Antonio Sabán
DirectorEn diciembre llenamos la casa de materiales inflamables, sobrecargamos los enchufes y encendemos calefactores. Para evitar que la decoración acabe en tragedia, Javier, bombero de la Comunidad de Madrid e instructor en prevención de riesgos, ha explicado en la tele las claves para blindarte frente al fuego.
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Certificado hasta en árbol. El bombero recomienda asegurarse de que el árbol de Navidad sea certificado, ya que eso garantiza que cumple prescripciones técnicas de seguridad. Y lo demuestra en la práctica, tratando de quemar con un mechero las hojas. El resultado de ese árbol certificado es que no arde con llama viva. Esto da un tiempo de reacción que no da un árbol de mala calidad, que arde al instante.
Luces y enchufes: mejor LED. La iluminación es otro gran foco de riesgo. La recomendación es clara: siempre luces LED, que son más seguras porque generan menos calor, y además consumen mucho menos. Eso sí, ell riesgo no está solo en la bombilla, sino en dónde enchufamos la iluminación. El bombero advierte: no hay que sobrecargar los enchufes.
Además, igual que con el árbol, es importante elegir adornos homologados, y llama a mirar el omnipresente logo CE. Según el bombero, la diferencia suele ser mínima en precio.
Calefactores: la regla del metro. Con el frío, braseros y calefactores están peligrosamente cerca de la decoración. La regla de oro que menciona el bombero tiene que ver con la distancia: estos aparatos deben colocarse a un metro como mínimo de cualquier elemento combustible, incluyendo el árbol. En el caso de un servidor, tengo un brasero rodeado por la ropa de la "falda camilla", y siempre somos extremadamente
También conviene aplicar sentido común con los horarios: lo ideal es calentar la estancia antes de que llegue la gente y mantener el calor cerrando puertas, pero sin tener el aparato funcionando continuamente. Y, muy importante, por la noche deben quedar siempre apagados.
Las velas (que quizá conviene evitar). Son bonitas y dan una calidez excepcional, sí, pero este toque final es el más conflictivo. Javier advierte que las velas tradicionales son extremadamente peligrosas, especialmente las que están totalmente expuestas.
Si se usan, deben colocarse dentro de un recipiente estable que impida que vuelquen. Aun así, el consejo más seguro es optar por la alternativa sin riesgo (y sin alma): velas eléctricas a pilas, que imitan la llama sin poner en peligro la vivienda.
Los datos de incendios navideños que validan los consejos
Los datos de la Asociación Nacional de Protección contra Incendios (NFPA) explican que el peligro no reside tanto en el árbol en sí, sino en lo que le conectamos. Aunque estos incendios no son los más frecuentes, sí desproporcionadamente letales: uno de cada 32 incendios de árboles de Navidad resulta en una muerte, una tasa mucho más alta que la media de otros siniestros domésticos en aquel país, que es de una por cada 143. Las estadísticas respaldan los consejos de Javier sobre la iluminación: casi la mitad de estos fuegos (entre un 40% y un 44%) tienen su origen en fallos de la distribución eléctrica o en el equipo de iluminación.
La otra gran fuente de riesgo que señala el informes es la distancia de seguridad, validando la "regla del metro" del bombero. En uno de cada cinco incendios (20%), la causa fue tener una fuente de calor, como una estufa, radiador o vela, demasiado cerca de las ramas o decoraciones. De hecho, diciembre es el mes crítico para las velas: el número de incendios provocados por ellas se dispara en estas fechas, siendo la causa de casi la mitad (46%) de los fuegos de decoración en el hogar, excluyendo los árboles.
Imagen | Telemadrid y Artur Stanulevich en Unsplash
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