Solo he necesitado 20 euros de inversión para mejorar el aislamiento de mi viejo piso de alquiler y gastar menos en calefacción

Si no quieres realizar cambios estructurales ni llevar a cabo reformas cuantiosas y laboriosas, este par de pequeños elementos marcan la diferencia en el aislamiento de casa

Lo ideal para gastar menos en calentar la casa a una temperatura confortable es contar con un sistema de calefacción eficiente y barato por un lado y por otro, tener nuestro inmueble bien aislado. En mi pequeño piso de alquiler en Madrid no se cumplen demasiado estas premisas: tengo una caldera de gas con pocos radiadores y además son pequeños y la casa está mal aislada, lo que provoca que en verano haga mucho calor y en invierno justo lo contrario. Esto es especialmente notable cuando nos vamos unos días fuera, ya que no podemos jugar con la ventilación y las persianas.

Estando de alquiler como estamos, no es posible acometer ninguna modificación estructural, pero afortunadamente hemos tomado medidas fáciles y baratas para mejorar el acondicionamiento y exprimir al máximo nuestra calefacción. De hecho, solo hemos gastado 20 euros y los resultados son sorprendentes para la baja inversión realizada.

Con paneles reflectantes en los radiadores

Las habitaciones se calientan gracias a que los radiadores transmiten calor al entorno de forma radial, por lo que interesa que estén en lugares céntricos de la estancia. Por cuestiones obvias los radiadores de obra (por diferenciarlos de aquellos que son móviles y que funcionan conectados a la corriente) están fijados a la pared, por lo que hay parte de ese calor desprendido que va contra un muro, desperdiciándose. Por este motivo compramos paneles reflectantes térmicos.

Un panel reflectante térmico es esencialmente una lámina que combina aislante y una superficie metalizada, de modo que por un lado actúa como barrera y por otro, hace que el calor rebote para cambiar de dirección y salir hacia la habitación. Aunque pueden fabricarse de forma casera, entre que son baratos y que los comerciales están mejor hechos, yo recomiendo comprarlos.

Como resultado de su colocación, la pared apenas se calienta y el calor es reflejado al entorno. De este modo, hay más calor del radiador que va a la habitación, lo que provoca que la temperatura ambiental suba antes, alcanzando así más rápido la temperatura de bienestar o simplemente, la temperatura consigna marcada en el termostato.

La colocación de paneles reflectantes se nota nada más ponerlo, pero la OCU ha calculado su impacto: recupera entre un 10 y un 20% del calor desperdiciado en la pared. Si con esta medida ayudamos a que la estancia se caliente antes y se alcance más rápido la temperatura consigna, entonces la calefacción tendrá que funcionar menos, lo que supone un ahorro energético y económico.

Ni soy manitas ni tenemos herramientas especiales, pero afortunadamente no hace falta: compramos un rollo por poco más de 10 euros que nos permitió cubrir la trasera de los tres radiadores que tenemos en casa y aún nos sobró. Solo necesitamos unas tijeras para cortar el panel a medida con cuidado para dejar espacios a los soportes del radiador y que no sobresalga por cuestiones estéticas. En casa ya contábamos con cinta de doble cara para pegarlos (los venden también con autoadhesivo, pero costaban más del doble). Ni media hora necesitamos para colocarlos.

Un burlete para evitar entradas de aire frío

Aunque nuestro piso tiene ventanas con cristales gruesos, las paredes no están muy bien aisladas y hasta la puerta que da a la zona comunitaria tiene holgura en la zona superior. Como resultado, los días más fríos si te colocas justo detrás de la entrada descalza, notas cómo pasa el aire y se escapa el calor por debajo de la puerta. La solución fue facilísima y low cost: un simple burlete.

Hay burletes de diferentes tipos y precios, pero el que compramos para casa es el que veis sobre estas líneas porque es el que consideramos mejor para evitar el paso del frío y nos costó menos de 10 euros. Hay otros que sirven para que no pasen bichos, pero afortunadamente no es nuestro caso.

Colocar este burlete no tiene mucho misterio ni requiere de elementos extra: una vez cortas a medida lo que necesitas (recomendación, córtalo a medida después, cuando lo hayas colocado con la puerta abierta) basta con deslizarlo por el borde inferior de la puerta y listo. Esto nos pareció importante porque sospechamos que alguien colocó algo similar con adhesivo, por lo que para colocar el nuevo burlete tuvimos que valernos de una espátula para retirar restos de pegamento.

Portada | Fotografía  Concepcion AMAT ORTA CC BY 3.0, vía Wikimedia Commons

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