dentro del horno (esa que queda después de una buena comida navideña), lo ideal es usar productos específicos o seguir pasos que los fabricantes recomiendan.
Por ejemplo, Bosch recomienda para la limpieza del horno el uso de un desengrasante diseñado para la grasa y suciedad típica de cocción. Otra marca como Miele, recomienda retirar la grasa incrustada con un producto específico después de cada uso y señalan que esto ayuda a mantener el aparato en buen estado.
Así lo limpio a fondo
Te voy a contar lo que yo hago para estos casos siguiendo lo que recomiendan las marcas y lo expertos. Es una especia de guía práctica que siempre me funciona pero que puedes adaptar al horno que tienes en casa.
Lo primero que hago siempre es apagar el horno y asegurarme de que está completamente frío. Parece obvio, pero es un paso importante tanto por seguridad como para que los productos de limpieza funcionen correctamente.
Después retiro la grasa suelta con una esponja húmeda o un paño. No hace falta frotar con fuerza en este punto; se trata solo de quitar los restos más superficiales antes de pasar a una limpieza más a fondo.
A continuación aplico un desengrasante, ya sea uno específico para hornos o el que recomienda el propio fabricante. Lo dejo actuar el tiempo indicado en el envase, sin prisas, para que la grasa incrustada se vaya ablandando poco a poco.
Cuando el producto ya ha hecho su efecto, froto con una esponja suave o un trapo hasta que la grasa empieza a desprenderse. En este punto se nota mucho la diferencia y el esfuerzo es mínimo si se ha respetado el tiempo de actuación pero sobre todo, si hemos llevado a cabo una limpieza periódica.
Por último, aclaro bien con agua limpia para eliminar cualquier resto de producto y seco el interior antes de volver a usar el horno. Así evito olores extraños y me aseguro de que queda listo para la siguiente comida o cena.
Este proceso puede llevar un rato la primera vez, pero te aseguro que la satisfacción de abrir un horno limpio después de las fiestas vale la pena (y te ayudará a que la próxima vez sea más fácil).
El consejo extra final
Para las cenas navideñas, una persona que usa el horno a diario me dio además un consejo extra que cada año pongo en práctica: colocar papel de horno o una bandeja en la parte inferior para recoger las gotas y los restos de comida. Es un gesto sencillo, pero supone mucha menos grasa que limpiar después.
Puede que tu horno tenga función pirolítica o hidrolítica. Usarla es una opción, claro, pero conviene hacerlo con cabeza, porque al final se nota en la factura de la luz. Yo la utilizo solo de vez en cuando, sobre todo para ablandar y eliminar la grasa y los restos más difíciles antes de hacer una limpieza a fondo.
Lo que sí recomiendo siempre es realizar una limpieza periódica, especialmente después de cada uso. De esta forma evitas que se formen capas duras de restos de comida y suciedad que, con el tiempo, cuestan mucho más trabajo eliminar.
Foto de portada | Ashim D’Silva en Unsplash
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