Los surcoreanos de Astell & Kern apuntan cada vez más alto. Después de sorprendernos con dos reproductores portátiles de música de alta gama como son los modelos AK240 y el AK120 Titan, han lanzado un nuevo reproductor de música en red que, por sus especificaciones, aspira a competir en la liga de productos de referencia absoluta.
Lo más sorprendente del AK500N, que es como se llama este dispositivo, es, sin lugar a dudas, su diseño. Sus creadores afirman haberse inspirado en la montaña suiza Matterhorn, pero, al margen de este tipo de licencias «poéticas», es evidente que este reproductor tiene un estilo propio bastante marcado. Y su construcción parecer ser de primera. De hecho, según Astell & Kern su chasis está mecanizado a partir de bloques de aluminio macizo.
En la parte superior de este dispositivo se aloja una pantalla táctil con resolución WXGA que puede ser abatida en múltiples ángulos, y desde la que podemos controlar el proceso de reproducción. Pero la característica más interesante del AK500N es su capacidad de procesar ficheros PCM de hasta 32 bits y 384 kHz, y también DSD64 y DSD128. El DAC encargado del crítico proceso de conversión D/A es un Cirrus Logic CS4398 que trabaja con trenes de datos DSD, lo que evita que estos ficheros tengan que ser convertidos a PCM.
De hecho, si el usuario lo prefiere también puede pasar a DSD los ficheros PCM, una característica interesante que demuestra que el AK500N incorpora un DAC compatible con el formato DSD, algo menos habitual de lo que parece. Sin embargo, lo que realmente lo posiciona como un reproductor de alta gama es la utilización de alimentación mediante baterías durante la reproducción y la posibilidad de dotarlo de una capacidad de almacenamiento máxima de 4 terabytes a partir de discos duros SSD.
Aunque en las fotografías que ilustran el post no se aprecia con claridad su tamaño, el AK500N es bastante compacto. Mide 214 x 243 x 238 mm y pesa 11,4 Kg. Un último apunte: es compatible con DLNA y tiene salidas balanceadas y single-ended. Como veis, tiene una pinta fantástica, pero cuesta una auténtica fortuna: 12.000 dólares (unos 10.160 euros). Demasiado para los bolsillos de la mayor parte de nosotros.
Más información | Astell & Kern
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