Cuando se trata de evitar problemas en el hogar, hay pequeños gestos que pueden ahorrarnos un disgusto en el peor momento. Una fuga de agua durante nuestra ausencia puede provocar importantes daños materiales, pero este riesgo puede reducirse fácilmente con la instalación de un sensor sencillo y económico.
Estos sensores están diseñados para detectar la presencia de agua fuera de lugar. Son dispositivos muy asequibles y, al estar conectados a la red, pueden enviar una alerta directamente al móvil si se produce una fuga, permitiéndonos actuar con rapidez. No obstante, para que sean realmente efectivos, es fundamental prestar atención al lugar donde se instalan.
Colocar sensores de fugas de agua en casa es una de las medidas preventivas más eficaces para evitar reparaciones costosas y problemas mayores. Sin embargo, no basta con ponerlos en cualquier parte: su eficacia depende en gran medida de situarlos en puntos estratégicos, es decir, en aquellos lugares donde sea más probable que ocurra una fuga o se acumule agua sin que nos demos cuenta.
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Debajo del fregadero o del lavabo

Es uno de los puntos clásicos donde pueden aparecer fugas de agua y, por ello, uno de los lugares donde más se recomienda instalar un sensor de este tipo. En mi caso, tengo uno colocado justo debajo del desagüe del fregadero, ya que en alguna ocasión me ha dado un buen susto.
Este tipo de zonas son especialmente vulnerables porque concentran tuberías y elementos de desagüe que, con el tiempo, pueden deteriorarse. Un mal acoplamiento en las conexiones o una tubería dañada puede provocar pequeñas filtraciones que, al estar ocultas, pasan desapercibidas hasta que ya es tarde. Instalar un sensor aquí permite detectar cualquier fuga a tiempo y evitar que la acumulación de agua cause daños mayores.
En el inodoro
Otra de las zonas donde se recomienda instalar un sensor de fugas es en la base del inodoro. Esto se debe a que en este punto pueden producirse filtraciones en la unión con el suelo o pequeñas pérdidas de agua desde la cisterna, que acaban acumulándose y provocando humedades o filtraciones no visibles a simple vista. Detectarlas a tiempo es clave para evitar daños mayores.
Junto a la ducha o la bañera

En la zona de la ducha o la bañera también es recomendable instalar sensores de fugas, especialmente cerca del plato o en áreas donde pueda acumularse agua debido a un mal sellado de la mampara o a un posible atasco en el desagüe. Aunque las fugas en estos puntos suelen ser pequeñas, si se repiten a diario pueden acabar dañando materiales como la madera o provocar humedades que afecten a al vecino que vive debajo o a plantas inferiores.
Junto a la lavadora, el lavavajillas o la nevera
La lavadora es otro electrodoméstico al que conviene prestar especial atención, y colocar un sensor de fugas de agua cerca de ella es una medida muy recomendable. Instalado detrás o debajo del aparato, puede alertar ante una rotura de manguera o un desbordamiento, incidentes frecuentes que, si ocurren en nuestra ausencia, pueden pasar desapercibidos durante horas y causar daños considerables.
Tampoco hay que olvidar el lavavajillas, otro punto crítico dentro de la cocina. Al estar empotrado y tener difícil acceso, una fuga interna puede extenderse sin ser detectada a simple vista. Un sensor colocado en su base permite identificar a tiempo cualquier pérdida de agua silenciosa.
Del mismo modo, los frigoríficos con dispensador de agua o de hielo incorporado suelen contar con tuberías delgadas conectadas a la red de agua que, con el uso y el paso del tiempo, pueden soltarse o deteriorarse. Instalar un sensor detrás del frigorífico ayuda a anticiparse a posibles fugas y a evitar sorpresas desagradables.
Bajo la caldera o termo

En viviendas que cuentan con caldera, termo eléctrico o acumulador, especialmente si estos equipos se encuentran en un armario o cuarto de instalaciones, es muy recomendable instalar sensores de fugas de agua. Con el paso del tiempo, componentes como válvulas de seguridad, purgadores o conexiones pueden deteriorarse y provocar fugas considerables que, si no se detectan a tiempo, pueden causar daños importantes.
Extra: en el sótano

Para terminar, conviene repasar qué ocurre si tu vivienda dispone de sótano o zonas situadas a un nivel inferior, especialmente en áreas propensas a lluvias intensas o filtraciones. En estos casos, es muy recomendable instalar sensores cerca de las paredes, sumideros o bombas de achique, ya que estos espacios pueden inundarse sin que nadie lo note, sobre todo si no se revisan con frecuencia.
Gracias a estos sensores, ante la detección de una fuga o acumulación de agua, recibiremos una alerta inmediata en el móvil, lo que permite actuar antes de que el problema se agrave. Y si queremos ir un paso más allá, lo ideal es integrar el sistema con una válvula de corte de agua inteligente, capaz de cerrar automáticamente el suministro en cuanto se detecta una fuga. Así se garantiza una protección completa y una respuesta rápida incluso en nuestra ausencia.
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