Llevo tres años usando el sistema de apertura electrónica de contenedores de Pamplona y ojalá se implantara en más ciudades

Llevo tres años usando el sistema de apertura electrónica de contenedores de Pamplona y ojalá se implantara en más ciudades

Aunque inicialmente era reacia a proporcionar datos personales, que se recicle más y mejor y las calles estén más limpias me ha terminado de convencer

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En los últimos años me ha tocado vivir a caballo entre Madrid y Pamplona y, dejando al margen diferencias culturales o de tamaño, hay un hábito de lo más mundano que también era el día y la noche entre ambas ciudades: bajar a la calle a a tirar la basura.

Hace años la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona inició un proyecto de sistema de apertura electrónica de contenedores. Primero como fase piloto en unos barrios, después implementado en la capital navarra y después en los alrededores, como es el caso de Barañain o Mutilva. ¿Qué es eso de sistema de apertura electrónica de contenedores? Abrir el contenedor de materia orgánica o con una tarjeta o con el móvil mediante una app.

Cómo funciona el sistema de apertura electrónica de contenedores

Antes de su implantación, este contenedor marrón de materia orgánica ya estaba cerrado, en tanto en cuanto no podía abrirse con la mano o el pie así como así, requiriendo de una llave universal y anónima que evita que sintamos la tentación de usar el primer contenedor que tengamos delante (o quizás, el que esté más vacío) para echar la basura. Eso sí, tenía un hándicap evidente: si vas por la calle comiendo un plátano y quieres tirar la cáscara y no tenías la llave, te tocaba echarla donde no corresponde.

Entonces llegó la tarjeta electrónica y la aplicación, SIGMA MCP app, disponible gratis tanto para Android como para iPhone. Tengo que reconocer que normalmente solo uso la segunda por practicidad: no siempre llevo la cartera encima y sí el móvil, además me resulta mucho más cómodo acercar el móvil y leer el QR para abrir la puerta que tener que rebuscar la cartera (insisto, en caso de llevarla), abrirla y localizar la tarjeta. Quien lleve la cartera repleta de tarjetas y demás me entenderá.

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Decía antes que la llave anterior era anónima, algo que no pasa con la tarjeta y la app. Estas están asociadas a cada dirección y permiten registrar datos de uso, en palabras de la Mancomunidad, para 'poder realizar acciones de comunicación más precisas y orientadas a zonas concretas.'  Se entregaron dos tarjetas por domicilio y en caso de pérdida o robo, pueden volver a solicitarse  en la web de la MCP.

Para no abarrotar más la cartera, la tarjeta sirve para el resto de contenedores que vayan integrándose en este sistema y además sirven para usar en el transporte urbano. Vamos, que abres el contenedor y para montarte en la villavesa (el autobús urbano de Iruñea). En cuanto a la aplicación, hay que vincularla a la cuenta que se envía y que puede compartirse con hasta cuatro personas más.

Por otra parte, cabe destacar que las tarjetas TUC personalizadas también servirán para la apertura de contenedores. Para ello, habrá que solicitar la activación de esa función en la tarjeta cumplimentando un formulario disponible en la web de la MCP.

Así, para abrir el contenedor basta con tocar el botón y acercar la tarjeta o leer el código QR con la app del móvil y después, pisar el pedal.

Mi experiencia con el sistema de apertura electrónico de basuras

Confieso que la primera vez que oí hablar de este sistema, activó todas las alarmas relativas a la privacidad y seguridad por un lado porque convertir en electrónico un sistema tan rudimentario como es abrir la tapa de un contenedor y echar la basura implica recopilar y manejar datos que posteriormente pueden o bien sufrir brechas de seguridad o ataques.

Por otro lado está la cuestión de quién tiene acceso a esos datos, qué datos y qué se hace con ellos. En la aplicación queda registrado cómo se tratan. Así, figura que los datos son conservados hasta que acabe el contrato aplicando las medidas de seguridad pertinentes y que después se eliminarán, que estos se usan para registro y autenticación, que es posible revocarlos en cualquier momento y que la empresa responsable es italiana. Entre los datos recogidos se encuentran los usuarios, emails o la dirección asociada.

Basura

Tampoco podemos olvidarnos de añadir dificultad a un proceso sencillo: olvidos de tarjeta, desenvolverse manejando el móvil, incidencias con la aplicación o el sistema de apertura... según mi experiencia, he visto a gente mayor usando la tarjeta sin problema y no he experimentado bugs en la aplicación que me hayan hecho desistir. Pero en ese caso, también se puede reportar dentro de la propia app.

¿Por qué pasar de un sistema anonimizado a uno personalizado? Como se ha visto en las experiencias piloto y otras implantaciones, la idea es conseguir una alta separación en origen de la fracción orgánica. Sin ir más lejos, en Azpilagaña (barrio de Pamplona), pasaron del 17% al 64%. Además, su objetivo fundamental es el estadístico, no el punitivo. Y no habría cómo hacerlo: más allá de saber cuántas veces y a qué horas tiras basura, no saben si estás tirando un ordenador al contenedor orgánico.

Tengo claro que, como pasa con los pagos con tajeta frente al metálico, el control es mayor tirando la basura con app o tarjeta que a la vieja usanza y eso no me agrada, pero si esto implica un esfuerzo mayor por parte de la ciudadanía para tirar la basura habiéndola separado, mejor: se recicla más y mejor. Eso sí, el tema del reciclaje y la sostenibilidad es algo que debe caer al conjunto de la sociedad y no solo en consumidores, pero eso da para su propio artículo.

Por otro lado estas estadísticas ofrecen información valiosa para personalizar y mejorar el servicio de recogida basuras (pero esto está en el tejado de la empresa explotadora). Así, puede monitorizar qué días hay más cantidad de basura o picos anormales y actuar en consecuencia reforzando. De este modo evitamos que haya basura por las zonas aledañas con lo que eso supone: insalubridad, animales, suciedad... por otro lado, también se minimiza el vandalismo en tanto en cuanto su acceso al interior es más complicado.

En la práctica y dejando al margen esos estudios que confirman un mayor y mejor reciclaje, me interesa encontrar las calles más limpias y la basura dentro de los contenedores, algo que sí que he apreciado: si hay espacio en el contenedor, la distribución es más eficiente y además pasa menos que alguien los abra y tire todo fuera.

Portada | Eva Rodríguez de Luis

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