Estas son, según Balay, las seis cosas que nunca debes hacer al poner el lavavajillas

El lavavajillas es uno de los electrodomésticos más comunes en cualquier hogar y, aunque parece sencillo de utilizar, sigue teniendo trucos que muchos pasan por alto (sin ir más lejos, todavía hay quien no sabe que necesita sales para funcionar correctamente). Por eso merece la pena repasar seis errores frecuentes que, según Balay, seguimos cometiendo al usarlo.

Muchas de estas costumbres vienen de hace años, cuando los lavavajillas eran menos eficientes y funcionaban de otra manera. Sin embargo, los modelos actuales han evolucionado mucho y ya no requieren ciertos hábitos que antes parecían imprescindibles. De hecho, algunas prácticas que se siguen haciendo pueden resultar innecesarias e incluso contraproducentes.

No te fíes de los mitos sobre su consumo

Muchas personas todavía creen que el lavavajillas gasta más agua que fregar a mano, pero es justo lo contrario. Los modelos actuales pueden trabajar con menos de 10 litros por ciclo, mientras que dejar el grifo abierto un solo minuto supone gastar casi esa misma cantidad. Usarlo a diario puede suponer un ahorro de miles de litros al año y un uso mucho más eficiente del agua.

Evita dar un prelavado bajo el grifo

Todavía existe la costumbre de aclarar los platos antes de meterlos en el lavavajillas, como si este no fuera capaz de eliminar la suciedad por sí mismo. Basta con retirar los restos sólidos con un utensilio o un cepillo. Los lavavajillas ya incluyen un prelavado automático, así que pasar la vajilla por el grifo solo dispara el consumo sin aportar ninguna mejora real. Deja que la máquina haga su trabajo: está diseñada para eso.

Controla bien la cantidad de detergente

La dosis correcta es clave para un resultado perfecto. Puedes elegir entre pastillas, geles o detergente en polvo, pero lo importante es no echarlo directamente dentro de la cuba, porque se perdería en la fase inicial de aclarado. Debe colocarse siempre en el compartimento correspondiente y respetar la cantidad recomendada por el fabricante: normalmente una pastilla o unos 20–25 ml de detergente para una carga con suciedad normal.

No uses siempre el mismo programa

Los lavavajillas modernos vienen equipados con distintos programas y ciclos para adaptarse a cada necesidad. Los programas más largos suelen consumir menos energía porque emplean temperaturas más bajas. 

• Para el uso diario, los modos automáticos ajustan la temperatura según la cantidad de suciedad. 
• Si necesitas eliminar restos muy adheridos, el ciclo intensivo es la mejor opción para ollas y sartenes. 
• Para cristalería y vajilla delicada, existen programas suaves que trabajan a temperaturas menores. 
• En momentos de prisa, los ciclos rápidos —normalmente de una hora— resuelven una carga estándar sin complicaciones.

Elegir el programa adecuado no solo mejora el resultado: también optimiza el consumo.

No coloques la vajilla al azar

La forma en la que distribuyes platos, vasos y cubiertos dentro del lavavajillas influye directamente en la limpieza. Seguir estas indicaciones garantiza que el agua y el detergente lleguen a todas partes. Estas son algunas pautas básicas: 

• Retira restos de comida antes de colocar cada pieza. 
• Evita que los objetos se toquen entre sí. 
• Coloca los cubiertos en su bandeja o cestillo, preferiblemente separados. • Sitúa recipientes y vasos boca abajo para que no acumulen agua. 
• Asegúrate de que los brazos aspersores pueden girar sin obstáculos. 
• Comprueba que usas la dosis correcta de detergente.

No abras el lavavajillas justo al terminar

Es tentador vaciarlo nada más escuchar el pitido final, pero es mejor esperar unos 20–30 minutos y ya explicamos el motivo. Ese pequeño margen permite que el vapor se escape y que la vajilla termine de secarse con su propio calor residual. Si quieres un secado impecable, usa abrillantador, que mejora la evacuación del agua y reduce la aparición de marcas.

Foto de portada | Wendelin Jacober

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