A la hora de ahorrar en calefacción dentro de casa lo ideal sería poder contar con ventanas de última generación y triple acristalamiento que nos aíslen completamente del exterior.
Es lo mejor pero también lo más caro y complejo muchas veces de instalar en algunas situaciones, requiriendo incluso meterse en pequeñas reformas que quizá no estemos dispuestos a asumir.
Más allá de los burletes
Este es el motivo de que en los últimos años hayan proliferado diferentes sistemas que tratan de ofrecer una mejora en el aislamiento de nuestras viejas ventanas gastando muy poco, como puede ser el caso de los burletes para los carriles, el aislante para los cajones de las persianas e incluso los plásticos de burbujas para los cristales en sí, como vimos en este artículo.
Son soluciones que pueden resultar eficaces hasta cierto punto, pero que pueden fallar si la carpintería de la ventana tiene grietas por las que se escapa el calor y puede entrar el frío, sobre todo en los días de viento.
Una opción para evitar estas pérdidas de calor, que según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), puede suponer entre el 25% y el 30% de la energía en calefacción que usamos en una habitación, es utilizar algún tipo de yeso, masilla o silicona para cubrir las rendijas.
Otra mucho más sencilla y rápida de aplicar es la conocida como cinta térmica aislante, conceptualmente similar a la clásica cinta americana pero formulada específicamente para esta misión de cubrir las rendijas de ventanas y puertas que dan al exterior.
Se trata de cintas autoadhesivas que se colocan en las rendijas o superficies por las que se cuele el aire frío de fuera, en general con capacidad para aguantar la humedad, la lluvia, hielo y nieve sin problemas, ofreciendo más aislamiento que la cinta aislante o americana tradicional, aunque tampoco podemos esperar milagros.
Se presenta en diferentes tamaños de anchura y longitud de los rollos, así como en varios colores, como blanco o transparente, este último ideal si no queremos que se note una vez puesta. Además, su precio es de lo más económico, ya que hay modelos como este de dos rollos de 5cm x 20 metros por unos 10 euros, o este otro de 3 cm x 10 metros con capacidades de aislamiento térmico y acústico por 9,99 euros.
¿Son una solución definitiva? Pues no. Además, dependiendo del tipo de ventana que tengamos y de donde esté la rendija que queramos tapar lo más probable es que nos dure solo unos meses y que tengamos que quitarla al acabar el invierno, por ejemplo para poder abrir las ventanas cuando llegue el calor. Pero con el bajo precio que tienen estos rollos tampoco es que sea un despilfarro.
¿Se nota de verdad poner algo así en una ventana? Pues la capacidad de aislamiento del material en sí, por mucho que diga la publicidad, no es mucha, ya que al final no deja de ser una lámina finísima de plástico. Pero su potencia se encuentra en que evitan que entre el aire frío sobre todo cuando hace viento, y esto sí marca una gran diferencia con respecto a no poner nada.
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