Cómo optimizar tu casa y equipos de climatización para superar la ola de calor ahorrando en la factura de la luz

Ya está aquí la segunda ola de calor del año, un periodo de más de cinco días que tendrá su punto crítico a partir del miércoles, momento en el que una masa de aire extremadamente cálida quedará estancada justo encima de la Península y el suroeste de Francia haciendo que las temperaturas se disparen por encima de los 45 grados a la sombra en algunas regiones españolas.

Desde el Gobierno se pide precaución a la población a la hora de salir a la calle con estas altas temperaturas, pero también tomar medidas para reducir el calor dentro de las viviendas, sobre todo si hay personas delicadas de salud, niños o ancianos en casa.

Sin embargo, con la situación actual de "escasez" energética y el precio de la luz esperando cualquier oportunidad para volver a dispararse, la vicepresidenta Teresa Ribera ha pedido además "prudencia en el consumo eléctrico doméstico" ante la ola de calor, ya que si se incrementa considerablemente la demanda subirá aún más el coste de la electricidad, algo que ya hemos empezado a notar hoy, con un precio medio de 0,399 €/kWh.

¿Significa esto que debemos renunciar a encender el aire acondicionado en casa? Pues no, pero lo que si podemos hacer es un uso más inteligente del mismo, complementando sus ventajas con las de otros elementos pasivos y activos del hogar. ¿Cómo podemos optimizar nuestra vivienda para superar la ola de calor gastando lo menos posible?

Aprovechando al máximo los métodos pasivos para bajar la temperatura en casa

A la hora de rebajar la temperatura dentro de casa podemos empezar por aprovecharnos de los consejos clásicos que nos permiten lograr un ambiente más agradable sin necesidad de gastar un euro en electricidad.

Son los "trucos de la abuela" y pasan por utilizar a nuestro favor recursos como ventanas, cortinas, toldos y estores para crear por un lado zonas en sombra y por otro corrientes de aire fresco que pasen al interior de la vivienda.

Estos días de tanto calor ventilar la casa a primera hora de la mañana, cuando la temperatura es más agradable resulta fundamental. Es una forma de renovar el aire de la casa y de paso evitar malos olores. También conviene a primera hora de la mañana bajar las persianas, toldos y estores, antes de que comiencen a incidir los rayos de sol.

El objetivo es mantener el aire fresco que hemos logrado introducir al ventilar la casa a primera hora durante el mayor tiempo posible. Para ello podemos ayudarnos también de las plantas, nuestros amigos vegetales que si son de hojas verdes y grandes refrescarán el ambiente al rociarlas con un poco de agua.

Por supuesto, en las horas centrales del día conviene evitar o usar lo menos posible aparatos que generen calor dentro de casa, como por ejemplo hornos, la placa de gas, pero también televisores de gran formato, videoconsolas, ordenadores de alta gama, etc.

Si resides en una casa orientada en varias direcciones o tienes varias plantas, una forma de evitar el calor en la medida de lo posible es aprovechar las zonas menos castigadas por el sol. Si tienes que desarrollar cualquier actividad es interesante hacerlo en una estancia orientada al norte. En el caso de las casas con varias plantas es mejor aprovechar las del nivel inferior, puesto que el calor tenderá a ir hacia arriba.

Combinar el aire acondicionado con otros sistemas de refrigeración

Los aires acondicionados tradicionales basados en sistema de intercambio de calor por compresión son capaces de generar frío en su circuito interior que posteriormente deben sacar al exterior mediante una serie de ventiladores generalmente en formato cilíndrico.

Y realizan esta tarea muy eficientemente, pero el problema es que no siempre podemos tenerlos colocados en el lugar ideal de la casa donde más cantidad de frío serían capaces de mover, ya que a la hora de instalar los aparatos de pared muchas veces solo podemos hacerlo donde haya un hueco adecuado en la sala que además sea compatible con la instalación del aparato exterior.

Por ello, como ya vimos a fondo en su día, en muchos casos resulta conveniente utilizar el aire acondicionado de pared o portátil para generar frío y luego otro sistema para ayudar a distribuir este frío por la sala hasta nuestra posición.

Por ejemplo podemos emplear un clásico ventilador con aspas en forma circular de los de toda la vida, uno en formato torre, un evaporador con sistema de ventilación integrado o incluso un humidificador si cuenta con buena capacidad de ventilación.

Si colocamos estratégicamente estos equipos auxiliares en una zona de la habitación intermedia entre la salida del aire acondicionado y nuestra posición lograremos una mejor distribución del frío que llegará en mayor cantidad y más rápido hasta nosotros y hasta todos los rincones de la sala.

También podemos optar por utilizar junto al aire acondicionado principal un sistema de refrigeración personal de campo cercano que ayudará a lograr una mejor sensación térmica. Son unos equipos con función de refrigeración por evaporación de agua y hielo capaces de bajarnos la sensación de calor gastando poco más que una bombilla.

Optimizar el uso del aire acondicionado en casa

Si contamos con uno o varios aparatos de aire acondicionado en casa, resultará interesante optimizar su uso para que refresquen gastando lo menos posible. Para ello y como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, debemos en primer lugar encender los equipos en el horario más barato.

Estos sistemas funcionan mediante un sistema de compresión que realiza un ciclo de intercambio de calor para producir el frío en la unidad interna. Dicho proceso es el que más electricidad necesita, sobre todo cuando encendemos el aparato desde cero y tenemos que comenzar a enfriar la sala.

Por este motivo, conviene trasladar el momento de encender el aire acondicionado a la franja horaria donde el precio por kilovatio sea más reducido cada día. En caso de que nuestra tarifa sea regulada este momento suele situarse alrededor de las 14:00 horas por las mañanas, sobre las 22:00 horas por las noches en días laborables y entre las 14:00-16:00 horas los fines de semana.

La idea básica es asegurarnos de encender el aire en este horario de precio mínimo de la luz, que será cuando más gastará el equipo, y luego, cuando ya esté la casa fresquita podamos bajar la potencia de funcionamiento para gastar menos. Es decir, lo importante es que el pico de consumo al encenderlo se produzca cuando menos nos va a costar cada vatio.

Otro factor que puede ayudarnos a ahorrar significativamente en el uso diario del aire acondicionado es el relacionado con la temperatura objetivo que seleccionemos. Como ya vimos en su día, la temperatura recomendada en verano para estar en casa ronda el rango de 23 a 25 grados y bajar artificialmente esta cifra nos hará gastar entre un 5% y un 7% más en la factura de la luz por cada grado.

También es recomendable no andar encendiendo y apagando el aire cada pocas horas si nuestro modelo tiene un compresor de tipo inverter, la principal tendencia ahora mismo. En estos casos, una vez hemos alcanzado la temperatura óptima deseada el equipo va a bajar de potencia y a situarse en un rango de muy bajo consumo durante el cual es capaz de mantener la temperatura con un gasto mínimo, subiendo y bajando en la capacidad de refrigeración si lo necesita.

Esto nos permite que, una vez realizado el máximo consumo eléctrico al arrancar y lograr alcanzar la temperatura solicitada durante un cierto tiempo que puede ser de 30-60 minutos, por muy poco consumo eléctrico más y suponiendo que el resto de condiciones no varían, como la temperatura exterior, el número de personas en la habitación, etc. podemos mantenernos en un entorno térmico de confort con un coste más bajo.

Usar el modo ventilador del aire acondicionado

Es una función que está presente en la mayoría de modelos de aire acondicionado y básicamente consiste en proporcionar un flujo de aire constante utilizando los ventiladores internos del aparato pero sin activar el compresor del equipo, ya esté situado en la calle o en el interior del mismo en los modelos portátiles.

El resultado es la emisión de aire a temperatura ambiente, como si de un ventilador clásico se tratase, con un menor nivel de ruido y un consumo eléctrico mucho más reducido, puesto que no se enciende el compresor, lo que se traduce en un gasto eléctrico generalmente inferior a los 50-60 vatios frente a los más de 500-1000 vatios que usaremos en el modo de enfriamiento.

Por supuesto no estaremos añadiendo aire frío a la habitación ni sacaremos la humedad, ya que no funciona el sistema encargado del ciclo de calor del aparato, pero si produciremos una corriente de aire que nos permitirá obtener varios resultados principalmente al usarlo por las mañanas y noches.

Para empezar, renovamos el aire de la habitación sobre todo si dejamos alguna ventana abierta total o parcialmente. Además, produciremos una sensación térmica más reducida en la estancia en las horas donde todavía no hace mucho calor.

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