Realizar un correcto mantenimiento periódico del lavaplatos es esencial si queremos que limpie bien la vajilla y evitar malos olores
Un problema muy frecuente a la hora de usar nuestro lavavajillas es que, incluso aunque tenga solo unos meses de funcionamiento y sea de una marca cara, puede que comencemos a notar al poco tiempo que no limpia como al principio o incluso que los platos y vasos salen con malos olores.
Algo que no es grave, pero que puede ser un incordio, sobre todo si estamos pensando en recibir visitas con motivo de las reuniones navideñas y queremos que salga todo a la perfección.
Suponiendo que no sea una avería en alguno de sus componentes, si todo parece funcionar correctamente lo más probable es que el problema sea un mal mantenimiento del equipo. ¿Qué tenemos que hacer para que esto no suceda y tener la fiesta en paz?
Limpiando nuestro lavavajillas
Hacer una limpieza periódica del interior de nuestro lavavajillas es esencial para que no se acumulen restos de comida y suciedad variada que puede crear malos olores y hacer que los platos salgan luego en mal estado.
Y sí, el primer paso fundamental es revisar y limpiar el filtro donde esta suciedad suele acumularse, aunque puede que esto no sea suficiente para acabar con el problema por completo.
Para limpiar los filtros debemos fijarnos en las instrucciones del fabricante, aunque normalmente se encuentra debajo de las aspas y se accede desenroscando un tapón rodeado de una placa metálica con micro orificios.
El filtro se puede girar y extraer y una vez quitado hay que separar la pieza cilíndrica de la rejilla metálica para después limpiar el cilindro en el fregadero con un cepillo y así eliminar la suciedad y restos de comida acumulados.
¿Al quitarlo notamos un mal olor? Pues podemos eliminarlo dejándolo en una mezcla de agua caliente, vinagre blanco y un poquito de jabón durante una media hora.
Limpiar las aspas aspersoras es también fundamental para que la vajilla salga con un buen acabado y no llena de gotitas y churretes. El motivo aquí puede estar causado por la acumulación de cal y agua sucia en los brazos de aspersión, que como señalan desde Bosch pueden obstruir las boquillas y apoyos.
Y las paredes interiores, ¿hay que limpiarlas? Pues sí, aunque aquí el proceso es relativamente más fácil. El primer paso consiste en limpiar con un paño húmedo y detergente para lavavajillas por si hubiera restos de suciedad pegada a la superficie. Es importante que no usemos productos químicos fuertes que contengan cloro, como la lejía, ya que podríamos dañar el recubrimiento de la cuba.
Luego ponemos una pastilla o detergente normal en el depósito, o un producto específico para este fin, e iniciamos un programa de lavado sin vajilla dentro a alta temperatura (más de 60 ºC) para desincrustar bien la grasa.
También es importante limpiar periódicamente otras piezas del lavavajillas, como las juntas de la puerta, el frontal del aparato o el cuadro de mandos. Podemos hacerlo con un paño húmedo.
Agua dura y descalificación del lavavajillas
Finalmente, desde Balay aconsejan que es necesario descalcificar el lavavajillas con regularidad, ya que permitirá cuidar el buen funcionamiento del aparato sobre todo si vivimos en una zona con agua dura. En estos casos, la sal adicional en el depósito del lavavajillas es esencial para conseguir una vajilla impecable y que el aparato funcione perfectamente a largo plazo.
Y si uso pastillas todo en uno, ¿necesito también añadir sal? Pues según señalan fabricantes como Bosch, Teka o Finish, dependerá del nivel de dureza del agua de nuestra zona. En zonas de agua razonablemente blanda, las pastillas de lavavajillas "todo en uno" que ya llevan sal incorporada pueden ser suficiente, aunque no está de más que de vez en cuando rellenemos el depósito para ayudar al descalcificador interno de la máquina.
Pero si vivimos en una región con agua dura, la sal adicional en el depósito es esencial para conseguir una vajilla impecable y que el lavavajillas funcione perfectamente a largo plazo.
¿Qué pasa si no voy a usar el lavaplatos durante un tiempo? Es el caso por ejemplo de cuando nos vamos fuera de casa por vacaciones, momento en el que conviene dejar la puerta abierta o semiabierta para evitar malos olores.
Imagen portada | José Antonio Carmona
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