Apagar la calefacción o dejarla encendida cuando salimos de casa un rato: esto dicen los expertos

La respuesta dependerá de cada vivienda particular y del tipo de calefacción que tengamos, pero hay unas pautas básicas que podemos seguir para ahorrar

Una de las dudas más habituales a la hora de usar nuestros equipos de calefacción suele ser la relacionada con qué conviene hacer con ellos cuando vamos a estar fuera de la vivienda un cierto tiempo relativamente corto.

Es por ejemplo algo que sucede cuando tenemos que salir a comprar algo a una tienda cercana, vamos a dar una clase por la tarde, al gimnasio, a visitar un rato a un vecino o amigo, etc. En estos casos donde estaremos ausentes periodos de un par de horas como mucho, ¿es mejor apagar la calefacción por completo o es recomendable dejarla conectada todo el tiempo aunque sea a menor temperatura?.

Apagar o dejar encendida la calefacción cuando salimos de casa, el eterno dilema

Son situaciones que la mayoría hemos vivido con frecuencia y para las que no hay una respuesta ideal que sirva a todo el mundo, ya que cada vivienda será un caso concreto que deberíamos analizar teniendo en cuenta aspectos como en qué región vivamos, la orientación de las habitaciones, las dimensiones, el número de ventanas, el tipo de aislamiento en las paredes, el sistema de calefacción que tengamos instalado y la inercia térmica de la casa.

Este último punto es fundamental y cada persona sabrá más o menos cuál es la de su domicilio, ya que se trata básicamente del nivel de aislamiento térmico de la vivienda y de si la temperatura del interior cambia rápidamente al dejar de aportar calor en invierno o frio en verano o por el contrario se mantiene más o menos constante durante horas.

¿Qué dicen los expertos al respecto? Pues el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en su página web o el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético) en este artículo coinciden en que se gasta menos energía apagando la calefacción al ausentamos, volviendo luego a conectarla de nuevo que dejándola todo el rato encendida.

El motivo es que mantener dentro de casa una temperatura por encima de 20 grados centígrados cuando el exterior está muy por debajo de esta cifra en general exige un aporte continuo de energía debido a las diferentes pérdidas de calor de la vivienda producidas a través de los muros, ventanas o techos. Pero esto es en el caso de que la inercia térmica de nuestra vivienda sea baja. Es decir, que el calor del interior se pierda rápidamente. Según el IDAE expone en su web:

Conviene ajustar el encendido de la calefacción al horario real de ocupación de las viviendas y apagarla por la noche, ya que cuando estas acostado y arropado no es necesaria la calefacción ya que con 15-17ºC es suficiente para dormir confortablemente.
Como norma, apagar por la noche y encender unos minutos al levantarse, es mucho mas eficiente que dejarla encendida toda  la noche.

Pero, ¿qué sucede si nuestra vivienda está bien aislada o si el tiempo que estamos fuera de casa es inferior al que tarda esta en enfriarse desde la temperatura de confort (entre 20-23 ºC) cuando dejamos de aportar calor hasta una temperatura que consideremos mínima soportable (por ejemplo 14-15 ºC). En estos casos podemos dejar la calefacción conectada a plena potencia o, mejor aún, bajando el termostato tres o cuatro grados para ahorrar.

La clave aquí está en que así nos evitaremos que al volver  a casa y querer recuperar la temperatura de confort los equipos tengan que arrancar de cero y necesitar de nuevo un consumo energético puntual o de pico más elevado, algo clave por ejemplo en los sistemas eléctricos si estamos en las horas de mayor coste en nuestra tarifa eléctrica que generalmente se sitúa por la tarde.

Otro caso particular es el de los sistemas de calefacción basados en estufas de leña y pellets, donde no suele ser rápido ni cómodo apagar por completo el fuego para luego volver a encenderlo nada más llegar a casa y recuperar la "temperatura crucero", sobre todo en las estufas tradicionales donde al volver a casa habrá que usar otra vez astillas, pastillas de encender, etc. que además tienen un coste más elevado.

Aquí lo recomendable es dejar los tiros cerrados para que la combustión sea más lenta y con combustible suficiente como para aguantar el tiempo que estaremos fuera de casa. Siempre y cuando el fuego esté contenido en el interior de la estufa (por ejemplo en los modelos en kit con puertas cerradas), ya que si lo que tenemos es una estufa o chimenea de tipo abierto no conviene dejar el fuego encendido si no vamos a estar para controlarlo.

Imagen portada | Pxhere

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