Google Chromecast cumple más de 10 años y todavía sigue acompañando nuestros televisores: repasamos su historia

Que el televisor sea el centro del hogar conectado es un concepto que se lleva cociendo durante muchos años. Sin embargo, han sido muchas las empresas que han fallado hasta dar con la tecla y hacer que las Smart TVs se encuentren en el lugar que están ahora.

Google también lo intentó y falló estrepitosamente con uno de sus lanzamientos: el Nexus Q. Sin embargo, de sus cenizas nació uno de los dispositivos que acabaron revolucionando la forma en la que reproducimos contenido en nuestros televisores. Ya hace más de 10 años que el Chromecast se encuentra en nuestras vidas, y tras varias generaciones sigue vivo en millones de televisores.

La pieza de hardware más exitosa de Google

El éxito de Google en sus múltiples áreas viene sobre todo arraigado a su software. No obstante, a pesar de sus múltiples fracasos en hardware, el Chromecast acabó siendo (casi sin quererlo) la gallina de los huevos de oro para Google. Su adopción por parte del público fue inmediata, siendo la clave su bajo coste y la gran utilidad que presentaba: poder transformar cualquier televisor con HDMI en un centro multimedia conectado a Internet.

La salida del Chromecast dio una nueva vida a muchos televisores que comenzaban a estar anticuados ante la inminente llegada de una nueva generación de televisores inteligentes que lo cambiaría todo. Y es que el Chromecast aterrizó al mercado bajo unas condiciones idóneas, siendo la solución para todos aquellos que querían reproducir vídeos y música sin la necesidad de tener que conectar un PC.

Cuando el Chromecast llegó en 2013, los usuarios podían enviar contenido por medio de casting desde dispositivos móviles y tablets. De esta manera, cualquiera que quisiera reproducir un vídeo en YouTube o escuchar música a través de Spotify y plataformas similares desde el televisor, podía hacerlo con tan solo presionar un par de botones en su teléfono móvil.

El Chromecast llegó inmediatamente antes del boom de las plataformas de streaming, por lo que poco después y tras varias iteraciones, también se convirtió en un pilar que hizo que muchos usuarios pudieran disfrutar cómodamente de plataformas tales como Netflix, HBO, Prime Video y demás.

Recordemos que cuando el Chromecast aterrizó por primera vez al mercado, no contaba con ningún tipo de interfaz de usuario, sino que dependía exclusivamente de que un dispositivo externo se conectara a este para poder transmitir el contenido que deseábamos reproducir. De hecho, el concepto de Chromecast se mantuvo intacto hasta 2020, año en el que Chromecast con Google TV irrumpió en el mercado y ofreciendo así una interfaz y múltiples opciones a través de Google TV, una capa personalizada de la firma que se superponía a Android TV.

Chromecast hacía fácil lo que en una época no era tan sencillo hacer. Desde la llegada de AirPlay en el Apple TV de 2010, muchos fabricantes se esforzaron para conseguir lo mismo fuera de Apple. El estándar de Miracast era el camino a seguir, aunque muchos fabricantes de televisores intentaron apropiarse de esta tecnología y obligando a los usuarios a pagar por un televisor que la incluyera, como Samsung con ‘AllShare Cast’ o LG con ‘SmartShare’.

De esta manera, cuando Chromecast aterrizó al mercado, cualquiera que tuviera un teléfono Android, sea de la marca que fuese, podía enviar contenido a cualquier televisor que tuviera un puerto HDMI para conectarlo. La gran accesibilidad de este periférico y su precio (unos 35 dólares de salida), fueron ingredientes esenciales para el rotundo éxito de Chromecast.

Un dispositivo muy vivo a día de hoy

A través de sus distintas iteraciones, las cuales incluían un mejor rendimiento, compatibilidad con mayores resoluciones y demás, también iban saliendo al mercado alternativas al Chromecast. De esta forma, los dongles HDMI y los set-top-boxes comenzaban a conquistar el mundo. Dispositivos como el Fire TV Stick, NVIDIA Shield TV, Roku (este sobre todo en Estados Unidos), y muchos más nombres conocidos ahora, empezaban sus andanzas.

Si bien la inclusión de un sistema operativo fue un gran paso para Chromecast cuando adoptó Google TV, hay quienes siguen prefiriendo este dispositivo a como era antaño. Una de estas razones es su independencia entre cualquier dispositivo que se conecte, dejando a un lado la mezcla de perfiles que se genera en el televisor cuando nos conectamos a él (YouTube te miro a ti), o la inexistencia de publicidad, precisamente porque no había nada que mostrar en pantalla, solo el contenido que fuésemos a reproducir (a excepción de la publi integrada en las apps).

Incluso a día de hoy, que todos los televisores disponen de su propia plataforma de Smart TV y sistemas operativos muy capaces, hay una gran masa de usuarios que sigue prefiriendo conectar un dongle HDMI o TV Box para mejorar las características de software de su televisor. Y es que si cuentas con un sistema operativo cerrado y limitado como lo puede ser Tizen OS, webOS, VIDAA y similares, siempre puedes optar a comprar uno de estos dispositivos con el sistema operativo que prefieras. Así podrás escoger un televisor con una gran calidad de imagen independientemente del sistema operativo que incorpore.

También hay quienes huyen completamente de estos televisores y prefieren seguir con su “tele tonta” y un Chromecast a mano para reproducir lo que quieran. Sea como sea te lo hayas montado, la versatilidad es otra de las grandes claves de este tipo de dispositivos, dando una gran libertad al usuario. Todavía hay un gran margen de mejora en lo que respecta al software y al rendimiento en muchos de estos dispositivos, pero afortunadamente contamos con la ayuda de múltiples apps open-source para personalizar nuestro Chromecast como queramos.

Imagen | Xataka Android

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