Esto es lo que tienes que saber sobre los DAC para averiguar si realmente necesitas uno

Los DAC están de moda. Y es perfectamente comprensible. La popularidad que está adquiriendo la distribución a través de Internet de música digital codificada en formatos de alta resolución ha provocado que muchos usuarios queramos hacernos con un DAC que nos permita disfrutarla con la máxima calidad posible. Esta es la razón por la que en Xataka Smart Home solemos hablar de ellos con relativa frecuencia.

Varios de nuestros lectores nos habéis sugerido que preparásemos un post en el que explicásemos de una forma sencilla qué es un DAC y qué podemos hacer exactamente con él. Así que, dicho y hecho; aquí lo tenéis. Aunque ya lo hemos explicado con anterioridad, voy a intentar desarrollarlo con el máximo rigor posible, pero, al mismo tiempo, de una forma sencilla, y, sobre todo, aportando algunas ideas nuevas a lo que hemos contado hasta ahora. Eso sí, es probable que después de leerlo empecéis a pensar seriamente en haceros con uno. Vamos allá.

Conversión de digital a analógico

Lo primero que tenemos que tener presente es que la música que contienen nuestros CD, SACD, el disco duro de nuestro ordenador o nuestro teléfono móvil, por ejemplo, está codificada en el dominio digital. Esto es algo que probablemente todos tenemos claro, y también sabemos que las antiguas cintas de casete y los discos de vinilo contienen música en formato analógico. Ahora que hemos recordado que nuestra música puede estar almacenada en formato digital o analógico (si nos gustan los discos de vinilo), debemos recodar que las cajas acústicas de nuestro equipo de música necesitan recibir una señal eléctrica continua, y, por tanto, analógica, si queremos que suenen. No podemos enviarles directamente los ceros y los unos que podemos extraer de un soporte digital, como un CD.

La labor que realizan los DAC (Digital to Analog Converter) consiste en pasar una señal del dominio digital al analógico. Ni más ni menos. También existen dispositivos que realizan el proceso contrario, y que, por tanto, consiguen transformar una señal analógica en otra digital, pero estos no son los que nos interesan en este momento. La forma en que un DAC realiza este proceso de conversión escapa al propósito de este post por su complejidad, pero es posible que la abordemos en otro post más adelante.

La mayor parte de los lectores de CD, DVD y Blu-ray Disc que todos tenemos en casa incorpora en su interior un DAC. Pero también podemos encontrarlo en nuestros teléfonos móviles, ordenadores, y, en general, en cualquier dispositivo que sea capaz de reproducir música digital y enviársela directamente a unos altavoces o unos auriculares. Si ya lo tenemos en el interior de muchos de nuestros dispositivos, ¿para qué queremos un DAC dedicado como, por ejemplo, el D150 de McIntosh del que os hablamos ayer mismo? Veámoslo.

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Razones para hacernos con un DAC

Esencialmente, podemos tener dos razones para hacernos con un DAC externo o dedicado. La primera es, sencillamente, para procesar con más precisión, y, por tanto, calidad, nuestra música digital. Cada conversor puede utilizar una topología circuital y unos chips de conversión muy diferentes, y estas diferencias, precisamente, determinan su calidad de sonido final. Si tenemos un lector de CD o SACD y queremos mejorar su sonido, podemos utilizar una de sus salidas digitales (normalmente óptica o coaxial) para enviar a un DAC externo de buena calidad el tren de datos digital que extrae de nuestros discos.

La otra razón para hacernos con un DAC dedicado consiste en que los últimos modelos son compatibles con una enorme cantidad de formatos de codificación de alta resolución, como PCM de hasta 24/32 bits y 192/384 kHz, DSD o DXD. Si queremos disfrutar de la gran calidad de sonido que pueden ofrecernos estos formatos, y el DAC integrado en nuestro equipo de música no está preparado para procesarlos, la mejor opción pasa por hacernos con un nuevo convertidor.

Si tenemos presente todo lo que hemos repasado hasta ahora podemos intuir con facilidad qué entradas y salidas podemos encontrarnos en un DAC. Como hemos visto, estos dispositivos reciben señales digitales, por lo que necesariamente deben incorporar entradas para señales digitales, como pueden ser USB, ópticas (EIAJ/TosLink), coaxiales (S/PDIF), etc. Y sus salidas serán de tipo analógico. No obstante, estas últimas pueden ser, a la vez, de dos tipos: single ended o balanceadas (si queréis conocerlas mejor podéis echar un vistazo a este otro post en el que hablamos de ellas).

Antes de comprar, investiga

Actualmente en el mercado podemos encontrar decenas de DAC con prestaciones muy diferentes y precios también muy distintos. Conversores diseñados para convivir con smartphones y tablets, DAC de referencia pensados para trabajar codo con codo con mecánicas de transporte de mucha calidad, preamplificadores y lectores de CD con DAC incorporado al que es posible acceder externamente... De todo. Por esta razón, os sugiero que penséis detenidamente con qué dispositivos necesitáis utilizarlo y qué formatos debe descodificar, y que elijáis el que mejor se adecue a vuestras necesidades. No os costará encontrarlo.

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