El problema de la luz residual no afectaba a las bombillas clásicas, pero la poca corriente que queda si afecta a las LEDs
Hace poco más de un año me hice con una lámpara pequeña conectada al Wi-Fi para tenerla en la mesita de noche. La sorpresa vino al usarla en completa oscuridad: se quedaba una luz residual bastante molesta para dormir, y el responsable era el pequeño LED indicador de la base.
Ya tenía otro modelo parecido, aunque de otra marca, y pensé que tendría que repetir el mismo proceso que en su momento seguí para eliminar aquella luz residual. Sin embargo, esta vez la solución ha sido mucho más sencilla, aunque también un poco inesperada.
La solución estaba en la app
El problema con la lámpara era claro: al apagarla, quedaba un brillo rojo bastante intenso que en plena oscuridad resultaba imposible de ignorar. Esa luz ocupaba casi toda la superficie de la lámpara y rompía por completo el ambiente de descanso.
La luminaria, en este caso de la marca Meross, funcionaba perfectamente en todo lo demás, pero este detalle me estaba desesperando. Buscando entre las opciones de la app, encontré un ajuste relacionado con el LED de la base, ese indicador que sirve para localizar el botón de encendido cuando estás a oscuras.
La solución para acabar con la iluminación residual fue tan fácil como desconectar ese indicador LED. Eliminó el problema al instante, aunque a cambio, encender la lámpara totalmente a oscuras requiere ahora tantear un poco la superficie hasta dar con el botón.
No sé si se trata de un descuido en el diseño o simplemente algo que el fabricante no ha tenido en cuenta, pero recuerda muchísimo a lo que ocurre con algunos pulsadores de pared con LED incorporado: ese piloto es justo el culpable de que quede una luz tenue en las bombillas que controlan.
Lo curioso es que este inconveniente ya lo había resuelto en otra ocasión con un pequeño fusible o módulo antiparpadeo colocado en el pulsador, pero al tener ahora la lámpara conectada a una regleta inteligente, siempre había un pequeño aporte de energía que hacía que esa luz residual se siguiera percibiendo.
El motivo de la luz fantasma
Cuando una bombilla LED queda ligeramente encendida a pesar de tener el pulsador apagado, la causa suele estar en el propio interruptor. Muchos pulsadores incluyen un pequeño LED indicador que sirve para localizarlo en la oscuridad o mostrar si está activado. Ese piloto, aunque consume muy poco, necesita una pequeña cantidad de corriente para funcionar, y la obtiene dejando pasar una microcorriente a través del circuito donde está conectada la bombilla.
El problema es que las bombillas LED son extremadamente sensibles. Esa corriente mínima, que en una bombilla incandescente sería totalmente irrelevante, en un LED es suficiente para generar un brillo leve o incluso pequeños destellos. Además, algunos modelos incluyen drivers internos que se cargan con esa energía residual y la liberan en forma de parpadeos.
En algunos casos, el problema puede verse agravado si el interruptor está cortando el neutro en lugar de la fase, aunque la causa principal casi siempre es el piloto del mecanismo. También influye la calidad de la bombilla: las más baratas tienen menos protección frente a microcorrientes.
La solución más directa es desactivar o quitar el piloto LED del interruptor, porque es quien provoca esa corriente de fuga. Si quieres mantenerlo, puedes instalar un pequeño componente llamado “módulo antiparpadeo” o “condensador de derivación”, que se coloca en la lámpara y se encarga de absorber esa corriente. Otra opción es usar bombillas LED de mayor calidad, que ya integran sistemas para evitar este efecto.
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