Aunque durante los últimos años Jamo apenas se ha hecho notar en el mercado de la Alta fidelidad, parece que poco a poco, con el respaldo del Grupo Klipsch, que se hizo con la firma danesa en 2005, va recuperando el estado de forma que la llevó a alzarse como uno de los principales fabricantes de cajas acústicas del mundo en los años 90 y la primera década de este siglo.
Las últimas series de altavoces que ha lanzado son las Concert 9 y 10, unas cajas acústicas que, como podéis ver en las imágenes, tienen un diseño muy cuidado, y que, además, parecen contar con una tecnología electroacústica digna de los mejores diseños de esta marca. Su recinto está construido a partir de paneles de MDF con acabado satinado, y el contorno de algunos de los altavoces que incorporan y los pies de desacoplo están acabados en cromo pulido. Pero lo más interesante son las innovaciones que han introducido en los altavoces de estas cajas para afinar su sonido.
El tweeter está sostenido por una placa que hace las veces de guía de onda antidifracción, y que, sobre el papel, permite a estas cajas incrementar la amplitud del sonido que proyectan y hacer menos direccionales las frecuencias altas. Por otra parte, el difragma de los woofers está fabricado con un compuesto al que en Jamo llaman HCCC (Hybrid Composition Conical Cone), y cuya composición exacta desconozco, que, según sus creadores, ofrece una gran rigidez y baja masa, lo que debería permitir obtener una gran dinámica y una distorsión reducida. Como veis, a falta de escucharlas "en vivo", tienen buena pinta.
La serie superior, la Concert 10, está formada por la columna C 109, el monitor C 103, el monitor para efectos C 10 SUR y la caja central C 10 CEN. Y la Concert 9 por las columnas C 97 y C 95, los monitores C 93 y C 91, el monitor de efectos C 9 SUR y el central C 9 CEN. El distribuidor de la marca en nuestro país aún no ha hecho públicos los precios que tendrán estas cajas, pero, como orientación, puedo adelantaros que el precio de la pareja de cajas de columna oscila entre 1.000 y 3.500 dólares en función del modelo, y los monitores entre 500 y 1.500 dólares, por lo que su relación calidad/precio, a priori, no está nada mal (esperemos que siga siendo atractiva después de la conversión a euros).
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