Desde que convivo con una mascota, he tirado de inventiva para sobrevivir a los pelos que se acumulan. Pelos que se alían con el polvo y el resto de la suciedad para montar una batalla hasta ahora muy desigual. Por eso, si alguien me pregunta cuál fue la mejor compra que hice el año pasado, lo tengo clarísimo. Este accesorio se ha vuelto completamente indispensable.
Ya había compartido mi experiencia con una aspiradora de mano, que me dejó bastante satisfecho. Sin embargo, todo el trabajo tenía que hacerlo yo: aspirar manualmente y luego fregar. Por eso, con ciertas dudas, decidí atreverme con un robot que también friega. Lo he llamado "Manolo" y ahora se ha convertido en el rey de la casa.
Un fijo que funciona todos los días

No soy nuevo en este tipo de dispositivos. En 2016 me hice con un robot de la marca Netatmo, que para la época era bastante avanzado, con control desde la app y una buena capacidad de limpieza. Pero con el tiempo quedó obsoleto, hasta el punto de terminar arrumbado en una esquina. Además, el hecho de que la empresa haya cerrado no ayudó mucho a seguir usándolo.
Por eso, me lancé sin pensarlo demasiado y aposté por un modelo del que había escuchado críticas fantásticas: el Dreame X50 Ultra. Aunque su precio puede parecer elevado, en mi caso ha valido cada céntimo.

Desde el primer momento me sorprendió su tamaño. Es mucho más grande que el que tenía antes, pero tiene sentido: necesita espacio para los depósitos de agua limpia, agua residual y el contenedor de polvo. Y todo se limpia solo... o casi.

Hay dos aspectos que me han impresionado. Más allá de su capacidad de limpieza (de la que hablaré más adelante), lo primero que me llamó la atención fue el control tan preciso desde la aplicación. Puedo hacer prácticamente de todo, y una de las funciones que más agradezco es el seguimiento en tiempo real: en el mapa veo exactamente dónde está el robot y qué zonas ha limpiado.

Lo de la cámara de vigilancia es un extra curioso, aunque más anecdótico que otra cosa. Aun así, en algunas ocasiones me ha servido para detectar si ha habido algún problema durante la limpieza y además para detectar e identificar posibles obstáculos.

Al principio, me preocupaba usar mopas húmedas en un suelo de parquet. Había leído buenas opiniones, pero necesitaba comprobarlo por mí mismo. Ahora, tras casi cuatro meses de uso, sigo asombrado con el resultado.

Mi rutina de limpieza es sencilla: paso el robot aspirador todos los días y, cada dos, además de aspirar, activo la función de fregado. Con esa rutina no hace falta humedecer en exceso las mopas y sólo aumento la hidratación cuando llevo varios días sin limpiar.
Tiene distintos niveles de potencia y de fregado, pero por lo general utilizo la aspiración en modo automático y ajusto la humedad de las mopas entre 12 y 13. Con eso es suficiente para mantener a raya la suciedad diaria.

Con esta rutina, he ahorrado muchísimas horas de limpieza. Apenas uso la aspiradora de mano, salvo para rincones donde el robot no llega o para limpiar el sofá, la cama y las sillas. De hecho, desde que lo tengo, casi no he vuelto a coger la fregona.

Y es que para mejorar la limpieza, sobre todo en las esquinas, el cepillo exterior y la mopa correspondiente se abre, saliendo del cuerpo del robot para poder acceder a la suciedad de los rincones o de debajo de los muebles.

Con el tiempo, he descubierto funciones que pueden pasar desapercibidas pero que resultan muy útiles. La app envía avisos constantes: desde cambiar el agua residual hasta limpiar sensores o escobillas cada cierto tiempo. Además, permite programar el orden en el que se limpian las habitaciones, lo que me ha facilitado mucho la vida.

El robot incluye un completo kit de repuestos, que abarca desde mopas y cepillos hasta un líquido limpiador, que debe añadirse en uno de los compartimentos junto a los depósitos de agua. Lo cierto es que, con mi rutina de limpieza, desde que lo uso solo he tenido que rellenarlo una vez.
Antes ya usaba las líneas invisibles para delimitar zonas, pero a veces fallaban. Con este modelo y su sistema de guiado LiDAR, todo es mucho más preciso. Puedo dejar las puertas abiertas sin preocuparme, porque si le indico que no entre en un área, simplemente no lo hace.
En total, limpiar un piso de 100 metros cuadrados (mucho menos quitando los muebles de casa) le lleva unos 70 minutos. Y yo, mientras tanto, aprovecho ese tiempo para hacer cualquier otra cosa.
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