Naturgy responde: estos son los mejores tipos de aislamiento para ahorrar calefacción en casa

Aislar la vivienda nos permitirá mejorar el confort térmico y acústico además de gastar menos calefacción y aire acondicionado

A la hora de lograr mejorar la eficiencia energética en nuestros hogares hay un elemento clave si no queremos desperdiciar energía cada día que encendemos la climatización en casa: el aislamiento térmico.

En general, tenemos muchas formas de mejorar dicha característica en nuestros hogares, con medidas cotidianas que podemos tomar nosotros mismos en las zonas más problemáticas, como por ejemplo en las ventanas.

Pero además existen muchos tipos de aislamiento que cumplen su misión de diferentes formas, algo que ha comentado la compañía Naturgy recientemente en su página web, señalando cuáles son las opciones que podemos encontrar ahora mismo en el mercado de cara a ahorrar calefacción este invierno.

Aislamiento térmico exterior e interior

Placa de yeso con aislante ya incorporado. Imagen: Pladur

Según Natrugy, desde el punto de vista de la eficiencia energética, el aislamiento térmico exterior es el más efectivo de cara a bajar el gasto en calefacción en los hogares, ya que evita los puentes térmicos y aumenta la inercia térmica del interior, produciendo una temperatura más agradable en las habitaciones.

Su eficiencia dependerá de la calidad de los materiales empleados y de que se haya hecho una instalación adecuada de los mismos, así como una evaluación de los factores climáticos locales. Así, el Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior o SATE es uno de los más empleados, estando formado por tres componentes: una capa de aislante térmico, que suele ser poliestireno, un adhesivo y un revestimiento.

En el caso del aislamiento para interiores, además de protección frente al frío y el calor, con ellos también conseguimos un mayor aislamiento acústico de  la vivienda, teniendo la opción de aislar tanto paredes como techos y suelos. Por ejemplo en el caso del aislamiento en paredes, puede hacerse a través de paneles aislantes que quedan ocultos dentro de estas.

Son de materiales como la espuma de poliuretano, la fibra de vidrio o la lana mineral. Otra alternativa son las placas de yeso con aislamiento ya incorporado, que se colocan directamente sobre las paredes existentes o bien comprar unos paneles o láminas de PVC que se colocan de forma sencilla sin obras, aunque son menos efectivos.

Láminas aislantes decorativas de PVC autoinstalables. Imagen: Leroy Merlin

En el caso de los techos, es posible utilizar fibra de vidrio o lana mineral entre las vigas para reducir la pérdida de calor, aunque también podemos emplear espuma de poliuretano o instalar unos paneles rígidos que ya contienen esta espuma.

El aislamiento de suelos es más complejo, ya que en general suele hacerse en la primera obra o con una reforma importante posterior. Para ello suele emplearse una capa de aislante sobre el hormigón del forjado del suelo de la planta baja, utilizando materiales como paneles de poliestireno expandido.

Aislante en formato de espuma expansiva. Imagen: Leroy Merlin

¿Y si no queremos o podemos hacer grandes obras en la casa? Otra opción para mejorar el aislamiento pasa por el conocido como aislamiento técnico insuflado o inyectado en cámaras o en diferentes zonas problemáticas de la vivienda.

Es un sistema más moderno que consiste en hacer un pequeño agujero en la pared o el techo por el que se pasa una manguera que inyecta poliuretano o fibra de celulosa, suponiendo claro está que exista una cámara de aire que pueda contener el material mientras se va fijando a la superficie.

Según Naturgy este sistema no es tan eficaz como el resto de medidas, porque no se puede asegurar que el material se haya repartido de una forma totalmente uniforme dentro de la pared. Aun así, las diferencias son considerables, ganando en confort térmico y aislamiento acústico.

Aislante térmico en ventanas

Imagen | Amazon

Las ventanas suelen ser puntos débiles de los hogares a la hora de perder temperatura, tanto en invierno con la calefacción como en verano desperdiciando aire acondicionado. El problema es doble. Por un lado porque generan un puente térmico que permite que la temperatura interior salga al exterior y viceversa, y también porque no están bien instaladas y hay grietas u holguras que dejan pasar corrientes de aire.

Para mejorar el aislamiento es recomendable escoger modelos con marcos materiales que no generen un puente térmico, por ejemplo el PVC, la madera, o el aluminio con rotura de puente térmico.

Si no queremos cambiar las ventanas por completo, podemos optar por instalar los socorridos burletes, unas bandas generalmente fabricadas con materiales gomosos que se  instalan en los bordes y carriles para prevenir las filtraciones de aire  a través de las rendijas. Suelen desgastarse con el paso del tiempo, sobre todo si la ventana tiene mucho uso de abrir y cerrar constantemente, pero también con la exposición a la luz solar directa y a las condiciones climáticas adversas como heladas.

Imagen: Buerlete Zhensflourish en Amazon

La durabilidad también está influenciada por la calidad del material, la instalación y el adecuado mantenimiento, como la falta de limpieza o la lubricación que pueden acelerar su deterioro.

También es posible colocar láminas aislantes térmicas que han sido pensadas para reducir las fugas térmicas que se producen a través de los cristales, sobre todo, en los que no sean de tipo bajo emisivo.

Imagen | Amazon

Los cajetines de las persianas son un punto importante a tener en cuenta en el  aislamiento de las mismas. Es una barrera adicional contra la pérdida de calor y la filtración de aire frío procedente del exterior, por lo que un cajón bien construido y aislado es fundamental si queremos ahorrar en calefacción.

En general suele haber dos tipos de cajetines. En primer lugar tenemos los que vienen integrados completamente en la estructura de la ventana, algo muy habitual en los modelos nuevos ya sean ventanas correderas o abatibles. Estos suelen estar muy bien asilados, son más estancos y sin rendijas que dejen entrar el aire frío.

En segundo lugar tenemos los "cajetines de obra", que están integrados en los muros de la vivienda y que suelen ser los más problemáticos sobre todo en edificios antiguos. Están formados por un cajón fabricado habitualmente en madera con poco grosor y si nuestra casa tiene ya unos años quizá no cuente con aislante de ningún tipo, por lo que la exposición a la intemperie es elevada.

En estos casos conviene siempre que sea posible mejorar la calidad del cajón, colocando tapas con madera de mayor calidad, instalando aislantes térmicos en el interior y sellando las juntas que dan a la pared con productos de silicona, espuma de poliuretano o similares que impidan la entrada de corrientes de aire.

Imagen portada | PXHere

Más información | Naturgy

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