Hubo un tiempo donde dijimos «llegará el momento donde controlaremos nuestras cosas con la voz». Como quien silba al caballo. Aquella promesa lleva resonando desde los años 20, desde aquel futurismo preindustrial copado por lustrosos edificios art decó. Después llegarían los primeros dispositivos electrónicos impulsados por transistores, las radios de bolsillo y, con ellas, la miniaturización.
Hoy nos comunicamos con nuestros gadgets. 8.400 millones de cosas conectadas en todo el mundo, el doble de habitantes. Disponemos de lavadoras, frigoríficos o televisores alimentando ese “Internet de las cosas”. Pero la realidad es que hablan distintos idiomas, cada uno se comunica bajo sus propios términos.
Hasta ahora. Aunque no dialogan y nosotros seguimos siendo el nexo de unión entre todos los puntos, la llegada de los altavoces inteligentes como Google Home ha supuesto una transformación, un salto para configurar nuestra smart home. Además, aunque no todos los altavoces Bluetooth son inteligentes, los altavoces inteligentes sí son fuente emisora. Podemos preguntarle por el tiempo de nuestra ciudad, reproducir nuestra playlist favorita de Spotify o simplemente dejar sonando la radio.
Cosas que hacer (sin moverse del sofá)
El auténtico paso en el hogar conectado no ha venido determinado por un panel táctil con cien opciones, o esas consolas llenas de botones que la imaginería soviética grabó en nuestras retinas. No. El verdadero hogar conectado ha venido propiciado por estos asistentes monitorizados.
Respondiendo al interrogante de cabecera: sí, el altavoz inteligente por fin supone un avance real y definitivo. Aunque aún queda mucho por andar.
Se trata de una cuestión de compatibilidad. Igual que existe la función CEC (Consumer Electronics Control) en los televisores, para controlarlos a través del estándar HDMI, sistemas como Google Home cada día se comunican con más aparatos. Al fin y al cabo partimos de un sistema operativo de código abierto: Android es de Google, pero sus herramientas están habilitadas para cualquier desarrollador.
Por ejemplo, pueden ayudarnos a una gestión más inteligente de las luces de la casa mediante sistemas como Philips Hue —con las que modular la temperatura de color en cada distinta habitación, la intensidad y programar el apagado automático—. Un simple comando enlaza con el sistema y el resto es cosa de ambos gadgets. Tampoco olvidemos los sistemas de seguridad: el cerrojo inteligente August Smart Lock o August Home hablan el mismo idioma que el asistente de Google.
Esto se aplica también a suites de control como Revolv o Samsung SmartThing, a los termostatos y cámaras inteligentes de NEST. No en vano, la empresa de California fue adquirida por Google y aprovecha sus avances en machine learning para hacer una gestión inteligente del consumo de energía, memorizando patrones y hábitos de uso para economizar. El aire acondicionado de Honeywell y su sistema WiFi también son compatibles con Home, permitiendo programar una semana entera de uso.
En cuanto a altavoces WiFi o Bluetooth, esta comunicación ha empezado a aterrizar en distintos sistemas. Los Bang & Olufsen Beoplay A6 ya cuentan con ello, Sonos no tardará en actualizar sus One para poder cambiar entre apps con sólo decir “Ok, Google, cambia la música del dispositivo”, incluso pudiendo saltar entre distintas familias de altavoces.
Una respuesta para nuestro día a día
Ya podemos olvidarnos del mando a distancia, de los cambios de pilas o el emparejamiento con claves de Bluetooth. Y no sólo del mando a distancia para cambiar entre canales o subir y bajar el volumen. También podemos dejar aparcado nuestro smartphone para casi cualquier función básica.
Google Home traslada la filosofía de su Assistant en un gadget externo
Google Home traslada la filosofía de su Assistant en un gadget externo. Esta es la idea central. Esos cuatro puntos luminosos nos avisan de que el altavoz está disponible para nuestra consulta.
Podemos programar nuestros propios comandos de voz o lanzar preguntas sencillas —y algunas no tan sencillas—. ¿Nos apetece un poco de scifi? Decimos “ok, Google, busca películas de ciencia ficción” y se nos dará un listado. ¿Preferimos ir a lo concreto? Un, “ok, Google, pon ‘Dark’” sincronizará inmediatamente con la función cast de nuestro televisor o Chromecast y abrirá la aplicación de Netflix. La vinculación suele ser inmediata.
¿Más ejemplos prácticos? Preguntar por un resultado de una suma o multiplicación mientras rellenamos los campos de una factura. Preguntar por el director o productor de alguna serie, saber cuándo y dónde nació cierto personaje ilustre.
O saber dónde hay un restaurante italiano, pero uno bien valorado y tramitar la reserva. Sacar entradas para el cine, agendar cualquier fecha, desde el día que haya que pasar la ITV o esa fiesta sorpresa que estamos programando para nuestro compañero de piso.
Si usas un teléfono Android seguramente ya hayas recurrido al Asistente de Google en más de una ocasión. Las dudas más urgentes casi siempre encuentran su respuesta inmediata preguntando al buscador. Ya sea para saber dónde hemos dejado el coche aparcado —recurriendo a Maps— o para el nombre de ese escritor premio Nobel que tienes en la punta de la lengua.
Conectando lugares y soluciones
La verdad es que hemos tenido que esperar más de la cuenta, hasta que Google Home hablase y entendiese nuestra lengua. Pero tanto Google Home Mini como su hermano mayor Google Home ya se comunican con soltura en español.
Los sempiternos problemas de distribución también han sido resueltos, El Corte Inglés, que se ha adaptado a los nuevos tiempos, ya trabaja de forma conjunta con Google tanto para crear un canal de comunicación dentro de Google Assistant como para comercializar estos altavoces más dispuestos que el mejor de los mayordomos.
De hecho, esta experiencia va más allá de la simple comercialización. Gracias al cerebro de Google, la función nos permite tener acceso a la información de productos disponibles en El Corte Inglés y obtener una respuesta a nuestras necesidades respecto a los distintos productos: precios, disponibilidades, tiempo de envío, promociones, etcétera. Es decir, convertir el portal en una base de datos consultable con un simple “ok, Google…”.
Como avanzadilla, ya está accesible la información relacionada en la categoría de telefonía. Se espera que el sistema vaya ampliando a otras áreas, como electrónica o alimentación.
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