¿De verdad crees que no tienes oído? Antes de darte por vencido, prueba esto

¿De verdad crees que no tienes oído? Antes de darte por vencido, prueba esto
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A finales del año pasado publiqué un post en el que os propuse dos métodos diferentes a los que podemos recurrir cuando queremos escuchar música de una forma más plena y enriquecedora. Soy de los que piensa que no hay una forma correcta o incorrecta de escuchar música, pero estos dos métodos, que son los utilizados por algunos profesionales de la producción musical y la Alta Fidelidad, me han ayudado en muchas ocasiones.

El tema que me gustaría abordar en este post está relacionado con el que traté en la entrada que he mencionado antes, pero su enfoque es diferente. Me explico. Conozco muchas personas que en alguna ocasión me han asegurado que no tienen oído, y que por esa razón no perciben ninguna diferencia cuando escuchan música en dos equipos completamente diferentes. Aunque, por supuesto, respeto su opinión, no estoy de acuerdo en absoluto. Intentaré explicaros por qué.

Es evidente que cada persona tiene una sensibilidad y una memoria auditivas diferentes, de igual forma que no todos percibimos los sabores y vemos los colores exactamente con la misma intensidad. Sin embargo, estoy convencido de que la mayor parte de las personas que creen no tener buen oído en realidad lo piensan porque aún no han descubierto alguna de las muchas formas de escuchar música que pueden ayudarnos no solo a percibir los matices con más intensidad, sino también a disfrutar más el acontecimiento musical que estamos reproduciendo.

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Cuatro consejos para disfrutar más

Como veréis a continuación, los consejos que voy a proponeros son fáciles de llevar a la práctica. En un principio requieren un poco de esfuerzo, pero enseguida uno se va acostumbrando a escuchar de esta forma y empieza a relajarse, a disfrutar más. Por supuesto, uno de los «efectos secundarios» de esta técnica, aunque no es en absoluto el más importante, consiste en que, en adelante, es más fácil percibir las diferencias que existen entre dos equipos de reproducción diferentes. Os invito a probarlos. Seguro que, como a mí, os resultarán útiles. Suele ayudar practicarlos con los ojos cerrados.

  • Vuelca toda tu atención en un solo instrumento de los que estás escuchando (puede ser la voz de un cantante), y procura «seguirlo», dejando en segundo plano los demás instrumentos de la composición musical. Un buen equipo será capaz de separar nítidamente todos y cada uno de ellos.

  • En este paso es esencial cerrar los ojos previamente. Cuando lo hayas hecho, imagina que ante ti se encuentra el escenario en el que se está llevando a cabo la interpretación e intenta recrear mentalmente la posición de cada instrumento, y también del vocalista. Verás que poco a poco comienzas a percibir las dimensiones del escenario en anchura, altura y profundidad.

  • Intenta percibir los matices que habitualmente pasan desapercibidos, como las vibraciones de las cuerdas de una guitarra o el sonido leve de la respiración del cantante. Si el equipo de música tiene la suficiente resolución y la toma de sonido (la grabación) es realmente buena, es posible apreciarlo.

  • Presta atención a los silencios. No son frecuentes en todos los géneros musicales, aunque sí cuando escuchamos música clásica, étnica y jazz, y en menor medida también en la música pop. Los silencios preparan nuestro oído y nuestro cerebro para los estímulos que llegarán a continuación, cuando se reanude la interpretación.

Como os decía en las primeras líneas del post, al principio estos consejos requieren un poco de esfuerzo, pero enseguida comprobaréis que os vais relajando y sumergiendo de una forma más plena en la música. Al margen de la calidad del equipo. Estoy seguro de que si lo probáis, os gustará.

Imagen | AndYaDontStop, en Flickr
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